Imprescindibles de VOZ

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Miguel Castañeda, voceador desde comienzos de los sesenta

Que estas tres mil ediciones sean el momento para reconocer la labor de cientos de colaboradores, tanto en la redacción como en la muy importante tarea administrativa, de distribución y de archivo. Una gran familia donde todos cuentan

Sara Zapata
@sagaza91

Ya pasaron 62 años desde la edición número uno del semanario VOZ. El 20 de julio de 1957 entró en circulación Voz de la Democracia, fue el regreso del Partido Comunista luego de ser declarado ilegal por el general Rojas Pinilla. En 1964 también fue clausurado por el gobierno de Guillermo León Valencia por la investigación sobre la operación Lasso y el ataque a Marquetalia. Desde siempre la perseguida VOZ no ha parado de contar la realidad colombiana desde una perspectiva crítica.

Hablamos con algunos de los trabajadores del semanario VOZ sobre su experiencia y sus anécdotas a través de tantos años.

Manuel Castañeda, distribuidor

Ha distribuido todos los VOZ: VOZ de la Democracia, VOZ Proletaria y VOZ, la verdad del pueblo. Él hizo muchas brigadas en el barrio Policarpa en Bogotá y también en las épocas más oscuras en Antioquia, Risaralda, Quindío y Caldas. Fue corresponsal y cubrió diversas noticias al calor del movimiento social y los tropeles, recuerda cómo fue varias veces amenazado y detenido.

“A nosotros nos han tratado de callar de múltiples maneras, inclusive han matado y detenido compañeros por vender el periódico, entonces el semanario es un arma que tenemos los comunistas para denunciar las arbitrariedades y atropellos que tiene el sistema capitalista en Colombia, y a nivel internacional nos sirve para expresar la solidaridad con los pueblos del mundo. 3.000 ediciones es un logro inmenso que hemos conquistado a través de la lucha y del esfuerzo”.

Recuerda a otros directores del periódico como Joaquín Moreno Díaz, Manuel Cepeda, Álvaro Oviedo, Carlos Lozano. Afirma que “ningún otro partido en Colombia tiene el mérito de haber hecho el trabajo para lograr las 3.000 mil ediciones del periódico”. También hizo un llamado al partido y la juventud: “¡Tenemos que recuperar las calles para las brigadas del periódico en todo el país, este momento es crucial para defender la paz!”.

Reina Jaimes, secretaria

Lleva ocho meses, es venezolana y de familia chavista. Conoció el semanario cuando llegó a Colombia es la secretaria del semanario, también ayuda con la distribución de los periódicos que se envían a las regiones y a los que están cerca a la sede, ha empezado a conocer el país desde la información que le brinda VOZ.

Luz Mery Ceballos, servicios generales

Es hermana de Martha, la del archivo, la trajo a VOZ y hace poco cumplió 24 años trabajando. “Desde que yo ingresé acá ha sido un excelente trato, uno se siente acá como en familia y hay mucho respeto. El camarada Carlos una persona maravillosa, un caballero en todo el sentido de la palabra”. Dice que además de los noticieros se informa a través del VOZ, “es el único medio que uno lee desde toda la vida, desde que tuvimos uso de razón crecimos con el semanario, es un medio que uno quiere mucho, nosotros siempre hemos sido comunistas y a nuestros hijos los formamos con esos ideales”.

Martha Ceballos, archivo

Esta compañera ha tenido que repasar una y otra vez las imágenes más duras del genocidio político contra la UP y el PCC, por 32 años ha ayudado a gestionar y mantener una historia de más de 60 años. “Venimos de una familia de izquierda, una compañera que laboraba aquí, Marielita, ella fue la que me vinculó, me recomendó al camarada Manuel Cepeda Vargas, inicié en servicios generales y luego en el archivo VOZ”. Martha limpia cuidadosamente los archivos y cuenta que “antes llegaban muchos periodistas y estudiantes a buscar en el archivo, ahora con lo digital son menos los visitantes” pero todavía reconocen el valor y las imágenes del semanario. “Lo que hay en este archivo no lo tiene casi nadie. Este es un periódico que no calla nada y que denuncia para nosotros la clase trabajadora, los estudiantes y para todo el movimiento de izquierda”. Martha recuerda con tristeza el asesinato de su primer jefe, Manuel Cepeda Vargas y recuerda con cariño a Carlos Lozano.

Olga Hoyos, recepcionista

“Olguita” como la llaman cariñosamente, trabaja hace 26 años en el semanario, desde que se ubicaba en las oficinas de la 19, allí donde en diciembre de 1996 pusieron una bomba que afortunadamente no dejó víctimas. “Ese fue el primer susto, ahí siguieron las amenazas para Jaime Caycedo, para el periódico y el Partido, luego pusieron un carro bomba en la sede actual como a las 7 u 8 de la mañana, el 23 de mayo del 2001”.

Ella recuerda con lágrimas en los ojos que la experiencia más dura que han pasado en el semanario es la pérdida del camarada Carlos Lozano Guillén, a quien recuerda como alguien muy humano.

Olga recibió muchas veces las llamadas de insultos y amenazas de muerte, incluso cuenta que llegaron a amenazar a todos los trabajadores.

Ella destaca el papel del periódico: “El semanario destapa cosas que otras personas quieren ocultar, en la TV dicen que todo está bien, mientras que el periódico VOZ siempre revela lo oscuro de los gobiernos que han pasado”.

Héctor Moreno, contador

Lleva seis años en el semanario, es contador público de la Universidad Central, su hermano es militante del Partido y él ha llevado la contabilidades del partido y otras organizaciones, “el semanario no está para generar una renta, sino para comunicar e informar, incluyendo a los compañeros del Partido y a la izquierda, eso hacía parte de la ideología del camarada Lozano”. Todos los medios van encaminados a defender una clase política y una oligarquía, el periódico es el antagonista de esa información, es el que informa al pueblo. “Trabajar en el semanario es importante porque pongo mi granito de arena que ayude para que este medio no vaya a desaparecer”.

Edgar Rey, gerente

Es militante comunista desde el año 73 y desde el mes de febrero está en la gerencia. “Vengo con una tarea, y es la de contribuir al proceso de modernización administrativa del semanario VOZ, lo que he venido haciendo es un diagnóstico de la realidad financiera del periódico para ver cómo generamos un proceso de proyección de largo aliento. Lo importantes es que es el periódico de una organización política, revolucionaria muy comprometida con su periódico, y que desarrolla un proceso colectivo que hay que dinamizar. La importancia del periódico es que ha podido posicionarse en los sectores alternativos, populares y democráticos como un periódico que orienta, que educa y que genera nuevas relaciones”.