Lecciones de una campaña inédita (II). Ya hemos visto los aciertos de la campaña de la Colombia Humana, ahora se analizan los retos inmediatos y las acciones necesarias que demanda el momento político actual
Hernán Camacho
@camachohernan
El acumulado histórico que representan los ocho millones de votos por la Colombia Humana en la más reciente campaña que agrupó a los sectores democráticos, se pondrá a prueba en pocos meses. Las elecciones locales son una prueba de fuego para afianzar el momento de cambio político del país.
Diluir o potenciar el acumulado histórico es el desafío que enfrenta el pueblo colombiano. La firma de los acuerdos de paz entre la insurgencia de las FARC-EP y el gobierno nacional fue la cuota inicial para que el país se movilizara y politizara alrededor de agendas centrales: paz o guerra. Hasta ahora ha ganado la guerra con un margen muy estrecho.
La vida, la implementación de los acuerdos de paz, los cambios profundos en la política colombiana, la posibilidad de una apertura democrática, los planteamientos centrales de la reforma agraria integral, la política de lucha antidrogas, el cambio climático, la superación de la corrupción, son los temas que hoy copan la agenda nacional y que permiten ir deshaciendo la consigna de la derecha colombiana y su “lucha contra el terrorismo”.
Campaña larga
Son muchos los elementos políticos y estratégicos de la campaña que se han analizado, pero uno que tiene un valor significativo resultó ser la extensión de la campaña. Gustavo Petro inició sus giras a finales del pasado mes de noviembre, a la par que se confeccionaba la unidad de sectores políticos alrededor de una propuesta de nombres de hombres y mujeres, en una lista al Congreso que permita conformar una bancada decente, amplia y representativa de los sectores democráticos. Propuesta hecha por la Unión Patriótica y el Partido Comunista Colombiano.
El resultado fue la lista de la Decencia que agrupó a partidos políticos y sectores sociales, entre ellos el Progresismo con su candidato presidencial. Así las cosas, fue propicio llamar a una consulta interpartidista para elegir un candidato presidencial y después enfrentar dos meses de campaña. Desde la confección de una lista al Congreso y la segunda vuelta presidencial, ya con Gustavo Petro como único candidato de la izquierda y lo sectores progresistas, pasaron casi siete meses que permitieron una campaña electoral pedagógica, política integrada a la ciudadanía y de movilización social permanente.
Unidad
Con el criterio de la unidad, la campaña de la Colombia Humana, deja una lección sustentada en los resultados. La izquierda sola no podrá acceder al poder nacional si no hace parte de una gran coalición, alianza, pacto, frente o confluencia democrática que permita superar el sectarismo y el vanguardismo de las identidades.
Esa unidad permitió que entre la primera y segunda vuelta la campaña se alcanzara cada siete días un millón de votos a favor. Eso se puede interpretar como el premio de la ciudadanía a las decisiones políticas que permitieron anteponer la unidad de los sectores democráticos y de izquierda, a las ambiciones personales o colectivas de alguna fracción política.
La Coalición Colombia conformada por algunos líderes del Polo Democrático Alternativo y el Partido Alianza Verde, advierten que seguirán en llave para enfrentar las elecciones locales. Desde la Colombia Humana se ha hecho un llamado a que no se promueva el esfuerzo de unidad de las colectividades democráticas del país. Sería un error estratégico enfrentar la consulta anticorrupción y las elecciones locales del próximo año.
La movilización
La campaña de la Colombia Humana estuvo en casi todos los municipios del país con un impulso mayoritario de jóvenes y mujeres. Los comités y la articulación de estos con la campaña nacional, permitieron movilizar a la ciudadanía con distintas iniciativas que siempre estuvieron ligada a la propuesta política y el discurso del candidato. El repartir propaganda, la distribución del periódico de la campaña o los murales fueron siempre indicadores de una movilización política.
Un yerro reconocido en el interior de la campaña se atribuye a la inmovilización de la semana previa a la elección. Sergio Fajardo ganó en Bogotá por el trabajo de calle de los últimos diez días antes de las elecciones, señalan algunos estrategas de la campaña Colombia Humana. Después del acto de cierre en la capital del país, ad portas de la primera vuelta, se detuvo la marcha, los mítines, la entrega de propaganda e incluso la movilización por asegurar el voto.
El impacto de una Plaza de Bolívar a reventar no fue suficiente para que en la ciudad se pudiera ganar. Y es que el balance interno de la campaña arrojó que esos días fueron claves para permitir el avance de la otra campaña, la de Fajardo, y por lo tanto se debió incrementar la presencia de la nuestar en la calle y potencializar el impacto que produjo su cierre.
Un desafió trascendental
El desafío del momento político en Colombia demanda de un replanteamiento en las formas y un afianzamiento en el fondo de las ideas, propuestas y programas de gobierno de la izquierda y los sectores sociales y democráticos. En este sentido hay campo para la propuesta alternativa al modelo económico del país.
Ampliar el discurso y lograr conexión con la sociedad, fue una de las claves del triunfo de la Colombia Humana en varios departamentos del país. En el caso puntual, Gustavo Petro logró que su discurso fuera una reflexión de los temas nacionales conectados a cotidianidades.
Los discursos tradicionales ya construidos en Colombia que son escuchados por la ciudadanía no alcanzan para interpretar y movilizar la ciudadanía, en función de causas. Sin ceder en los principios, los discursos de las fuerzas políticas deberán convertirse en causas movilizadoras de la ciudadanía que no se organiza en una militancia específica, pero que comparte los mismos fines y aspira a ser protagonista de esos cambios.
Un ejemplo puntual fue la exposición de ideas del candidato Petro en cuanto a su propuesta económica de “democratización del crédito”, que le permitiría a la ciudadanía contar con una banca pública para sus interese y dejar de acudir al prestamista a diario.
El país es testigo de la nueva modalidad de crédito en las calles de los barrios populares de cualquier ciudad del país, a merced de los grupos paramilitares, narcotráfico y criminalidad organizada. Arrebatar de las manos de la mafia las necesidades económicas de los colombianos, sin duda fue parte de la motivación de la ciudadanía por la propuesta de Colombia Humana.
A movilizar
Se viene un periodo de movilización permanente con las campañas anticorrupción y la preparación de las candidaturas de las elecciones locales del año venidero. Se tiene la obligación ética y moral de forzar las alianzas locales que permita superar la resistencia y llegar a ser gobierno.
Los riesgos sobre la implementación del proceso de paz, la reorganización de las fuerzas políticas de derecha apropiándose del Congreso, el Ejecutivo y la abolición de las Cortes, son catalizador para que las fuerzas sociales mantengan una férrea unidad que invite constantemente a la movilización social como la prevista el próximo 7 de agosto y se proyecte cada vez con mayor fuerza como alternativa política de gobierno. En juego está lo poco que queda de la democracia colombiana.