A la localidad de Suba llegó el candidato a la presidencia Gustavo Petro. Además de pedirle a la ciudadanía su voto por la lista Decentes en el ámbito nacional, explicó las razones políticas por las que les niegan a los bogotanos un sistema de transporte digno
Redacción Política
En un efusivo discurso, de esos que han llenado las plazas principales de Sincelejo, Pasto y Valledupar, recientemente, el candidato a la presidencia Gustavo Petro, dijo en Bogotá que el metro subterráneo es una disputa política entre quienes pretenden un transporte digno a las necesidades de los bogotanos y quienes quieren mantener el modelo de buses rojos de Transmilenio. El discurso es una explicación sobre los intereses de las familias que están detrás del negocio, a quiénes financian en esta campaña política y porqué siguen apoyando al alcalde Peñalosa y su afán de llevar Transmilenio por la Séptima, la Boyacá, la avenida 68, desechando de plano un sistema de transporte como el metro subterráneo o el tranvía, más pequeño, con mayor capacidad de flujo de pasajeros y menos contaminante. Aquí lo que dijo el exalcalde de Bogotá en Suba.
La tradición de robar
“Hoy estamos ante un gobierno que en Bogotá ha decidido hundir las posibilidades de un transporte multimodal afincado en un metro subterráneo, tan potente como para entregarle a la ciudadanía bogotana una movilidad digna. Bogotá tiene 60 años de hablar de un modelo de transporte público. El primero en hablar de transporte masivo fue, hace varias décadas, Jorge Eliécer Gaitán, y lo destituyeron por pensar en un transporte de propiedad pública, por proponerlo y hacerlo efectivo. Después lo asesinaron”.
“El metro subterráneo no es un invento nuestro, en ciudades de la misma población como Bogotá, incluso más pequeñas del continente, como Quito o Panamá, lo tienen, habrá que preguntarse si todos esos pueblos del mundo se han equivocado, si es un completo error haber apostado por un transporte multimodal, que se convienen los metros, los buses, los tranvías. Quisiera traer a los medios de comunicación RCN, Caracol, a los directores Darío Arismendi y Néstor Morales, para que nos explicaran por qué razón desde sus medios de comunicación, instrumentos de la pedagogía cotidiana de una sociedad, no dicen las razones por las que sostienen que un metro subterráneo y un sistema multimodal de transporte no le sirve a la ciudad”.
La nefasta gran prensa
Habría que preguntarles a esos periodistas, por qué le ocultaron a la ciudadanía, la enorme importancia que por primera vez un gobierno había llegado a los estudios de ingeniería de detalle para construir el metro de Bogotá. Deberían explicarnos por qué aplaudieron y convencieron a una parte de la ciudadanía bogotana que votó por Peñalosa, para un metro elevado y una red de buses rojos más costosos para los bogotanos. Esa propuesta, de llenar de buses rojos la ciudad y de darle dignidad al transporte, no fue explicada antes de que depositaran los votos por esa campaña. No le explicaron que podría ser esa decisión un robo como el que hizo Samuel Moreno y sus secuaces en Bogotá. Nos robaron el metro.
Porque Arismendi y Morales, y los medios de comunicación, decían que existían estudios del metro y no es cierto. Nosotros, la Bogotá Humana, decidimos hacer los estudios de ingeniería básica del metro subterráneo; y no solo teníamos los estudios, teníamos el dinero. Los siete mil millones de dólares y se había iniciado el proceso de licitación para construirlo al lado de la Nación. La pregunta es por qué los medios de comunicación no fueron capaces, que los medios de comunicación avalaran la suspensión de la licitación, por orden de Santos y del vicepresidente de la infraestructura, Germán Vargas Lleras.
La prensa se silenció ante el robo hecho por esa elite a los bogotanos. Solo porque los medios y sus dueños, como Luis Carlos Sarmiento Angulo o Ardilla Lulle o Julio Mario Santo Domingo se silenciaron ante la realidad de que los bogotanos tuvieran el derecho a tener un sistema de transporte similar en tecnología y capacidad de las principales ciudades del mundo.
Los Ríos
¿Saben ustedes cómo se llama el recaudador de los pasajes del Transmilenio a través de la tarjeta Tu Llave? La familia Ríos, que recogen tanto dinero en efectivo al día que son más poderosos que los bancos de Luis Carlos Sarmiento Angulo. Esa familia, son los Ríos, el principal financiador de la campaña presidencial de Germán Vargas Lleras. No les gusta el Metro Subterráneo porque no sería de su propiedad sino de los bogotanos, sería un metro público. No les gusta el metro subterráneo porque las utilidades no se irían a la familia Ríos sino a la ciudad.
El metro se diseñó para transportar 80 mil pasajeros hora sentido, es decir en la hora pico, se estarían transportando 160 mil personas en una hora, más cómoda que en los buses. Se elevaría a 90 mil pasajeros con el tranvía y no terminaría en la calle 72 sino en el Rincón de Suba. Así la demanda de buses rojos caería en un 40 por ciento, la Caracas disminuiría a 10 o 15 mil pasajeros en esa troncal, y eso ayudaría a que circulara un tranvía por la séptima y no más buses rojos. Por eso se inventaron otro metro, un metro elevado con una capacidad de 30 mil pasajeros hora sentido y solo a la calle 72. De 90 mil a 30 mil pasajeros hora sentido, la diferencia es de 60 mil pero la mayor diferencia es que el metro tan costoso se convierte en el alimentador de los buses rojos.
Al acabar la propuesta del metro subterráneo, los bogotanos deberían pasar por la otra década una troncal y tendrían que construir una troncal como la Caracas por la séptima. ¿Quién ganaría? Los dueños de los buses y perdería toda Bogotá. La realidad matemática es evidente, la realidad que no quieren contarle los medios de comunicación a la ciudadanía bogotana. Décadas de robo a la clase pobre, obrera y estudiantil a cambio de mantenerles el negocio a unas pequeñas familias que están financiando la campaña de Vargas Lleras.