Un nuevo ciclo

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Jaime Cedano Roldán
@Cedano85

Todo indica que América Latina ha entrado en un nuevo ciclo político. Por diversos canales se expresa un generalizado rechazo a las élites neoliberales y sus políticas de hambre y hay una ruptura ideológica, política y cultural.

Lo vimos en Chile con la derecha pinochetista derrotada en la elección constituyente, en Bolivia que expulsó desde las urnas a la dictadura. Se ha sentido en los 40 y pico de días que lleva el paro nacional en Colombia, en las movilizaciones en Brasil y se reafirma en los resultados electorales de Perú, donde un maestro de escuela ha vencido a la candidata de los grandes poderes.

Pedro Castillo no existía. No aparecía en las encuestas y no lo registraban los medios. Pero de pronto apareció y ganó sorpresivamente la primera vuelta. Lo convirtieron en el enemigo. Lo demonizaron. Pero no pudieron con el maestro, a pesar de todo el poder de la mal habida fortuna de la hija del dictador. No pudieron los grandes medios que nunca dejaron de atacarlo. Ni la golpista derecha venezolana que fue hasta Perú a hacer campaña. Tampoco el inefable y muy señor de derechas don Mario Vargas Llosa.

No pudieron porque era el Perú invisible que se hacía presente. La gente olvidada de los campos, los barrios pobres y la marginalidad.

No sabemos si Castillo, a quien quieren envolatarle la victoria, va a hacer bien, regular o mal su gobierno y que no defraude las ilusiones de las masas de campesinos humildes y de la pobrería de los pueblos y ciudades que le acompañaron, y que tendrán ahora que movilizarse mucho más, pues en situaciones como la peruana será más cierto aquello de que no basta con llegar al gobierno para poder hacer grandes transformaciones. Además, hay riesgos. Ya hablan de fraude, y de posibles golpes de Estado. Les duele perder. Y más si es frente a la gente morena y aindiada. Perú entra a una etapa de profunda crisis y cualquier cosa puede pasar.

Lo importante es el momento político que vive América Latina. Son tiempos de rupturas. Y de los nadies, de la gente ignorada y humillada a lo largo de los siglos; que ha decidido, como empujada por una fuerza extraordinaria, enfrentarse a los viejos poderes, dejar de ser invisibles y ser personas. Ser ciudadanías libres.

William Ospina dice que a pesar de las cosas duras que pasan en Colombia ensangrentada por la barbarie estatal, ve el futuro con esperanza. Que la sociedad está tomando la iniciativa transformadora, sin esperar que otros lo hagan por ella misma. Hay una irrupción de la comunidad en forma activa, crítica y transformadora. Hay una conciencia nueva y también nuevas impaciencias.

Para la izquierda europea que retrocede mientras se afianzan proyectos de derechas, el momento latinoamericano es esperanza y es enseñanza. Y debería llevarlas, pensando más en la española, a volver a los discursos y luchas con claro contenido de clase, junto a los más necesitados y sus problemas cotidianos. Las angustias y desesperanzas de las gentes de las barriadas no tienen cabida en ciertos discursos y debates, que encienden grandes pasiones en las redes sociales, pero son muy aislados, a pesar de los miles de likes.

Pan, techo, trabajo, salud y educación, siguen siendo el reclamo. Son las simples y grandes reivindicaciones que hoy marcan las luchas en nuestra América Latina.