
Hoy es importante rendir tributo a la Comuna de París, a su significación histórica, a la magnitud revolucionaria de sus enseñanzas y aprender de sus errores
Ernesto Perilla
El 18 de marzo se cumplen 149 años de la epopeya, insólita para aquel tiempo, cuando el proletariado francés arrebató el poder a la burguesía y, en condiciones increíblemente adversas, logró por primera vez en la historia del linaje humano, la empresa de erigir un Estado proletario. La Comuna de Paris, escribió la primera página de la historia del socialismo.
No pervivió largo tiempo: 72 días nada más. Pero aun en ese breve lapso supo la Comuna sumir en el pánico y el desconcierto a la burguesía. El proletariado de París procedió a la demolición del Estado burgués. El 29 de marzo, en uno de sus primeros decretos, la Comuna de París abolió el ejército, sustituyéndolo por el pueblo armado. También eliminó la vieja policía y gendarmería. Entre las medidas de la Comuna tendientes a desmontar el Estado burgués figuraban las disposiciones sobre el sueldo máximo a sus miembros y empleados. El decreto del 2 de abril de 1871 sobre la compensación a los funcionarios minaba el cimiento material del burocratismo.
En virtud del decreto del 2 de abril, separó la Iglesia del Estado y anunció la expropiación de todas las tierras de aquella. El proletariado de París fue reconocido por todos los estamentos de la sociedad, exceptuada la gran burguesía financiera e industrial, como la única clase apta para la gestión pública. Partiendo de las demandas sustanciales de la vida misma y dejando de lado las utópicas recetas proudhonianas acerca de la abolición del Estado de la noche a la mañana, se aplicó a la organización del nuevo Estado proletario.
La burguesía se ensañó ferozmente entonces contra los comuneros, asesinó y desterró a miles de personas. La burguesía, imaginó que la sangre de los comuneros fusilados y torturados afianzaría por siglos su dominio. Pero sus cálculos fallaron. La comuna de París, fue el anuncio de las futuras conquistas de la clase obrera.
El triunfo de la Revolución Socialista de Octubre en Rusia inicia la afirmación del socialismo como sistema socio-económico diametralmente opuesto a todos los precedentes.
Las experiencias actuales y anteriores de construcción del socialismo deben en gran medida sus logros a la revolución del 18 de marzo de 1871. Lenin, evaluando la Comuna de París, subrayó: “Sobre los hombros de la Comuna estamos todos en el movimiento actual”.
Hoy es importantísimo rendir el debido tributo a la Comuna de París, a su significación histórica, a la magnitud revolucionaria de sus enseñanzas y debemos también de aprender de sus errores.
La Comuna a la luz del marxismo
Al estudiar los sucesos de la Comuna de París, Marx resalta como aspecto básico y esencial el hecho de la toma del poder político por el proletariado, el derrumbe de la vieja máquina estatal y la organización de un Estado de nuevo tipo. En 1871, el problema de la revolución proletaria resolvíase prácticamente en Francia. Era el primer ensayo de fuerza de la clase obrera, probatorio de la justicia de los enunciados marxistas, de la teoría de la revolución socialista.
La revolución proletaria es un fenómeno social muy complejo. Los fundadores del marxismo han consignado que para su victoria se requieren dos condiciones: determinado nivel de fuerzas productivas y la aptitud de la clase revolucionaria para alzarse.
Causas de la derrota
En Francia no se daban aún las necesarias premisas objetivas y subjetivas para el triunfo de la clase obrera; a esta le faltaba la experiencia de la lucha revolucionaria.
Francia, no obstante haber desarrollado la revolución industrial, carecía aún de una gran producción maquinizada. En los años setenta del siglo XIX seguía siendo un país mayoritariamente agrario.
En el país seguía dominando la burguesía financiera y no la industrial. Otro factor determinante era la dispersión del proletariado y su falta de preparación ideológica y organizacional. Las teorías pequeño burguesas de los proudhonistas, blanquistas y jacobinos hacían presa aún en muchos obreros. El proletariado no tenía ni un programa científicamente fundamentado, ni táctica de acción ni un partido político independiente capaz de conducirlo a la victoria.
Táctica defensiva
Estas circunstancias explican también todos los errores parciales en que incurrió la Comuna: su desmesurada propensión a las consignas patrióticas burguesas, su extremado titubear al combatir a la contrarrevolución, la táctica defensiva, las tendencias conciliadoras, la falta de vínculos con el campesinado. Los campesinos que podrían haber sido su aliado principal, permanecieron al lado de la burguesía.
Lenin revelando las causas de la caída de la Comuna, escribió: “Para que una revolución social pueda triunfar son necesarias, por lo menos dos condiciones: el nivel elevado de las fuerzas productivas y la preparación del proletariado” 1 En 1871 no se daban estos requisitos. Repetir la proeza de la Comuna de París en las actuales condiciones del desarrollo del capitalismo no es tarea fácil.
El modo de producción capitalista ha cambiado sustancialmente, ya no son las grandes factorías industriales que concentraban centenares de obreros. La producción fue dispersada, satelizada y se producen las mercancías por partes, buscando en los países periféricos fuerza de trabajo barata a través de las maquilas, trabajadores tercerizados, contratación por horas, OPS, cooperativas y otras formas de flexibilización laboral que impiden su organización sindical.
Incluir a la clase obrera
El movimiento sindical a lo largo de su historia ha sido permeado y dividido con orientaciones patronalistas y conciliadoras desde los gobiernos, el capital nacional y transnacional. Todos estos factores adversos han debilitado su poder de convocatoria y de movilización. Pero la depredación capitalista del saqueo de los recursos naturales y su forma violenta de expansión y apropiación hacen que surjan nuevos actores y organizaciones sociales, como los ambientalistas, grupos étnicos, defensores de derechos humanos y otras expresiones, estos amplían el espectro de sujetos sociales que articulados con la clase trabajadora pueden conducir a profundas transformaciones sociales, políticas y económicas.
Ningún proceso de cambio y transformaciones sociales alternativo al capitalismo puede excluir a la clase trabajadora del poder político, porque terminaría fracasando estruendosamente, la historia lo ha demostrado.
Son los trabajadores los que han producido y producen la riqueza social a lo largo de la historia de la humanidad y en todas las formaciones económico-sociales anteriores y actuales, paradójicamente, no han accedido al poder político mundial a excepción del hecho histórico de la Comuna de París, en Rusia, los países que constituyeron el llamado campo socialista y en Cuba. En la mayoría de los casos los que no producen las mercancías necesarias, son los que detentan el poder político y económico.
1-V.I. Lenin Obras Completas. t.20, pág.219.
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