La victoria de 1977

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Una mirada desde el archivo de VOZ, cuarenta años después del paro cívico de 1977

Hernán Camacho

La segunda semana de septiembre del año 1977 pasó a la historia como la rebelión popular más importante del siglo. Miles de trabajadores y ciudadanos, cuatro centrales obreras y los partidos revolucionarios alentaron la salida a las calles de miles de ciudadanos alegando mejores condiciones de vida y salarios dignos para los trabajadores colombianos.

El acontecimiento fue cubierto periodísticamente por VOZ de manera detallada. De hecho buena parte de las investigaciones que germinaron allí son guardadas en los archivos del periódico como memoria viva de una lucha trascendental.

Los columnistas de la edición 947 del periódico VOZ Proletaria de septiembre 15 al 21 de 1977, se explayaron en detalles sobre cada una de las acciones de confrontación que los manifestantes realizaron en casi todo el país. Bogotá fue un epicentro de lucha importante. Según los corresponsales del semanario en distintas ciudades, las protestas llevaron a paralizar sistemas de transporte, trabajadores tomaron el control de electrificadoras, empresas de todas las industrias fueron cerradas. Las calles fueron trincheras para evitar el paso de la Fuerza Pública.

Decía el editorial de la época: “López, el Presidente de la República, ha dirigido su filo contra lo que ahora llaman “las fuerzas subversivas”, achacándoles rasgos de violencia que en Bogotá y en otras capitales se desplegaron ese día. ¿Quién es el autor de esa violencia? ¿Es el pueblo que exige alza de salarios o el gobierno que replica desenfundando todos los aparatos de represión? ¿Qué es más agresivo, los clavos y las puntillas que el presidente exhibió ante la televisión o las armas que disparó contra el pecho de los trabajadores que ocasionaron numerosos heridos y diez muertos en Bogotá?”

Otra de las visiones que VOZ relató fue la censura de prensa. La fórmula infalible de los ejecutivos de tratar con desprecio las acciones de protesta del pueblo se repitió en aquella oportunidad. VOZ denuncia: “el colmo del ridículo lo hizo el gobierno, cuando imponiendo su mordaza, obligó a las emisoras y noticieros a radiar únicamente los boletines de prensa emitidos desde el Palacio de San Carlos, hora tras hora, mientras las ciudades se paralizaban y el pueblo enfrentaba la represión en las calles, hablaban de absoluta normalidad en el país”. Los reportes de la época indican que al menos siete periodistas fueron detenidos acusándolos de ser parte de la revuelta y sus equipos de trabajo destruidos por los efectivos de la Policía Nacional o el Ejército colombiano que se mantenían en las calles.

En la Flecha en el Blanco, columna del director Manuel Cepeda, agregó al tratamiento mediático de la prensa burguesa: “la censura se reflejó también en la prensa escrita, “El Tiempo” hizo reverdecer sus laureles de decano de la prensa amarilla en esta ocasión. En editorial les pidió a sus colegas “no publicar chivas que alteren la paz pública…” ¡Y a tal grado llegó la toma de posición contra los trabajadores, que al publicar la fotografía de los cuatro presidentes de las centrales obreras omitieron el nombre del camarada Pastor Pérez! La posición de “El Espectador” fue un tanto más flexible, desde el punto de vista noticioso. Pero anunciando también apocalipsis, rayos y centellas a consecuencia del paro”.

El dirigente comunista ya fallecido, Roso Osorio, describió el histórico momento de las cuatro centrales obreras participantes del Paro: “Hoy más que nunca las centrales sindicales deben estar unificadas, sin apartarse de la realidad. La verdad es que la unidad es la fuerza triunfante y esa realidad es la que se abre paso hacia las futuras acciones reivindicativas de los trabajadores”.

Cuarenta años después del Paro del 77 siguen vivos los recuerdos de una movilización que despertó a un pueblo por el reclamo de sus derechos elementales: salario justo y justicia social. Nunca se pierde la esperanza de un futuro mejor para el pueblo.

@camachohernan