El pasado 23 de febrero, la oposición venezolana, liderada por el diputado y autoproclamado presidente Juan Guaidó, pretendió culminar la última etapa de las provocaciones no solo contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro Moros, sino contra el mismo Estado venezolano, intentando violar las fronteras de su país, preparando un burdo montaje con el cual buscó legitimar la invasión militar de la hermana República Bolivariana de Venezuela.
No obstante, a pesar de las mentiras de la canalla mediática, ninguna pudo impedir las gigantescas movilizaciones del pueblo venezolano antes, durante y después del 23 F. Nuevamente el pueblo bolivariano ha dado un portazo en la cara a las intenciones golpistas al interior y exterior de Venezuela. Se demuestra una vez más que el chavismo es la fuerza dirigente de la sociedad venezolana a pesar de que se le quiera minar su dignidad, su combatividad, con el descarado bloqueo financiero y el pillaje de su recurso financiero impuesto por Trump y sus aliados, ya sea mediante la congelación de sus reservas internacionales o robo de sus empresas en el extranjero como la refinadora y distribuidora de combustible Citgo con sede en EE.UU.
El bluff de Guaidó y de la ultraderecha continental con la supuesta “ayuda humanitaria” en nuestra frontera, desmentida por la Cruz Roja Internacional, queda desmontada día a día ante la tolerancia, planeación y participación de elementos terroristas colombianos patrocinados por el gobierno de Iván Duque y el Centro Democrático, que incineraron a propósito sus camiones.
En la medida que la maniobra “humanitaria” perdía peso, y la movilización interna de la oposición en las principales ciudades fue pacífica a excepción de las fronteras, diversos países del lacayo Grupo de Lima fueron rechazando la opción de la intervención militar, de lo cual debemos congratularnos. No obstante debemos alertar que tanto Trump, Duque como Guaidó no descartan aún una intervención militar, la cual serviría tanto para aliviar los problemas de credibilidad de Trump y Duque en el ámbito doméstico y daría un nuevo impulso al traidor diputado Guaidó, hoy prófugo de la justicia venezolana.
Los impactos de la fallida estrategia opositora, en cabeza de Guiadó que representa a los sectores más reaccionarios, pro imperialistas de la oposición venezolana aún son desconocidos, es posible que sectores más proclives al diálogo ganen mayor audiencia al interior del bloque opositor. Paralelamente, la diplomacia bolivariana gana aliados en el concierto internacional con el fin de poner fin al pillaje y el bloqueo financiero, y se inicia un sinfíin de actos de solidaridad con Venezuela en diversas partes del mundo, de lo cual no podemos ser ajenos.
La tarea de las y los comunistas es ganar la conciencia de los sectores revolucionarios, democráticos y progresistas para agitar la bandera contra la intervención imperialista, en contra de una nueva guerra por petróleo y en la medida que se aleja la opción guerrerista denunciar el endurecimiento de las criminales sanciones financieras y comerciales anunciadas por el Grupo de Lima que impiden comprar alimentos, medicinas, maquinaria y equipo que permitan normalizar la vida cotidiana de las y los venezolanos.
Desde nuestra perspectiva la salida a la polarización socio política en Venezuela, pasa por un diálogo soberano entre el gobierno legítimo en cabeza del presidente Nicolás Maduro y la oposición venezolana, sin chantajes o presiones políticas, financieras, comerciales o militares de ningún tipo. En este sentido los esfuerzos de México y Uruguay por buscar una salida política y pacifica están en la vía correcta y sensata.
Los colombianos debemos cobrar a este gobierno políticamente por crear de manera irresponsable un ambiente propicio para la guerra entre naciones hermanas, por permitir que organizaciones y personas foráneos o nacionales fomenten acciones terroristas contra los venezolanos.
El valeroso pueblo venezolano chavista ha salido a defender nuevamente su soberanía, la paz para su país y con ello la paz continental, derrotando a los guerreristas internos y externos. El chavismo ha defendido nuevamente, como en los últimos 20 años, su revolución con sus éxitos, errores y limitaciones estructurales. Solo el pueblo de Venezuela tiene en las manos su destino, los colombianos debemos respetar ese derecho.