El 20 de julio se celebró un año más del periódico comunista, vocero de quienes resisten, proponen y construyen alternativas políticas
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino
A inicios de 1960, en Cabrera, Cundinamarca, la advertencia había sido clara: “A quienes venden el periódico VOZ esta semana les va a quedar muy berraco porque al que yo encuentre vendiéndolo, lo mato porque lo mato”. Así lo había mandado a decir el ‘Teniente Empujo’, con la tranquilidad que le daba haber sido guerrillero liberal en Dolores, Tolima; haber sido amnistiado; portar un arma con salvoconducto; estar bajo el mando del Partido Liberal y recibir pago del gobierno. Nadie se animaba a venderlo. “Solamente uno que había sido guerrillero, pero que no se había renegado y quien conocía la vida del Partido Comunista, dijo: ‘Pues yo me comprometo, voy a ver si me toca a mí el turno’. Dicho y hecho”, recuerda el dirigente campesino cundinamarqués José Adelmo Salazar Moreno.
Primitivo Morales Buitrago, quien había estado al mando de Juan de la Cruz Varela, hizo su brazada de periódico entre la que escondió un cuchillo. Al estar en una cantina, luego de haber repartido algunos números, se encontró con ‘Empujo’: —¿Usted es el que está vendiendo ese hijueputa periódico? —Sí, soy yo. —Sépalo que usted se muere hoy —le gritó mientras desenfundaba un revólver y le hacía un disparo. Al mismo tiempo, Primitivo, quien ya estaba preparado, le dio una puñalada en el pecho. Los acompañantes de ‘Empujo’ remataron al voceador de VOZ. Ambos murieron.
El anterior es apenas un testimonio de la persecución que en 63 años de existencia ha sufrido el semanario, en la que han sido ejecutados extrajudicialmente periodistas, distribuidores y colaboradores. Muchos de sus lectores han sido perseguidos por las fuerzas militares y paraestatales, amenazados, judicializados, estigmatizados y desplazados. Como si fuera poco, las sedes del periódico, blancos de bombas.
El origen
La persecución inició desde el mismo momento en que se fundó VOZ de la Democracia, el 20 de julio de 1957, luego de la caída de la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla. El Frente Nacional se convertía en ese momento en el objetivo principal de sus críticas. Era la fusión de los dos partidos tradicionales que a su vez implicó una concentración mayor de los medios de información en la cúpula gobernante, en el Establecimiento.
Ya en la década de los 60, mientras en las ciudades militantes, periodistas y dirigentes políticos del Partido Comunista Colombiano, PCC, en las páginas de VOZ buscaban solidaridad para evitar la agresión a Marquetalia, a los campesinos no les quedaba más alternativa que armarse para resistir al plan Latin American Security Operation, LASO.
A diferencia del resto de la prensa que intentó legitimar el belicismo institucional, que se sumó al discurso de guerra de los partidos tradicionales, del militarismo y de gran parte del empresariado, las páginas del periódico siempre gritaron por el cese de las operaciones bélicas y los diálogos como única salida a los conflictos.
Informador y formador
Sin embargo, no solo las comunidades de la Colombia profunda, de la Colombia abandonada se han sentido identificadas con este periódico. Trabajadores, sindicalistas, estudiantes, profesores, intelectuales, dirigentes políticos de varias orillas ideológicas, amas de casa, ambientalistas, jóvenes y la población LGTBI ven en las páginas el reflejo de sus denuncias y sus anhelos de un país democrático.
Por eso, en pasadas décadas era común ver grupos de obreros que en sus horas de descanso se reunían a leerlo y a comentarlo para discutirlo o porque solo unos pocos sabían leer, pero todos se interesaban en lo que decía. Grupos de campesinos en asambleas de sus organizaciones escuchando la lectura de un artículo que luego era analizado por algún dirigente; o jóvenes, o niños o guerrilleros que debieron aprender a leer y a pensar en sus páginas.
Así también lo recuerda Timoleón Jiménez: “Cuando me tocan el tema de VOZ me remito a mi infancia. A los seis años ya leía de corrido, mi mamá me había enseñado. Y mi papá era un militante, un comunista casi analfabeta que venía del Partido Liberal. Era radical y compraba el periódico cada ocho días. Como se le dificultaba leer, me ponía a leerlo, por lo que a Voz Proletaria la recuerdo desde niño, de seis u ocho años hasta que me fui de la casa en el 76 cuando ingreso a las FARC”.
Los ataques soportados por este periódico van más allá de la violencia física. Varios de los gobiernos más criminales han intentado liquidarlo. En 1963, Guillermo León Valencia le suspendió la licencia de funcionamiento, no obstante, el PCC, que ya conocía las intenciones gubernamentales, tenía preparada otra. Inmediatamente salió a circulación VOZ Proletaria, nombre que sostuvo hasta 1983 cuando cambió a VOZ La verdad del pueblo, como propuesta por el director del momento, Manuel Cepeda Vargas.
De la misma manera, sufrió persecución en los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez cuando se detectaron a tiempo atentados contra el director Carlos Lozano y contra la sede, y la judicialización de que fue objeto el periodista al acusársele de nexos con las FARC, aunque cumplía la labor de mediador de paz por encargo del mismo presidente de la República (¿?).
Asimismo, ha resistido la asfixia económica a que ha sido sometido con la ausencia de pauta publicitaria, la de empresas privadas y la del Estado que sí distribuye millones entre los grandes medios de comunicación.
Resistencias y alternativas
Son miles de batallas populares por mejores condiciones de vida, las que han sido registradas por estas páginas en los archivos periodísticos de este país. Desde la masacre de trabajadores de Cementos El Cairo en 1963, hasta los procesos de paz de las diferentes guerrillas, las luchas estudiantiles, las huelgas, el nacimiento e intento de exterminio de la Unión Patriótica, las luchas parlamentarias de los sectores alternativos, las movilizaciones de cocaleros y un sinnúmero de luchas que tejen resistencias y alternativas.
Y el cubrimiento de esas disputas lo ha hecho tomando partido. Sí, VOZ no es un periódico que cae en la falsedad de la neutralidad que supuestamente deben tener los medios de comunicación, pero que ninguno ejerce. Siempre ha manifestado abiertamente estar al lado de las organizaciones sociales que le apuestan a un cambio de fondo de la sociedad, a la construcción de un nuevo país donde quepamos todos.
En la pandemia es la primera vez que deja de circular en papel. Por el momento, sus miles de ejemplares no están cada semana circulando en todo el país. Sus textos circulan en la web con la rigurosidad que nos ha caracterizado y que nos han exigido nuestros lectores. A propósito, las palabras del senador Gustavo Petro cuando envió un saludo el año pasado en ocasión de la edición 3.000: “… pido a VOZ que no pierda esa virtud que siempre le ha caracterizado: el interés de acercar a su público a la verdad”.
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