Más de 160 cortometrajes, siete premios Oscar y un lugar en la era dorada de la animación norteamericana convirtieron al popular dibujo animado del gato y el ratón en un verdadero icono cultural del siglo XX
Simón Palacio
@Simonhablando
Un pequeño ratón intenta escabullirse, corre y corre, pero no logra cumplir su objetivo de llegar al escondite. Su adversario, el gato, lo sujeta de la cola con su garra; el felino parece no ser un cazador, sino una feliz mascota que se divierte con su animal antagónico. La escena se va transformando en una divertida rutina donde el indefenso roedor va ganando la batalla; la clave, su sutil inteligencia.
Esta feroz disputa entre el ratón y el gato, tan común en la cotidianidad del paisaje animal, se convirtió en el guion perfecto del magistral cartoon que este año cumplió 80 años: Tom y Jerry.
Hanna-Barbera
El 10 de febrero de 1940 se estrenó ‘El gato se gana el zapatazo’, cuyo título original era Puss Gets the Boot. El cortometraje, descrito en el primer párrafo de este pequeño homenaje, lo recrean el gato Jasper y el ratón Jinx, identidades que fueron modificadas rápidamente por los nombres que después generarían reconocimiento mundial.
Los creadores de este exitoso cortometraje animado fueron William Hanna y Joseph Barbera, dos dibujantes de ascendencia irlandesa, que se encontraron por avatares de la vida en la productora Metro-Goldwyn Mayer, MGM, empresa que en aquella época quería disputarle a Disney y Warner la hegemonía en la industria animada.
El primer episodio de Tom y Jerry sería el trabajo pionero del dúo Hanna y Barbera, alianza que años después se convertiría en una de las propuestas más exitosas en el mundo de los dibujos animados para televisión con Scooby-doo, Los Picapiedra, Los Supersónicos, el oso Yogui, Don gato y su pandilla, entre otros cartoons símbolos de la cultura popular norteamericana.
En la guerra fría
En la historia tras bambalinas de Tom y Jerry existe un contacto con la geopolítica propia de la segunda mitad del siglo XX. Con el boom de la televisión comenzando la década de los cincuenta, los ingresos que generaban las películas, pero en especial los cortometrajes de cine decrecieron considerablemente. Los estudios de animación cerraron y Hanna-Barbera desligaron su trabajo en un estudio independiente.
Comenzando los sesenta, MGM decidió producir nuevos cortos de Tom y Jerry en asocio con el director checo Gene Deitch y su estudio, Rembrandt Films. En medio de la guerra fría, se produjeron trece cortometrajes de Tom y Jerry en Praga, antigua Checoslovaquia.
Son considerados los peores cortos del dúo animado por parte de la crítica norteamericana, sin embargo, el uso de técnicas de velocidad, las afinidades surrealistas y una banda sonora considera extraña, realzan el trabajo artístico del director checo, fallecido el pasado 16 de abril en Praga.
Íconos culturales
Los capítulos originales de Tom y Jerry, así como sus incontables adaptaciones, se han repetido una y mil veces en los televisores del mundo entero. La llegada tardía a Latinoamérica, cuya primera transmisión se remonta a 1979, convierte al dibujo animado en un ícono excepcional para las generaciones que crecieron con la revolución informática y tecnológica.
Finalmente, se destaca la música como parte fundamental en la vida de los cortometrajes de Tom y Jerry. El pianista Scott Bradley logró crear obras complejas donde mezcló de manera magistral la música incidental, la música clásica, el swing jazz y la música pop. Un legado vanguardista aún hoy poco estudiado en Nuestra América.
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