Cada decisión económica del gobierno Duque lo debilita
Redacción política
Absurdas resultan las decisiones tomadas por el gobierno de Iván Duque, en materia económica, incluso entre su propio electorado, por lesionar el ya precario bolsillo de los colombianos del común.
Las promesas de campaña de dar un viraje de 180 grados a las políticas de estancamiento económico impulsadas por el anterior gobierno quedaron en eso, promesas vacías y sin cumplimiento, porque lo que queda claro es que el presidente de los colombianos, su gobierno y su partido, están aplicando las mismas recetas que los gobiernos de los últimos 30 años.
Por la misma línea
Su primera acción de continuismo fue aceptar, casi de manera completa el Presupuesto General de la Nación de 2019 propuesto por Santos y su ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas. Carrasquilla, Ministro de Duque, presentó unas ligeras modificaciones en los ingresos de la Nación, y concluyó que Colombia tenía un déficit fiscal de14 billones. Con ese argumento impulsó su reforma tributaria vía ley de financiamiento, una gran muestra de lo maniobrero que ha sido el Ministro Carrasquilla.
Luego vino el Presupuesto de las regalías para 2019 y 2020, un trámite casi notarial pues la asignación de rubros para gastos de inversión social no tiene mucho margen de modificarse, por eso Duque ya advierte que el presupuesto bienal de las regalías será modificado mediante un proyecto de ley para reorientar esos recursos.
Por su parte en el presupuesto de Regalías de 2019 y 2020, continúa la feria de recursos para que sean disfrutados por las mismas empresas que los pagan. Si bien los porcentajes que plantea la Constitución para la repartición de las regalías se respetan (incluyendo un rubro importante para la implementación del acuerdo de paz), la ley que se aprobó contiene la posibilidad de que las empresas extractivas realicen “obras por regalías”, es decir que si estas empresas construyen, por ejemplo, una carretera de la cabecera municipal hasta el pozo de explotación y además extienden una red eléctrica que provee de energía dicho pozo, estas obras podrán ser descontadas del pago total de regalías que liquide, sin mayor control a la hora de generar una utilidad social de las obras. Por lo demás, no plantea ningún gasto de inversión que realmente impacte positivamente la economía cotidiana, ni siquiera con el famoso billón de pesos que iría del SGR a la educación superior, lo cual aún está en veremos (no se afectan estos recursos a ningún fondo del sistema y su otorgamiento depende de la voluntad de los entes territoriales y los Órganos Colegiados de Administración y Decisión a cargo de los proyectos de inversión producto de las regalías.
Conveniente déficit
Para cerrar el año 2018, Duque en materia económica aprobó una pírrica suma del 6% a los trabajadores de Colombia que ganan un salario mínimo, mientras en sesiones extraordinarias, aprobaron a pupitrazo la mencionada ley de financiamiento que en últimas no solucionará el supuesto déficit del 14 billón y por el contrario la ley de financiamiento recaudará apenas 8 y permitirá beneficios tributarios de un orden de 7 billones, es decir, 7 billones que no recibirá el presupuesto del año 2019.
En términos numéricos, si al aumento del 6 % en el salario mínimo le restamos el 3,18% de la inflación, se evidencia que el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras de Colombia solo aumentará en un 2,82%, sin contar con las consecuencias de la reforma tributaria, que podrían generar una cifra negativa.
Teniendo en cuenta que la situación económica del país no es la mejor (por no decir que estamos ad portas de una nueva crisis) el año 2018 cerró con una inflación del 3,18% según el DANE, con una tasa de crecimiento del PIB de 2,8%, un dólar con una fuerte tendencia al alza (a pesar de la mediana estabilización de los precios de hidrocarburos), una tasa de desempleo del 8,8 % y una tasa de informalidad laboral de 48%.
Según el artículo 334 de la Constitución Política de Colombia, “La dirección general de la economía estará a cargo del Estado”. Este mandato constitucional le impone al Estado la obligación de tomar medidas tendientes a corregir los errores que pueda cometer el libre mercado, pero sobre todo es una orientación tendiente a que desde la actividad económica y social del Estado se reduzca la desigualdad y se materialice la repartición de las riquezas. Una cosa es la orientación constitucional, otra la realidad de las imposiciones económicas de la OCDE.
Lo que viene
En efecto, ninguna de las medidas planteadas por Duque en materia económica ha generado medidas tendientes a superar la difícil situación económica de los colombianos, por el contrario, los instrumentos aprobados pueden hacer más difícil esta situación, lo que los economistas llaman las medidas procíclicas.
En cuanto al impacto efectivo que tendrá en los bolsillos de los trabajadores colombianos, ni la DIAN, ni el Gobierno, ni los analistas saben a ciencia cierta lo que aprobaron y cuál será su impacto, una muestra más del fracaso de esta reforma tributaria. Como dato de cierre, el Gobierno ya pidió una autorización para endeudarse por 3.200 millones de dólares (unos 10 billones de pesos) para compensar el fracaso de esta ley.
Según los oráculos de la economía colombiana, las proyecciones para el 2019 son prácticamente inerciales, planteando un crecimiento del PIB de 3% en promedio, una inflación de 3,2 a 3,9%, una estabilización del precio internacional del petróleo en USD$70 por barril y unas tendencias parecidas en el mercado laboral. Fiel muestra de la inactividad contra cíclica del Estado.
Desgaste de Duque
Bajo esta perspectiva, y teniendo en cuenta que el 2019 será un año importante para avanzar en el poder local desde las fuerzas alternativas, urge redoblar los esfuerzos para evidenciar la carencia del Estado en la conducción de la economía, lo que nos ha conllevado a una dictadura corporativa y del mercado. Si bien es cierto que desde el ejercicio parlamentario de la bancada de oposición se han hecho ejercicios interesantes con la construcción de ponencias alternativas en el Presupuesto General de la Nación y la Ley de Financiamiento, es preciso que logremos consensuar unitariamente algunas propuestas económicas viables desde los territorios, para que desde la proximidad de la administración pública, se fortalezca la acción del Estado en la conducción de la economía para que de esta manera sea posible romper con la macabra tradición de que sea la economía la que determine la acción del Estado.
Lo cierto es que el pronóstico más acertado es aquel que señala el 2019 como el año de la combinación de formas de movilización, en la calle, en las redes sociales y en las urnas. La política económica neoliberal que profundiza Duque se puede derrotar ganando las elecciones locales, cambiando el mapa político del país y haciendo una férrea resistencia a las políticas económicas de los más recalcitrantes neoliberales.