Semanas de convulsión administrativa, un ambiente laboral tenso y una profunda incertidumbre se vive por estos días en la comunidad educativa
Marcel Guarnizo Prieto
Al parecer, la crisis por la que atraviesa la Fundación Universidad Autónoma de Colombia, Fuac, tiende a agudizarse y no se ven salidas prontas a los problemas financieros que la aquejan. Mientras se tensionan los conflictos laborales por el no pago a tiempo de salarios, prestaciones y seguridad social, pese a que hasta el momento se mantiene la normalidad académica.
La Crisis
Según el Boletín Institucional “Construyendo la nueva Autónoma”, para la administración de la universidad en cabeza de su presidente Eduardo Enrique Hoyos, “cuando se inició esta administración, el 16 de abril de 2018, nos encontramos con dos situaciones estructurales por mejorar. La primera, por supuesto, la parte financiera de la Universidad. En términos técnicos financieros, recibimos una universidad quebrada, sin embargo, estamos buscándole la viabilidad a través de dos ejes que son: primero, la optimización de recursos y la reducción de costos, sin sacrificar la calidad académica… el segundo eje es la consecución de recursos para obtener liquidez vía créditos y/o venta de infraestructura inoficiosa.”
“La segunda situación estructural por mejorar es la de la academia. Si bien es cierto que tenemos una propuesta académica que sigue siendo interesante, dada la importancia histórica que ha tenido la Universidad Autónoma en Colombia, nos encontramos con algunos registros calificados que habían sido negados, así es que nos hemos dado a la tarea de rescatarlos”.
Para el sindicato de profesores, la crisis proviene por más de 20 años de una ineficiencia administrativa en la cual tiene responsabilidad la actual administración, ya que la mayoría de los directivos actuales han hecho parte de administraciones anteriores y son fundadores o hijos de fundadores que vienen recibiendo beneficios de tiempo atrás.
El sindicato denuncia a través de comunicados y carteles, que en “los últimos semestres hemos vivido un cambio sustancial respecto de la institución que teníamos. La intención de esta administración es terminar con el proyecto de universidad con la que hemos estado comprometidos por décadas. Están acabando con ella, vendiéndola por partes y endeudándola para feriarla, pues como era antes no resultaba lo suficientemente rentable para sus intereses”.
Según Zue Quintana, estudiante de la Fuac e integrante del Consejo Superior Estudiantil, no hay claridad sobre el tamaño del déficit fiscal, ya que en los estados financieros del año 2018 se puede evidenciar un déficit de 20 mil millones, pero en asambleas realizadas en algunas facultades, hay quienes sostienen que el déficit asciende a 40 y 60 mil millones.
“No hay una información exacta del hueco fiscal actual, teniendo en cuenta que la Fuac en cabeza de su presidente Eduardo Hoyos se ha negado a mostrar cualquier documento oficial y se ha negado a dar información respecto a la situación económica y financiera de la universidad. Lo que sí es palpable es que a los profesores y trabajadores no se les han pagado sus salarios y prestaciones sociales, algunos con dos y otros con cuatro meses de retraso en salarios y de hasta seis meses de retraso en prestaciones sociales y seguridad social”, manifestó Zue Quintana.
El plan de recuperación
El director financiero de la universidad, Darío Hurtado Castaño, aseguró que “para enrutar a la institución por el camino de la viabilidad y sostenibilidad financiera, la primera medida tomada por la nueva administración fue la adopción de acciones de ajuste y de choque operativo en la racionalización de los gastos de funcionamiento. Con el paso mencionado, se dio comienzo a la implementación de otras estrategias financieras de largo plazo para hacer un uso eficiente de su flujo de caja, representado esencialmente en las matrículas”.
Así mismo, explica que la universidad tiene “una capacidad ociosa y de mucho valor económico en activos inmobiliarios, que supera los $66.000 millones. Este es un potencial explotable comercialmente que no había sido tenido en cuenta y que, al tratarse de activos inutilizados, no implicaría despojar a la Universidad de los que actualmente están en uso”.
Para el sindicato el plan financiero de la administración no es la solución pues consideran que no existe un verdadero plan de viabilidad financiera, sino lo que existe es una serie de políticas de endeudamiento y reducción del tamaño de la institución con la intención de vender su patrimonio y debilitarla, ya que con la venta de edificios y propiedades se obtienen jugosas comisiones y con la reducción de la planta de docentes y trabajadores es posible acabar con los sindicatos.
Las organizaciones sindicales después del tercer llamado a la realización de una huelga como mecanismo de presión a la administración, para que en el marco de una negociación se cambie su política y se concerte un plan de recuperación de la universidad, lograron aprobarla el pasado 8 de mayo con una votación de 332 votos por el sí y 129 por el no.
Para la estudiante Quintana, el plan de recuperación propuesto por la administración carece de objetivos y de una proyección en cifras lo que lo hace poco objetivo para la situación por la que está atravesando la universidad.
“En conjunto con otras organizaciones estudiantiles hemos venido promoviendo la constitución de mesas de trabajo que cuenten con la participación de todos los estamentos de la universidad, para hacer un plan de recuperación económica y financiera de la universidad en miras de realizar una reforma estatutaria que logre, entre otras cosas, el reconocimiento de las organizaciones estudiantiles para que no se nos nieguen espacios de participación y decisión como el comité de evaluación docente y el comité de biblioteca”.
Reina la incertidumbre
En medio de este ambiente de huelga de trabajadores y docentes de la universidad (cuya fecha de inicio está por definir), de denuncias de corrupción, de asambleas estudiantiles, de planes de recuperación y señalamientos de todo tipo, la incertidumbre sobre el futuro de la universidad reina en el campus.
La represión y persecución parecen ser la fórmula con la que la administración responde a las asambleas estudiantiles, permitiendo el ingreso de la policía a la universidad y prohibiendo las reuniones y las asambleas, mientras continúa realizando sus planes en el Consejo Directivo de la universidad bajo denuncias de ilegalidad y corrupción. La desinformación campea mientras los ánimos se caldean, el Ministerio de Educación Nacional no presta atención a la situación y los problemas continúan.
Votada la huelga, el presidente de la Fuac invitó a las organizaciones sindicales a establecer una mesa de diálogos para encontrar soluciones a la problemática de la universidad. Curiosamente invitaciones similares le habían extendido los estudiantes, profesores y trabajadores, a las que se rehusó la administración. Ojalá la mesa de diálogo con las organizaciones sindicales, las mesas de trabajo de los estudiantes y el compromiso colectivo de los estamentos de la universidad, puedan encontrar las soluciones a las problemáticas que aquejan a este patrimonio educativo del país.