
500 años de las 95 tesis de Martín Lutero y del nacimiento simbólico de la reforma protestante
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
El 31 de octubre de 1517, el joven fraile, Martín Lutero, clavó en las puertas de la Iglesia de Todos los Santos en Wittenberg, Sajonia, el Cuestionamiento al poder y eficacia de las indulgencias, más conocidas como las 95 tesis de Lutero. Esta carta impulsó de manera acelerada el proceso de Reforma que derivó en la emergencia de varias tradiciones del cristianismo y un debate teológico–político que estremeció la Europa del siglo XVI.
Junto con el descubrimiento de América, el proceso del Renacimiento, el desarrollo de la imprenta y la primera revolución científica; la Reforma protestante, es uno de los acontecimientos de occidente que permitieron cambios sociales de un periodo histórico de más de 1.000 años, a un nuevo periodo donde eclosionaba la unidad medieval, el mundo se hacía mundano y la razón se convertía en su instrumento principal.
Especial atención adquiere en la joven historia latinoamericana, si se considera la amarga herencia recibida del proceso colonial y contra-reformista de la España católica, y sus consecuencias negativas en los eventos históricos posteriores de resistencias e independencias, formaciones socioeconómicas particulares e identidades político-culturales profundamente conservadoras.
Lutero y la Reforma
Gracias a un rayo, el joven Martin Lutero de 22 años, abandonaría en 1505 su carrera de Derecho para convertirse en el fraile más odiado de la iglesia católica. Regresaba de su casa paterna en Mansfeld, cuando una descarga eléctrica cayó cerca de su humanidad y en medio del pánico, se encomendó a Santa Ana prometiendo ser un monje. Cumplió, ingresando al monasterio agustino de Erfurt, ordenándose sacerdote en 1507, enseñando Teología en la Universidad de Wittenberg en 1508 y siendo vicario de su orden en 1515.
Lutero entro en serias contradicciones con la visión y horizonte de la Iglesia. Fue el tráfico de indulgencias estimulado desde Roma, lo que indignó al sacerdote, ya que no sólo interpretó esta remisión del pecado como un abuso de poder, sino como una mentira, cuya base no se encontraba en las escrituras. Este debate teológico fue el que quedó plasmado en las 95 tesis de Lutero, escritas originalmente en latín y luego en alemán, y reproducidas de manera extraordinaria gracias a la reciente invención de la imprenta moderna.
95 tesis
Las 95 tesis de Lutero son conocidas como el nacimiento simbólico del proceso de Reforma protestante que sería determinante en la historia moderna de Europa. Se podrían resumir las acusaciones de Lutero hacia Roma, tanto en las 95 tesis como en los diferentes momentos del proceso reformista, como una crítica general al lujo y mala vida de la corte romana, a las corrientes de ingresos eclesiásticos recaudados en territorios alemanes que iban a parar a Roma, la preferencia de la iglesia a prelaturas extranjeras, la corrupción de los tribunales pontificios, y la ya mencionada venta de indulgencias.
La sustancia religiosa consistía, según Lutero, en una experiencia íntima, mística e incomunicable, siendo los servicios del clero un obstáculo para alcanzar la meta. Lutero desafiaba a la Iglesia traduciendo la Biblia a distintos idiomas, contribuyendo de manera decidida a la configuración del lenguaje y la identidad de la Alemania moderna. Nacía el “sacerdocio universal de todos los cristianos”.
Religión y política
Lo que aparentemente seria un problema religioso, en realidad era un problema político. La Reforma intensificó las dificultades y contradicciones del moribundo Medioevo, ya que por un lado, quebrantó la unidad de la Iglesia, mientras que por otro aceleró la tendencia a aumentar y consolidar el poder de las monarquías absolutas.
La Reforma de este modo se unió al proceso que adelantaban las fuerzas económicas existentes, a los propósitos por un gobierno regio investido de poder absoluto en el interior y con relativa libertad en su política exterior. Las contradicciones emergieron, pues la naturaleza reformista del derecho a disentir y a la resistencia del poder papal, rápidamente se configuró en revueltas populares que fueron liquidadas con la complacencia de Lutero y los líderes reformistas.
En síntesis, la Reforma protestante eliminó los frenos más fuertes del poder secular en la Edad Media. El cristianismo ganó una nueva espiritualidad, pero el Estado absoluto ganó en poder político, esquivo y lejano por aquellos tiempos.
Ética protestante
Tal y como lo recuerda el sociólogo Max Weber, fueron justamente las regiones más ricas, más desarrolladas y las ciudades prosperas, quienes se volcaron en el siglo XVI al protestantismo. La Reforma no significó la eliminación de la hegemonía religiosa, sino una suplantación de esta forma por una completamente diferente.
Los reformadores demostraron una tendencia y una inclinación específica hacia el racionalismo económico. De modo tal que existe una relación íntima entre el espíritu del protestantismo como individuo histórico y la moderna cultura de un capitalismo emergente en sus rasgos religiosos a partir de un Ethos que favorece la búsqueda racional de la ganancia económica como predestinación divina y progreso mundano.
De este modo, la ganancia se convierte en el fin de la vida humana y deja de ser un medio para la satisfacción de necesidades vitales.
Contra-reforma y herencia
En 1521, el recién coronado emperador Carlos V de Alemania convocó a una asamblea de los príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico, en lo que se conoció como la Dieta de Worms. En ella, Lutero compareció y se reafirmó en las tesis reformistas predicadas. Ese mismo año se produjo la entrada de Hernán Cortes a Tenochitlán y junto con el triunfo de la nobleza católica en Villalar, España entraba al siglo XVI como el Estado aliado de la Iglesia de Roma y el representante político más fiel de lo que se conoció como la Contra-reforma, gracias al flujo de caja proveniente del despojo y saqueo de las Américas.
Resultado de ello fue un proceso colonial, conservador y regresivo, carente de un Ethos secular y una herencia protestante, favorable a la emergencia de un capitalismo moderno. El nacimiento de nuestros procesos latinoamericanos, bajo el manto de la colonia hispano-católica, estuvo marcada por la visión de lo parroquial y de una emergencia de un accidentado capitalismo particular, agrario, confesional y pre-moderno.
La Reforma protestante, como idea, hábito y cambio, nunca llegó. Ausencias que postergaron, quizás para siempre, la experiencia de la modernidad occidental. A 500 años de la Reforma protestante, el estado de la deuda se mantiene latente y evidente. El país viene experimentando en los últimos años una crisis de su fe católica fruto de sus propias contradicciones, gracias a la proliferación del fenómeno de las empresas religiosas pentecostales y el sonambulismo de sus creyentes; crisis que combina el peligroso coctel religión y política, dificultando el cambio como posibilidad y la idea de una sociedad más allá del dibujo conservador heredado.
Bibliografía
Jaramillo Vélez, Rubén (1998); Colombia: La modernidad postergada; Editorial Argumentos; Bogotá, DC.
Sabine H., George (1976); Historia de la teoría política; Fondo de Cultura Económica; Bogotá, Colombia.
Weber, Max (2009); La ética protestante y el espíritu del capitalismo; Edición digital.