Entre la cultura militar y la gestión socialista

0
831
Militar venezolana.

Construir el socialismo requiere de la ruptura de la división social entre el trabajo intelectual y material, y de desmontar las estructuras jerárquicas capitalistas, en las que unos piensan, planifican y ordenan, y otros cumplen de manera operativa las órdenes de los primeros.

Militar venezolana.
Militar venezolana.

Rafael Enciso, Economista Investigador
Rafaenciso2055@yahoo.es

Existe una contradicción difícil de resolver, entre el destacado papel que han desempeñado en la Revolución Bolivariana las Fuerzas Militares de Venezuela y las posibilidades de su profundización en dirección socialista. Sectores importantes de éstas, bajo la dirección del presidente Chávez, se negaron a seguir reprimiendo al pueblo después del “Caracazo” en 1989 y se rebelaron contra el poder neoliberal del capital financiero transnacional, por medio del golpe de febrero de 1992; después participaron activamente con sectores civiles revolucionarios y progresistas en la campaña electoral que llevó al coronel Hugo Chávez Frías a la Presidencia de la República en 1998.

A partir de 1999 durante la Revolución Bolivariana han transformado su doctrina militar, antes elaborada por los Estados Unidos e impartida a través de la Escuela de las Américas, en una doctrina militar bolivariana, antiimperialista y al servicio del pueblo de Venezuela y de la integración latinoamericana y caribeña. Y han participado en el Gobierno, cumpliendo todo tipo de funciones y de tareas claves para la recuperación y afianzamiento de la soberanía nacional. Es importante destacar su participación en el diseño e implementación de las Misiones Sociales, en primer lugar de la Misión Mercal, que ha sido decisiva para romper la especulación, el acaparamiento y el desabastecimiento de alimentos por parte de sectores capitalistas contrarrevolucionarios. Han asegurado el funcionamiento de un sistema que permite abastecer de alimentos a precios subsidiados a la población y han desarrollado muchas otras tareas relacionadas con el desarrollo de infraestructuras y con el diseño y aplicación de las políticas públicas.

En los años 2010 y 2011 han sido pilar en las actividades relacionadas con los planes de contingencia para preservar la vida de decenas de miles de habitantes amenazados por las lluvias con la destrucción de sus viviendas y con su traslado a refugios seguros y dignos. Ahora actúan con sus ingenieros y todo tipo de especialistas y soldados, en la Gran Misión Vivienda Venezuela por medio de la cual se construirán para el pueblo, con su participación activa, más de dos millones de soluciones habitacionales en los próximos cuatro años. La alianza de las Fuerzas Militares y del pueblo al que pertenecen, ha sido esencial en el proceso revolucionario. Esta alianza debe continuar y profundizarse.

Pero, en Venezuela, así como en cualquier parte del mundo y a lo largo de toda la historia, el ejército y en general, las Fuerzas Militares, se han configurado y se configuran en la actualidad, bajo una rigurosa estructura jerárquica de ordeno y mando. La obediencia de los militares de menor rango a los que tienen mayor rango y antigüedad, es parte esencial de su forma de existir. Del cumplimiento de las órdenes depende en gran medida la efectividad de las instituciones castrenses. Ningún militar debe desobedecer o siquiera discutir las órdenes de sus superiores jerárquicos, y ninguno de ellos acepta tampoco discutir o debatir sus órdenes con quienes tengan rangos jerárquicos subalternos. Si existen debates se producen entre militares de igual nivel jerárquico. Esto funciona así y probablemente así será durante mucho tiempo.

Los militares de carrera son formados durante largos años, muchos de ellos desde su juventud (y algunos de ellos desde la infancia en los colegios militares), para actuar y pensar de esta manera. Es un mérito aceptar y cumplir la disciplina militar. Todo esto queda incorporado en su ser más profundo, en el consciente y en el subconsciente.

Pero, a diferencia de ello, construir el socialismo requiere de la ruptura de la división social entre el trabajo intelectual y material, y de desmontar las estructuras jerárquicas capitalistas (establecidas legalmente en la Ley Orgánica del Trabajo y en la Ley de la Administración Pública, aún vigentes en Venezuela en junio de 2011), en las que unos piensan, planifican y ordenan, y otros cumplen de manera operativa las órdenes de los primeros.

Cuando los militares, -que en el caso de Venezuela lo tienen muy merecido porque son uno de los principales pilares de la Revolución Bolivariana como se dijo anteriormente-, pasan a desempeñar funciones civiles en el gobierno, con frecuencia en cargos de alta jerarquía tales como: ministro, viceministro, presidente de empresas, etc., pueden quitarse el uniforme, pero no fácilmente pueden pasar a pensar y actuar de una manera que contradice la disciplina con la que fueron formados a lo largo de su vida. Y entonces: si es difícil para los civiles que han desempeñado estos cargos dentro de la estructura capitalista de las relaciones laborales aceptar que en aras de la construcción del socialismo, deben compartir ahora la toma de las decisiones con los trabajadores y las comunidades organizadas, esto es aún más difícil para quienes tienen formación militar. Por lo tanto, con frecuencia, prima la tendencia y la inercia a seguir actuando de la misma manera (ordeno y mando), lo cual implica separar, apartar a los trabajadores y a las comunidades de las decisiones, con lo cual se reproduce metabólicamente el sistema del capital.

Es una contradicción que solo puede ser resuelta a partir, en primer lugar, del reconocimiento de que ella existe. Y en segundo lugar, con el desarrollo de la consciencia socialista en los militares de todos los rangos, a través de procesos de formación colectiva e individual, planificados de manera participativa, por medio de los cuales se preparen para desempeñar funciones en la vida civil, en el gobierno o fuera de él, participando en la toma y ejecución de decisiones de manera compartida con los diversos órganos del Poder Popular, y contribuyendo así de manera consciente, a la des-alienación de los trabajadores y las comunidades, por medio de la construcción de relaciones socialistas en todos los ámbitos de la vida. Esto implica, el diseño y la aplicación de una didáctica especial.