Durante sus cinco décadas de trayectoria, la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes, OCLAE, ha peleado por una Universidad al alcance del pueblo dejando una profunda impronta en la historia de las luchas populares de América Latina
Kevin Siza Iglesias
@KevinSizaI
Transcurría la década de 1950 en América Latina. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, con EEUU como principal potencia imperialista y la URSS como principal potencia del campo socialista. La guerra fría se encontraba en pleno auge y la cruzada anticomunista se extendía sin miramientos a escala planetaria. Este, era el telón de fondo que ambientaría la imposición de sanguinarias dictaduras militares o gobiernos civiles autoritarios a lo largo y ancho del continente, contra los que los estudiantes de la región se enfrentaron resueltamente.
Con el triunfo definitivo de la Revolución Cubana, inmortalizado con el ingreso heroico de las tropas rebeldes encabezadas por Fidel Castro a Santiago de Cuba el primero de enero de 1959, la política internacional de la región asumió un viraje que le marcaría de forma definitiva sus desarrollos durante el resto del Siglo XX.
El impacto del triunfo revolucionario en la Mayor de Las Antillas, tuvo que ver con el liderazgo asumido por ésta en el marco de las relaciones de dependencia establecidas por Estados Unidos con el conjunto de países de América Latina, que empezaban a ser cuestionadas por la proyección continental de la Revolución.
A menos de una década de iniciada la Revolución, ésta ya se convertía en un obstáculo en los planes de dominación imperial estadounidense sobre el continente. Los continuos ataques perpetrados contra la isla, despertaron en los pueblos de Nuestra América la más amplia solidaridad y simpatía. Los estudiantes de la región estuvieron en la primera línea de defensa del naciente proceso revolucionario, que incluso llegó a convertirse en el faro que guiaría el nacimiento de decenas de expresiones insurgentes en Latinoamérica.
Es en este convulsionado contexto en el que se reúne del 20 de julio al 11 de agosto de 1966 en La Habana el IV Congreso Latinoamericano de Estudiantes, convocado bajo la consigna Por la unidad anti imperialista del estudiantado latinoamericano, que tuvo como objetivo constituirse en un escenario de apoyo del movimiento estudiantil continental a la Revolución, en un esfuerzo por reagrupar las fuerzas del mismo a nivel continental en la idea de fortalecer las luchas de los pueblos por la educación pública, gratuita y de calidad y consolidar su unidad a escala regional.
Así se fundó oficialmente la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña, OCLAE, para enfrentar al imperialismo que intentaba imponerse en la región, en el marco de sus alianzas con las burguesías lacayas de los distintos países de América Latina.
Subvertir la sociedad
Los ecos del Manifiesto de Córdoba, que ya retumbaban desde 1918 el sur de Nuestra América, marcaron el inicio de una tradición de lucha del movimiento estudiantil latinoamericano.
La posibilidad de repensarse la Universidad y superar de forma definitiva los sistemas educativos anclados a los poderes aristocráticos y eclesiásticos de la época, abrieron las compuertas al debate sobre la reforma universitaria en América Latina, a partir de las luchas por la autonomía universitaria, el cogobierno, el acceso a la educación superior y la defensa acérrima del pensamiento crítico como rasgo esencial de la Universidad, que posibilitaría el cumplimiento de su fin transformador, pues aquella, al decir del maestro Alfonso Conde Cotes, “la universidad tiene como misión principal contribuir a subvertir la sociedad”.
El impacto de Córdoba, que amplificó el grito de la juventud latinoamericana por la libertad y la ciencia contra la mediocridad, la tiranía e ignorancia que hasta entonces caracterizaban los claustros académicos, hizo posible la fundación de las primeras federaciones estudiantiles de América Latina.
Fueron las luchas por la autonomía y el cogobierno universitario, así como las luchas antifascistas y antidictatoriales, las que forjaron el carácter del movimiento estudiantil latinoamericano, que se da a la tarea de convocarse para unir esfuerzos a nivel continental, incluso teniendo una reunión en la capital colombiana (1948) interrumpida inesperadamente por el estallido del Bogotazo.
Este contó con la presencia del entonces estudiante de Derecho Fidel Castro, que no logró concretar la organización estudiantil latinoamericana, pero que sentaría las bases para la posterior convocatoria a los Congresos Latinoamericanos de Estudiantes, CLAE, el primero de los cuales se desarrollaría en Montevideo, Uruguay (1955) con el que se iniciaría la primera etapa organizativa del estudiantado.
El II CLAE se llevó a cabo en La Plata, Argentina (1957) y condenó las dictaduras de Trujillo en República Dominicana, de Batista en Cuba, de Pérez Jiménez en Venezuela y Castillo de Armas en Guatemala; el III CLAE, se desarrolló en Caracas, Venezuela (1959) y estuvo marcado por la creciente influencia de la recién triunfante Revolución Cubana.
Con la realización del IV Congreso Latinoamericano de Estudiantes en La Habana, Cuba (1966), se inicia una importante etapa organizativa del movimiento estudiantil continental que logra incorporar en el horizonte de la acción estudiantil la transformación revolucionaria de la sociedad, modificando en tres niveles el escenario: los debates al interior del movimiento; en sus prácticas, repertorios de movilización y discursos políticos frente a los regímenes políticos del momento; y los nuevos abordajes y miradas que éstos tuvieron alrededor de los movimientos estudiantiles. Sin duda, el segundo lustro de la década de los sesenta fue definitivo en la incorporación de las tensiones y procesos de politización al movimiento estudiantil latinoamericano.
Por la educación en América Latina
Es importante señalar, que las dinámicas del movimiento estudiantil en el contexto del nacimiento de la OCLAE, marcan de forma importante una línea de continuidad en términos de demandas y reivindicaciones a lo largo del siglo XX en América Latina, el posicionamiento definitivo de la universidad como el eje articulador del proyecto modernizador de la época, determinando de esa forma el surgimiento de nuevos repertorios de movilización y acción política, genuinamente creativos y nuevos con respecto a modalidades anteriores.
La OCLAE, incorporó dentro de sus líneas fundacionales la solidaridad internacionalista, la lucha por la democracia, la autonomía y el cogobierno universitario, la vinculación del movimiento estudiantil con el conjunto del campo popular y la lucha contra las políticas que atentan y mercantilizan el derecho a la educación, hoy encarnadas en el proyecto neoliberal, entre otras.
Durante sus cinco décadas de trayectoria, la OCLAE, ha peleado por una Universidad al alcance del pueblo dejando una profunda impronta en la historia de las luchas populares de América Latina. A 55 años de fundada, se realizaron vía online durante este 11, 12 y 13 de agosto de 2021 los actos conmemorativos de su fundación. En ellos, su presidente Leonel Pérez Friman, no dudó en señalar que “siguen siendo las calles uno de los principales escenarios de lucha. Se hace necesario porque no existe una institución en los gobiernos que atienda los verdaderos intereses del estudiantado en los diferentes países.
Por más que ellos levanten sus voces en múltiples escenarios académicos casi nunca son escuchados. Por lo que salen a las avenidas, se movilizan, protestan pacíficamente y buscan todos los medios posibles para que se valoren sus demandas”.
Hoy, con más de 56 federaciones estudiantiles vinculadas, en más de 23 países, con carácter consultivo ante la Unesco y acercamientos de trabajo al Consejo Económico y Social de la ONU, la OCLAE viene fortaleciendo sus actividades en la idea de consolidarse como la organización de las y los estudiantes latinoamericanos.