50 años de la victoria popular chilena

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Jaime Caycedo Turriago
@JaimeCaycedo

Este 4 de septiembre se cumplieron 50 años de la elección de Salvador Allende como presidente de Chile a través del triunfo electoral de la Unidad Popular. Luego de la revolución cubana de 1959, resultado de un proceso de lucha armada popular, en Chile surgía la posibilidad real de un gobierno del pueblo, alcanzado mediante la unidad de una amplia coalición de partidos, identificados en un programa que implicaba transformaciones de fondo para la sociedad. Este acontecimiento tuvo una gran repercusión a lo largo y ancho del continente. Alentó el ascenso de las luchas sociales, de los procesos de unidad e hizo posible una perspectiva de cambios democráticos en distintos países latinoamericanos.

 

El gobierno estadounidense y grandes empresas trasnacionales movieron todas las palancas para tratar de impedir la ratificación de la elección de Allende en el parlamento. Sumas de dinero fueron invertidas para adelantar campañas de desprestigio, apoyando con ello a la oposición de derecha con la intención de interrumpir lo que era el efecto del sentir de la población que se había expresado en el voto.

 

En verdad, las clases poseedoras acusaban un serio resentimiento dado el entusiasmo popular y el contenido de intención expuesto por el programa de la Unidad Popular. Se proponía recuperar la riqueza chilena del cobre y los recursos naturales, como una sentida reivindicación nacional.  Buscaba responder a las graves desigualdades sociales, de lo que fue simbólico el medio litro de leche diario para cada niño del país, pero que en lo esencial proponía  educación gratuita y de calidad para todos, la definición de salud para todos, sin importar condición social y/o económica, entre los más importantes ejes del proyecto democrático.

 

Un hecho de relieve es que este aniversario haya coincidido con los efectos prolongados del levantamiento popular del 18 de octubre de 2019 y la campaña por el plebiscito para convocar una asamblea nacional constituyente, frente al cual las fuerzas avanzadas de la sociedad chilena han asumido el reto que implica retomar el camino de los cambios democráticos fundamentales.

La fuerza de la protesta social ha estado centrada en el cuestionamiento del modelo neoliberal impuesto a Chile desde los momentos de la dictadura pinochetista y, en consecuencia, en la necesidad de retomar las luchas de alcance transformador en la sociedad. Como ha dicho la diputada Camila Vallejo, se abre la oportunidad “…de un cambio real de nuestra estructura económica, política y social, para empezar también a pensar la sociedad que construiremos de aquí en adelante”.

Una valoración histórica del significado de la Unidad Popular para el presente, con incidencia para las experiencias actuales de diversos procesos de convergencia en América latina, subraya “el papel que juega la unidad política y programática de la izquierda social con la izquierda política para obtener el triunfo popular del 4 de septiembre de 1970”, en criterio del diputado comunista Hugo Gutiérrez.

Significa que el compromiso democrático de un gran proyecto histórico de cambios para un gobierno de amplia convergencia exige examinar las vías que conducen a su triunfo, la estrategia de defensa del poder popular, de los derechos y conquistas sociales de las y los trabajadores, la proyección de los compromisos programáticos, la incidencia simbólica y el liderazgo cultural y moral para avanzar a una nueva sociedad.

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