#21E, el regreso de las movilizaciones

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En Bogotá, varias marchas confluyeron en el Parque Nacional, para luego desplazarse a la Plaza de Bolívar. Foto J.C.H.

La primera gran manifestación de descontento y rechazo a las políticas de Iván Duque tuvo una contundencia que presagia lo que viene para los próximos días. El Comité de Paro exige negociar, mientras el Gobierno solo ofrece dialogar

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino

Como estaba previsto, ayer 21 de enero regresaron las movilizaciones que desde hace dos meses se realizan en todo el país contra las políticas económicas del Gobierno de Iván Duque, y el genocidio contra líderes y lideresas sociales.

En todas las capitales de departamento, miles de estudiantes, sindicalistas, trabajadores, profesores, jóvenes, conductores de Uber, taxistas y dirigentes políticos alternativos, entre otros, realizaron marchas, plantones, mítines y actos culturales para recordarle al Presidente de la República que debe sentarse a negociar con el Comité Nacional de Paro porque hay una agenda irresuelta. Además, que se oponen a la imposición de medidas económicas en contravía de las exigencias de las organizaciones sociales. Los colombianos no aceptan imposiciones como el reajuste en el salario mínimo, y en las calles las pancartas y los gritos evidenciaron el rechazo al desentendimiento del Gobierno nacional de las masacres contra campesinos.

Las arengas también rechazaron la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y los planes de intervención militar a Venezuela en los que participaría Colombia. De manera irónica, marchantes en Bogotá decían que no se explicaban cómo el presidente de la República pudo identificar células de Hezbolá y el ELN en Venezuela, y no saber y capturar a los asesinos de los campesinos en Colombia.

Aumentan los motivos

Más allá del petitorio del Comité de Paro, que consta de 104 puntos, los colombianos marcharon por el cansancio que sienten con el modelo económico, independientemente de que sus reclamos no estén en las peticiones del movimiento social. Otros pidieron paz, cese de los asesinatos y cumplimiento de los acuerdos firmados con las Farc en La Habana.

Por la carrera séptima de Bogotá se dirigió hacia la Plaza de Bolívar, Olga Betancurt, de la asociación de desplazados, Andescol, organización con siete mil afiliados en el ámbito nacional. Se movilizó con un grupo de 30 de sus compañeros quienes son víctimas del conflicto armado. Cree que las políticas del presidente Duque van en contra de cualquier posibilidad de desarrollo del país. “Apoyamos el paro y pedimos la reparación integral para las víctimas”.

Asimismo, Hernán Mojica, instructor contratista del Sena, caminó para protestar por las problemáticas sociales del país: “Por los líderes sociales que están siendo asesinados día a día sin la atención del Gobierno, por la reaparición del paramilitarismo, por una mejor educación, por unas mejores condiciones laborales para los trabajadores, profesores, médicos y jóvenes”.

Explicó que en la institución para la que trabaja hay nóminas paralelas manejadas a través de OPS, sin prestaciones sociales, que no garantizan 12 meses de salario, y que obligan al trabajador a asumir responsabilidades que deberían ser garantizadas por el Estado, como la salud y la pensión.

Por otra parte, pero también desde el ámbito de la educación, Ricardo Sánchez, profesor de la Universidad Distrital y afiliado a la Asociación Sindical de Profesores Universitarios, ASPU, marchó por los incumplimientos del Gobierno en la mesa con estudiantes, trabajadores y profesores.

“Hay un problema grave en la universidad pública que tiene que ver con la formalización de las plantas docentes y de los trabajadores, ya que el 75% de ellos están precarizados con contratos que no corresponden y que desmejoran la calidad de la educación y la excelencia académica. Tiene que ver con la intromisión del modelo neoliberal en la universidad pública. Cada universidad tiene que luchar de manera aislada, fraccionada el tema de la formalización docente, lo que puedan rasguñar de los recursos para funcionamiento”.

A las 5 de la tarde en las principales ciudades del país, se realizó un cacerolazo.

El saboteo de siempre

En la capital del país se realizaron 20 marchas desde y hacia diferentes partes de la ciudad. Desde tempranas horas en la mañana, hubo plantones en estaciones del Transmilenio que fueron reprimidos por el Esmad, luego de que se agotaran los protocolos de atención a protestas, estipulados por la alcaldesa Claudia López. 

Estos consisten en la intervención de las madres gestoras, quienes intentan disuadir a los manifestantes para levantar el bloqueo de la vía; luego harán presencia los gestores de convivencia; seguidamente la policía con la fuerza disponible; y de no lograrse el despeje, entra el Esmad.

Por su parte, el presidente de la República, desde Caucasia, Antioquia, en el Bajo Cauca Antioqueño, lugar donde se han recrudecido los asesinatos contra campesinos y donde hizo una visita a las tropas del Ejército, dijo sobre los disturbios: “Tenemos que, como sociedad, ser muy claros y contundentes en que se puede diferenciar una expresión pacífica y democrática en el orden y en los lugares que determinan las autoridades locales, pero jamás aceptar que se vulneren los derechos de los demás y que se apele a las vías de hecho”.

Sobre la exigencia de sentarse a negociar con el Comité de Paro, Duque no hizo pronunciamiento, por lo contrario, recordó que desde noviembre pasado el Gobierno adelanta una conversación nacional, con la cual: “Queremos escuchar a todos los sectores, para que pasemos a una actitud de propuesta donde nosotros podamos ir resolviendo muchas necesidades que tiene el país, que vienen de muchos años atrás”. El pronunciamiento muestra que las partes están cada vez más lejos.

Sobre las protestas que impiden la movilidad y las respuestas a las agresiones policiales, el primer mandatario expresó: “Creo que esos actos contra la fuerza pública, esas agresiones, también obligan a que tengamos capturas y sanciones ejemplarizantes”.

Por otra parte, en la capital del país hubo quejas acerca del incumplimiento del protocolo de la Alcaldía y del abuso del Esmad, que dejó como resultado heridos y detenidos. Además, de la participación de infiltrados de la Policía que encapuchados sabotearon las manifestaciones para justificar las agresiones policiales.

El arte es político

Concierto en la Plaza de Bolívar de Bogotá. Foto J.C.H.

En la Plaza de Bolívar de Bogotá se vivió una fiesta. En una tarima hubo un desfile de diferentes artistas que se han identificado con las peticiones del paro, y que con la realización de conciertos se han puesto la camiseta cada vez que hay manifestaciones.

Mario André Muñoz, cantante de Doctor Krápula, en respuesta a quienes los critican por la utilización del arte para protestar, respondió: “El arte sin un objetivo claro de carácter social no tiene sentido. Es el medio que ha contado los hechos más importantes de la historia humana. Tener un micrófono en la boca es un acto político, así esté cantando una canción de amor, todo lo que le proyecta a la gente es un acto político. Como ciudadano, no como artista, tengo empatía con lo que sucede”.

A su vez, el cantante César López, argumentó: “El artista es un actor político. Cada canción que escribe tiene la intención de leer la realidad, reinterpretarla y postularla para que sea admitida. Cada vez que hace un cuadro, se pinta algo se reconstruye una memoria, se propone una idea, eso es un acto político”.

Las próximas citas de las organizaciones sociales que sostienen las movilizaciones, serán los encuentros regionales que alimentarán la agenda y fortalecerán la unidad, los cuales se llevarán a cabo hasta el 29 de enero. Pero también se realizará en Bogotá, el segundo encuentro nacional sindical, social, popular y étnico los 30 y 31 del mismo mes.