El puente bandera se le fue al piso

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El puente Chirajara tuvo un costo de 75 mil millones de pesos, demuestra la crisis del sistema de licitación y contratación sujeto a la corrupción de la empresa privada.

El exvicepresidente no puede sacarle el cuerpo a su responsabilidad, así como los funcionarios públicos que intervinieron en la contratación y control de la obra. Lo más lamentable es la muerte de humildes trabajadores

Hernando López

Germán Vargas Lleras, flamante candidato presidencial de la derecha y del partido Cambio Radical, el más contaminado con la corrupción y la parapolítica, con varios congresistas, exfuncionarios y políticos en la cárcel o con procesos judiciales, durante tres años, en calidad de Vicepresidente de la República, estuvo al frente de los proyectos estratégicos y de toda la política de infraestructura del gobierno de Juan Manuel Santos.

Después de haber adelantado los planes de construcción de vivienda gubernamentales, asumió la parte de las vías, viaductos, puentes y túneles, a lo largo y ancho del país, con una descomunal inversión de dineros públicos, es decir, de todos los ciudadanos. Vargas Lleras y sus áulicos, asumieron la tarea encargada por el mandatario, como algo propio y del particular interés de quien sería, a la larga, el candidato del partido Cambio Radical, integrante de la coalición oficialista Unidad Nacional. Tanto el plan de vivienda como el de la infraestructura vial, fue reivindicado por el entonces vicepresidente y sus amigos como bandera electoral. Algunos voceros gubernamentales calificaron la publicidad como “burda estrategia electorera”.

A la sazón, el puente bandera de la anticipada campaña electoral oportunista vargasllerista, fue la gigantesca obra del viaducto de El Tablón a Chirajara, un monumental puente en la segunda calzada del tramo medio de la carretera de Bogotá a Villavicencio. Es un puente atirantado de 446 metros de longitud, que en realidad es considerado como un viaducto, pues no está sobre un río sino que une las dos puntas de un acantilado, así lo han explicado algunos ingenieros a los medios de comunicación.

Los contratistas

La obra, denominada “construcción del puente Chirajara”, fue contratada con la empresa Coviandes del Grupo Aval del señor Luis Carlos Sarmiento Angulo, zar del sector financiero colombiano, por un valor de 75 mil millones de pesos, que a su vez la subcontrató con las empresas Gisaico S.A (antioqueña) e Icmo S.A.S. con domicilio en Bogotá. A la hora de la verdad, directas responsables del colapso del gigantesco puente, que no se cayó por “problemas geológicos” y las torrenciales lluvias que azotan el país en estos días, torpe argumento del presidente de la Cámara, Rodrigo Lara, para defender a su jefe político Germán Vargas Lleras. Sin perjuicio de la responsabilidad de los altos funcionarios de la Agencia Nacional de Infraestructura, que otorgaron la licitación y se la mantuvieron a una empresa como Coviandes y de la oficina de la Vicepresidencia de la República, incluyendo a su titular, que no ejercieron la vigilancia debida por estar dedicados a la politiquería y el clientelismo. Como dijo un campesino llanero: “A Vargas Lleras se le fue el puente bandera al piso”.

A propósito Lara se ha convertido en el clon de la congresista María Fernanda Cabal, del Centro De­mo­crático. Emula con sus tonterías y falta de inteligencia, todo lo contrario de lo que fue su padre un extraordinario congresista, demócrata y político decente.

La obra estaba con evidente retraso y jamás fue conminada a cumplir por los interventores y los funcionarios públicos competentes. Ahora todos se rasgan las vestiduras.

Los responsables

La Agencia Nacional de Infraes­tructura y el ministro de Transporte, Germán Cardona, responsabilizan de manera exclusiva a Coviandes, titular de la licitación, así como a las empresas Gisaico e Icmo S.A.S. que fueron subcontratadas. Y el exvicepresidente y ahora flamante candidato Germán Vargas Lleras, con total cinismo, asegura que no tiene responsabilidad por lo ocurrido, porque la obra fue contratada el 22 de enero del año 2010, cuatro años antes de que él asumiera responsabilidades en el sector de la infraestructura. Lo cual no fue óbice para que el 15 de septiembre de 2016 hiciera un pomposo acto con presencia de Luis Carlos Sarmiento Angulo, dueño de Coviandes, en el cual declaró: “La doble calzada Bogotá-Villavicencio cada vez avanza más. Hoy inauguramos el tramo Cáqueza-Chirajara”. En el registro fotográfico aparece Vargas Lleras, sonriente, con el magnate financiero y otras personas que jamás escucharon al futuro candidato decir que esa obra había sido contratada antes. No le convenía decirlo, ya la estaba utilizando en sus aspiraciones e intereses polítiqueros.

Existen dudas sobre el proceder y la calidad de los materiales utilizados, así como de los controles profesionales. Gisaico tiene antecedentes de litigios por incumplimiento, inconsistencias y sobrecostos en las obras departamentales, según revela El Espectador. En 2009 la Superintendencia de Industria y Comercio le impuso una multa por cartelización de precios, asegura el mismo diario.

Todo lo anterior está demostrando, según dicen expertos, que el sistema de la licitación y contratación pública entró en crisis, porque una serie de empresas privadas inescrupulosas se hacen a jugosos contratos para no cumplirlos o dejar el terminado mal hecho. Nadie puede escudarse porque una licitación se hizo antes de que él asumiera la responsabilidad de la misma, porque su gestión debe ser estricta, de control y exigencia con los contratistas. De las “obras de Vargas Lleras” varias colapsaron, como el túnel de La Línea, las vías de la costa logradas por Odebrecht mediante sobornos y otras que están paralizadas. ¿Qué hizo el vice para sanear lo que recibió sucio?, preguntó una fuente de la Casa de Nariño.

Cuatro hipótesis

Hasta ahora, aunque es muy temprano para establecer un fallo definitivo, se dice que hay cuatro hipótesis de las causas del descalabro: el diseño, el proceso adoptado para la obra, los materiales utilizados (no fueron de la calidad fijada en los precios y términos de la licitación) y las condiciones del suelo. Surgen a posteriori cuando ya ocurrió el colapso y la tragedia. La reconstrucción se podrá asumir una vez se resuelvan los temas legales de pólizas y responsables y se llevarán como dos años más dicen los entendidos. Se anuncian investigaciones en las dependencias gubernamentales competentes, en los entes de control: Fiscalía, Contraloría y Procuraduría. Lo importante es que terminen pronto y con decisiones concretas.

Por ahora la catástrofe es monumental. El daño a la movilidad es incalculable e irreparable. La vía no podrá transitarse igual que antes. Se aleja el sueño de los llaneros de una ruta confortable que una a Villavicencio con Bogotá sin los traumatismos del pasado. Lo peor, las pérdidas humanas: Diez trabajadores perdieron la vida y otro tanto están heridos, algunos de gravedad. ¿Quién responde?

El listado de los trabajadores muertos es: Giovanny Quiroz, Alberto Calle, Julio Salgado, Gildardo Jiménez, Jaír Castro, Jorge Balaguera, Elkin Salas, Giovanny Monroy y José Bertel.

Lista de los heridos: Emilio Bernal. Trasladado al hospital de Cáqueza, Cundinamarca. Diagnosticado con trauma craneoencefálico. Mauricio Gómez. Trasladado al hospital de Cáqueza, Cundinamarca. Eder Rivera. Trasladado al hospital de Cáqueza, Cundinamarca. Saúl Hernández. Trasladado al hospital de Cáqueza, Cundinamarca. Camilo Bustamante. Trasladado al hospital de Villavicencio, Meta. Diagnosticado con posible fractura de clavícula. Wilson López. Trasladado al hospital de Cáqueza, Cundinamarca. Diagnosticado con trauma craneoencefálico. Luis Alvarado. Trasladado al hospital de Cáqueza, Cundinamarca. Diagnosticado con trauma craneoencefálico. Jorge Martínez. Trasladado al hospital de Cáqueza, Cundinamarca. Diagnosticado con trauma craneoencefálico.

Sus familiares esperan verdad, justicia y reparación. Y nadie puede rasgarse las vestiduras para eludir el juicio de responsabilidades por muy candidato presidencial que sea.