El 8 de septiembre, Día Internacional del Periodista, se conmemora por la tortura y ejecución del escritor checoslovaco Julius Fučík, miembro del Partido Comunista, redactor de las publicaciones Rude Pravo y Tvorba
Simón Palacio
@Simonhablando
En Colombia se celebran tres fechas para exaltar el ejercicio periodístico. La primera es el 9 de febrero, en homenaje a la circulación del semanario “Papel Periódico de Santafé de Bogotá” en 1791, considerado como el primer trabajo de periodismo en la nación. La segunda es el 4 de agosto, decretada por la Ley 918 de 2004 como el “Día del Periodista y Comunicador”, como deferencia a la publicación en Francia de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano en 1791. Finalmente, se conmemora todos los 15 de diciembre el Día de la Prensa Colombiana.
Sin embargo, el Día Internacional del Periodista, que es el 8 de septiembre, siempre pasa de agache. Si bien es nombrado por alguno que otro “reputado” director de radio en los programas matutinos o aparece en una nota corta de prensa escrita como efeméride, la verdad es que el acontecimiento no hace parte de la agenda setting de los poderosos medios corporativos de comunicación, que se jactan día tras día de defender el ejercicio periodístico y la libertad de prensa.
Seguramente la razón es que el mundo entero celebra el Día Internacional del Periodista en homenaje a Julius Fučík, periodista y escritor checoslovaco, miembro del Partido Comunista de Checoslovaquia, redactor de las publicaciones Rude Pravo y Tvorba, detenido por la Gestapo y asesinado por los nazis el 8 de septiembre de 1943.
Una historia heroica
Lo extraño es que también en los emergentes medios alternativos y populares de comunicación, la fecha es poco recordada, quizás por olvido o por desconocimiento. En épocas del espejismo que proporcionaba el “socialismo real”, la figura de Fučík era exaltada en Europa del este como heroica y que muchas/os periodistas de las causas revolucionarias conocían la obra del mártir, así como la justeza de conmemorar todos los 8 de septiembre la labor abnegada de informar con veracidad las luchas de los pueblos. Pero ese conocimiento se quedó en la memoria de la veteranía.
En consecuencia, el semanario VOZ, que con modestia y compromiso histórico se identifica como el decano del periodismo alternativo y popular en el país, reconoce en la obra de Julius Fučík un activo imprescindible del ejercicio periodístico que busca e informa la verdad del pueblo.
Es cierto, la fecha del 9 de febrero evoca a un acontecimiento nuestro, que es importante sin duda. Pero el 8 de septiembre trasciende a la primera impresión nacional o a una declaración internacional. El 8 de septiembre se evoca la palabra, la voz y la huella pura del héroe, que no solo es Fučík sino también millones de personas comprometidas que se dejan la piel cuando se identifican como periodistas.
La tarea
Para no hacer spoiler al libro, la introducción es así: Al sobrevivir del campo de concentración en el que fue torturada, Gusta Fučíková se enteró que su compañero de vida no solo había sido ejecutado en Berlín, sino que había escrito algo mientras estuvo en la cárcel de Pankrác.
Al reunir las hojas numeradas escritas con lápiz, fugadas clandestinamente de las cárceles y guardadas por varias personas en diferentes lugares, Fučíková le presentó a la humanidad la última obra de Julius Fučík: Reportaje al pie de la horca.
La tarea, amiga lectora, amigo lector, colega periodista o camarada de mil batallas, es leerla e interiorizar junto al mártir, que: “Hemos vivido para la alegría; por la alegría hemos ido al combate y por ella morimos. Que la tristeza jamás vaya unida a nuestro nombre”.