Hambre: ¡Crecen indicadores en todo el mundo!

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Caricatura serie Riqueza y pobreza. Lupo - Serbia Montenegro

El año pasado el 10% de la población mundial aguantaba hambre. Hoy el registro es del 11. La tendencia afecta también a América Latina. Las Naciones Unidas señalan a las guerras y los efectos del cambio climático como responsables

Alberto Acevedo

Más de 815 millones de personas en el mundo se acuestan cada noche sin tener la posibilidad de consumir una cena, o que, comiendo algún alimento precario, no almuerzan. En todo caso, sin consumir las tres comidas en el día, necesarias para tener una alimentación equilibrada. Así lo consignó el pasado 15 de septiembre el último informe de la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación, FAO, que hace seguimiento al fenómeno.

Y aunque en el presente siglo la cifra ha sido más o menos estable, oscilando entre 800 y 900 millones de personas afectadas, la novedad del último informe es que por primera vez desde 2003, la hambruna se disparó considerablemente. De esta manera, si hace un año el 10 por ciento de la humanidad aguantaba hambre, hoy la sufre el 11 por ciento de la población. Esto es tanto como la población de Estados Unidos y la Unión Europea juntos, o como 17 veces los habitantes de España.

De acuerdo al informe del organismo de las Naciones Unidas, 11 de cada cien habitantes del planeta, no tienen las tres comidas diarias. Las guerras y los efectos del cambio climático sobre los cultivos agrícolas, son los principales responsables de que esta situación ocurra, asegura la FAO. De hecho, seis de cada 100 hambrientos, viven en países en guerra, menciona el informe.

Malas noticias

Hay países de vocación agrícola, que llevan tres o más temporadas sufriendo sequías, inundaciones y otros impactos climáticos. A veces, las sequías se combinan con las guerras. En estas condiciones, el hambre ha reaparecido con mucha fuerza en regiones como Sudán del Sur, Yemen, Somalia, el norte de Nigeria, Asia meridional y África oriental. Hay países como la República Centroafricana, donde la mitad de la población padece hambre.

“Son muy malas noticias”, dice Kostas Stamulis, director general adjunto de la FAO, quien hizo el anuncio ante los medios de comunicación. “Acabar con el hambre es una cuestión  de voluntad política, porque se producen alimentos de sobra para garantizar una vida plena a los casi 7.500 millones de habitantes del planeta. El problema es de distribución. Hay regiones a las que no llega comida y otras en que se desperdicia en las canecas de basura”, asegura el funcionario.

Este desequilibrio fue ratificado por la FAO misma, en un informe anterior del 7 de septiembre, en el que indicaba que todo apunta a que para este año habrá una producción récord de cereales en el mundo, con un volumen global de 2.611 millones de toneladas, por encima del registro máximo de 2016. Esto incluye una producción global de trigo de 748.8 millones de toneladas, de arroz, de 503 millones de toneladas, y de cereales ‘menores’ como maíz y cebada, de 1.359 millones de toneladas. Mientras tanto, las sequias en Etiopía y Somalia, matan a millones de personas, que no tienen nada para comer.

En América Latina

Y aunque los mayores retrocesos en el mundo, en materia de acceso a alimentos se dieron en Asia y África, también en América Latina se registra la tendencia global al empeoramiento de la seguridad alimentaria.

El informe de la FAO asegura que en esta región, incluyendo los países del Caribe, el número de personas que sufren hambre aumentó en 2.4 millones, de 2015 a 2016, para un total de 24.5 millones de latinoamericanos en estado de malnutrición.

“El hambre está aumentando en América Latina y el Caribe por primera vez en la última generación. Esto es inaceptable, y todos los latinoamericanos y caribeños debiéramos sentirnos personalmente ofendidos por este retroceso. No podemos dar un paso atrás, poniendo en riesgo la salud, el bienestar e incluso la vida de miles de personas”, señaló al respecto Julián Berdegué, director regional de la FAO.

Indicadores del repliegue

Cuando el funcionario habla de retroceso, es porque en 2013 el hambre afectaba a 39.1 millones de latinoamericanos (6.3 por ciento de la población). En 2015 subió a 40.1 millones (6.3 por ciento) y en 2016 se disparó a 42.5 millones (6.6 por ciento). Y aunque en América Latina los niveles de malnutrición siguen siendo bajos con respeto al resto del mundo, las cifras indican que la situación se está deteriorando. En el Caribe el promedio de personas sin nutrición adecuada es del 17.7 por ciento.

“En el pasado reciente, América Latina y el Caribe fueron líderes en la reducción del hambre. Ahora están a la par en la tendencia mundial”, asegura Berdegué. Analistas regionales atribuyen el hecho a la desaceleración económica en la producción, a la caída de los precios, que impactan el empleo y el ingreso, al aumento en el precio de los alimentos y a crisis prolongadas en al menos 19 países. Esto hace que los pobres gasten la mayor parte de sus ingresos en comida, pero con  dificultades para acceder a alimentos sanos y nutritivos.

Beneficiarios del hambre

Hay otros fenómenos, no considerados suficientemente en el informe de la FAO, que contribuyen a deteriorar este panorama. Por ejemplo, grandes corporaciones como McDonald’s, Monsanto, Syngenta, Cargill y otras, que dominan el mercado global de alimentos, orientan la producción a los países en desarrollo, a las economías occidentales, dejando una enorme franja de población en países pobres, sin  acceso a su producción. Y podrían hacerlo cómodamente, como lo indica el hecho de que obtienen utilidades superiores al 400 por ciento.

Estas empresas, además, y países ricos en petróleo, pero que no tienen tierras para la agricultura, como Qatar y los Emiratos Árabes, se han volcado a la compra de tierras en países pobres, incluyendo Latinoamérica. A esto se suma que otras corporaciones como Goldman Sachs, J.P. Morgan Chase, Citigroup, Deutsche Bank, Credit Suisse y HSBC, invierten afanosamente en la compra de tierras con inmensos depósitos de agua, contribuyendo al despojo de tierras, al desempleo y al hambre.

Según la ONG Amigos de la Tierra, solamente en Colombia hay más de 72 conflictos por la privatización del agua, en beneficio de proyectos mineros, energéticos y de inversiones transnacionales.