De cómo llegué a escribir Déborah Kruel

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Portada de Déborah Kruel

Ramón Illán Bacca

“Es obvio que las fuentes para escribir Déborah Kruel fueron, los folletos de espionaje de las revistas cubanas, dramones mexicanos, las canciones de moda y el cotorreo parroquial, todo con un fondo del mar Caribe. Decidí que escribiría esa novela y que me informaría bastante. Leí mucho y hubo un momento en que estaba sobresaturado de información. Me pregunté: “¿Pero por qué estoy zambullido en la segunda guerra mundial si lo que tengo que escribir es simplemente de mi infancia samaria, con la guerra como telón de fondo?”.

La improbable Déborah

A pesar de los muchos sobresaltos y la inseguridad que me producían, decidí escribirla. Le mezclé diligencias judiciales —porque aún era abogado en ejercicio—, frases de alguna lectura porque siempre apuntaba algo que me había llamado la atención, que había oído algo en la calle, algún dato histórico interesante, un pequeño apunte, alguna joya preciosa de alguna crónica que me había gustado y de la que yo hablaba con frecuencia. Sin embargo, pasaba el tiempo y no escribía una sílaba… un día me dijo Roberto Montes Mathieu: “Tu novela no se va a llamar Déborah Kruel sino La Improbable Déborah”. Me dolió el comentario, pero tenía razón porque teniendo todo para hacer la historia, no me decidía. Escribía cuentos y artículos que vislumbraban un tema más amplio, con mayor respiración, pero la novela no llegaba.  Con la inmensa desventaja de no tener mucho en dónde buscar, en ese año del 85 me puse a escarbar y encontré algunos datos para el caso Mamatoco y sobre el hundimiento de un barco alemán en las costas de la Guajira. De pronto, y por casualidad, leí en El Tiempo una nota que se llamaba “Datos históricos” sobre los alemanes en Colombia, y ahí estaba todo lo que me había costado tantos meses de rastreo… después sale el libro titulado “Colombia Nazi”, escrito por Silvia Galvis y Alberto Donadio, donde estaban todas las fotos de los nazis en Barranquilla y la información pertinente…”.  

1 Revista Huellas 88-89 Barranquilla..p 78