La gente tiene que salir a la calle para expresar su repudio a las medidas abusivas tomadas por Juan Manuel Santos en contra del pueblo colombiano y tendrá que permanecer movilizada hasta que se le preste le atención debida. Editorial de WebSur
Víctor Chaves Rodríguez
Cómo evitar ser pesimista frente al panorama social y económico que se pinta para los colombianos y muy especialmente para los nariñenses en este año que ya comenzó en firme. Los indicadores, que primero fueron cálculos y proyecciones y ahora pintan la más cruda realidad, nos llevan necesariamente ante un cuadro cargado de factores negativos.
Pero es indudablemente el costo de la vida el indicador que recogerá con mayor crudeza el impacto de las políticas neoliberales del presidente Juan Manuel Santos, de los efectos de la crisis global por la caída de los precios del petróleo y del denominado Fenómeno del Niño, como los principales motores, más no los únicos, de esta crisis.
A estas alturas, nadie se cree el cuento de que la política privatizadora de Santos y el incremento de las más notables tasas impositivas, como el IVA, por ejemplo, eran parte de un Plan B, para compensar los ingresos por la caída de los precios del crudo en los mercados internacionales. El Presidente siempre contempló la venta de Isagen y de otras empresas oficiales, de las que aún son rentables, pero cada vez más pocas, siempre con la idea de repartir la plata que se consiga entre los grandes contratistas del Estado que siguen siendo las familias de siempre, es decir, entre ellos mismos.
Las comisiones que se pagan a las firmas bursátiles, aseguradoras y a los bancos intermediarios son cuantiosas cuando se realizan este tipo de operaciones y es ahí en donde vuelve a aparecer los parientes y amigos de quienes están en el poder, enriqueciéndose mucho más con los bienes del Estado, y propiciando aún más incertidumbre entre el pueblo colombiano, que además tiene que soportar nuevas tasas impositivas, que se extenderán además a otros productos de la canasta familiar.
Como si fuera poco, la ola especulativa que se ha desatado a partir de la certeza de que el denominado Fenómeno del Niño, no era un cuento sino una cruda y cruel realidad, que además de ratificar de varias maneras la irresponsabilidad del hombre con el planeta que habita, también lo castiga con la escasez, los precios altos y la regular o mala calidad de los productos que se consumen.
La producción nacional agropecuaria está al borde de la ruina total. Tanto en los departamentos del centro del país, como acá en la frontera, pequeños y grandes agricultores, incluyendo a los cafeteros vienen anunciando la pérdida de sus cosechas, pues el fenómeno climático también propició incrementos desproporcionados en los insumos, como fertilizantes y demás, al punto de volverse impagables para muchos.
Como lo hemos reiterado en varias notas editoriales del Periódico Virtual Websur.net, no es cierto que el país esté blindado de las crisis globales como suele afirmar cualquiera de los miembros del séquito económico del Presidente, o él mismo, solo con el afán de mantener esa cortina de humo frente a las realidades que pasan por los ojos de los colombianos y que nos hace pensar que de verdad somos el país más feliz, como lo anuncian cada cierto tiempo los medios masivos de comunicación.
Para el caso de Nariño y Putumayo, como región fronteriza, las cosas lucen aún mucho más complejas. El impacto del dólar revaluado es mucho más fuerte por el movimiento comercial binacional. Hasta el momento la gente oriunda de esta parte del país no ha podido canalizar de manera positiva toda la demanda que generan los vecinos ecuatorianos y por el contrario esta bonanza se ha traducido en un nuevo factor inflacionario, dejando por el cielo los precios de los artículos de consumo cotidiano.
Así las cosas, es un hecho que la región y el país han sido víctimas de factores de diverso origen, algunos insalvables, pero no de otros, que son el producto de las arbitrariedades de nuestros mandatarios, sopesadas en bajas condiciones éticas y morales, pues finalmente lo que están haciendo es meternos las manos en los bolsillos, sacarnos lo poco que nos queda para entregárselo a los que mencionamos al comienzo de la columna.
Y una nueva reiteración: es bajo estas circunstancias que se requiere asumir posiciones colectivas, que promuevan por ejemplo la movilización popular contra el despotismo de nuestros mandatarios y también para que estos asuman con eficiencia la atención a las víctimas del Fenómeno del Niño y se tomen medidas para frenar, aunque sea un poco, las acciones contra los recursos naturales.
La gente tiene que salir a la calle para expresar su repudio a las medidas abusivas tomadas por Juan Manuel Santos en contra del pueblo colombiano y tendrá que permanecer movilizada hasta que se le preste le atención debida. Esa es la invitación editorial del Periódico Virtual websur.net.