Duque, cómplice del intervencionista Trump

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Iván Duque y Donald Trump.

La dinámica política del Gobierno de Duque se ha caracterizado por su tendencia a someterse a las imposiciones del imperialismo estadounidense, especialmente la aceptación de la concepción de la doctrina de la seguridad nacional, esto explica su táctica de penalizar la protesta social y encarcelar sus líderes, especialmente los jóvenes, núcleo más activo y consciente de los movilizados, a la par con el movimiento sindical.

El otro elemento de la doctrina de la seguridad nacional que aplica Iván Duque, es el diseño de acciones contra los gobiernos progresistas y articular frentes de países incondicionales para hostilizarlos y sabotear sus economías y tratar de aislarlos diplomáticamente. El objetivo de estas acciones es impedir que gobiernos progresistas latinoamericanos consoliden un frente contra la implementación de las políticas reaccionarias y neoliberales que imponen los Estados Unidos y organismos como el Fondo Monetario Internacional FMI, y el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, como estrategia para lograr la sumisión y el control político- ideológico y económico de la región.

Es vergonzoso el papel del gobierno colombiano al convertirse en vocero norteamericano de los infundios contra Maduro: lo denuncian como patrocinador y apoyo del ELN y de las disidencias de las FARC, todo este andamiaje de mentiras, para justificar la invasión a Venezuela de los marines estadounidenses, con su secuela de horror, destrucción y muertes como otras veces lo hizo contra otros países latinoamericanos. Recuérdense las invasiones a República Dominicana y Panamá a mediado y finales del siglo XX, para no mencionar tantas invasiones a tantos países hermanos durante el siglo XIX.

Además, otros pueblos en continentes distintos vivieron la misma experiencia. El mundo todavía se estremece e indigna al recordar el infierno en que convirtieron los ejércitos yanquis a la pequeña república de Vietnam.

Un instrumento del intervencionismo norteamericano en América Latina es la llamada Cumbre Ministerial Hemisférica de Lucha Contra el Terrorismo, cuya tercera reunión se llevó a cabo el 19 y 20 de enero del 2020 en Bogotá. Las conclusiones de la tercera Cumbre Ministerial He­misférica de Lucha contra el Terrorismo, con la presencia del Secretario de Estado, Mike Pompeo, una especie de rata vigilando el queso, le impuso a Iván Duque unos ejercicios militares conjuntos entre Colombia y EE.UU.; ejercicios ilegales, pues debe ser el Congreso de la República el que autorice la presencia de tropas extranjeras en nuestro territorio.

El componente fuerte de las maniobras militares conjuntas fue el despliegue aéreo, para “simular la defensa de un aeródromo” y expulsar tropas enemigas. Dado el hecho de que Venezuela fue mencionada tantas veces en la Cumbre Antiterrorista, como potencial agresor de Colombia, estas maniobras constituyen una provocación a Venezuela. Sin lugar a dudas, significan también, una velada amenaza para ese país y para la paz continental.

Además, estas maniobras son onerosas e inútiles para Colombia, dadas las reales necesidades nuestras que no tienen nada que ver con enemigos externos, sino con fuerzas paramilitares y ejércitos de  narcotraficantes, que deben combatirse con militares honestos, a prueba del poder corruptor de las mafias y con inteligencia puesta al servicio de esta causa, para traer la seguridad, tranquilidad y protección efectiva de la vida de los líderes sociales, los defensores de los derechos humanos y de toda  nuestra población.

Ante la posibilidad de desatar una carrera de armamentismo continental y sus secuelas de desfinanciar las políticas sociales de apoyo a la salud, la educación y los planes de complementar la alimentación de la niñez escolarizada, para rearmar los ejércitos, como acaba de proponer Trump para los Estados Unidos, las fuerzas y partidos políticos progresistas, la academia, el mundo de la cultura tienen el deber de movilizar a la población para impedir que el imperialismo incendie Latinoamérica, utilizando a gobernantes títeres como Iván Duque.

Otro objetivo prioritario de las movilizaciones nacionales y continentales, es el rechazo al cuerpo armado llamado Comunidad de Policías- Ameripol, instrumento de intervención aceptado sumisamente por los países asistentes a ese aquelarre organizado por el presidente Trump en Colombia.

Llamamos a todas las fuerzas sociales y políticas de todo el continente, y especialmente, de Colombia a fortalecer las expresiones de internacionalismo, solidaridad y fraternidad en defensa de la autodeterminación del pueblo venezolano. Ante las actuales pretensiones expansionistas del imperialismo yanqui, la solidaridad es la garantía que legitima el avance de las resistencias comunes contra la ambiciones del invasor. Defender la región como zona de paz es la tarea inmediata.