Acuerdos peligrosos y obscenos

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Pietro Lora Alarcón 

La simbólica imagen del presidente JB con la bandera de los EUA a su espalda dice mucho de lo que es hoy la política externa brasileña. Más que relaciones contraproducentes, se trata de una cohabitación peligrosa y obscena que pasó al terreno geopolítico.

Es claro que la firma del Tratado para la Investigación y Desarrollo de Productos Militares, firmado el 9 de marzo, cuando la visita de JB al Comando Sur, materializa la presencia continental de la OTAN bajo la óptica RDT&E – tratados para ensayos y evaluaciones – y objetiva harmonizar la estrategia de contención de amenazas a las potencias hegemónicas. Hay un bloque de acuerdos, al que se le suman el RDT&F y el Global Entry, que conceden visa permanente en Brasil a funcionarios de los EUA y abren las puertas al “nuevo intercambio tecnológico”.

Quien estudia el tema se tropieza con que estos tratados complementan los firmados en 2015, como el Acuerdo sobre Cooperación en Defensa (DCA) para realizar prácticas militares conjuntas y el Acuerdo sobre Medidas de Seguridad e Informaciones Militares Clasificadas (GSOMIA). Al mismo tiempo se reafirma la franquía para que EUA utilice el Centro Espacial de Alcántara, en los límites con el territorio amazónico.

Bien se sabe que la industria militar es mucho más amplia que la de armas y municiones; comprende también el área satelital y de control del espacio aéreo, la seguridad cibernética y comunicaciones, las plataformas y control territorial, naval y fluvial, el sector tecnológico y de investigación. Toda esa estructura puede dirigirse a la vigilancia preventiva, pero también puede ser utilizada, en los términos de la OTAN, contra los por ella llamada de “riesgos a la seguridad regional”, que pueden incluir Estados o sectores de la sociedad civil. Por otro lado, en términos económicos los países que firmen el RDT&E tienen la ventaja comparativa de que sus productos ganan un sello de sobreprecio. Por eso, las estatales brasileñas Emgepron – de proyectos navales -, la Imbel – de Material Bélico – y la AMAZUL – Tecnología de Defensa- por cada dólar invertido pueden lucrar dos.

Impúdicamente, en la reunión de marzo, los EUA designaron a Brasil y Colombia como sus “aliados militares preferenciales para actividades en el hemisferio sur”. Ya eso estaba en marcha en la práctica cuando los países se aliaron en la reunión de la OEA de septiembre del 2019 para reactivar el Tratado de Asistencia Recíproca (TIAR). Después, Graig Feller, el “Almirante del Caribe” manifestó a la agencia oficial (EBC), que los acuerdos son resultado de un debate sobre “las amenazas que minan la democracia y la estabilidad en los EUA y Brasil”.

Como es costumbre, la dimensión textual de los acuerdos expresa que no hay ningún atentado a la soberanía de Brasil. El Manual del Ministerio de Ciencia y Tecnología explica que por el Tratado de Alcántara los EUA apenas “autorizan a Brasil” a lanzar cohetes usando “tecnología americana” y, por eso, no hay riesgos de que el territorio sea utilizado para fines de agresión.

Las palabras suenan ocas si llevamos en cuenta que tratados de esta naturaleza firmados con EUA preceden intervenciones militares, que sumaron más de 200 en el siglo XX y que, como afirma el Carnegie Endowment for International Peace, 16 de ellas fueron para crear nation-building a través de la imposición violenta de instituciones consideradas “democráticas”, que de inmediato pasaron a defender los intereses económicos y de seguridad extraterritorial de los EUA. Por otro lado, juntando las cosas, en un hecho sin precedentes diplomáticos el gobierno de JB pidió la salida de la misión diplomática de Venezuela en Brasilia.

Celso Amorin, el exministro brasileño internacionalmente conocido por promover una política externa “activa y altiva”, opina que el país está en situación de subordinación a una lógica de confrontación con China y Rusia. Algo que nunca se vio, ni siquiera durante los años de dictadura militar.

Hay un tiempo histórico de franco retroceso económico y una crisis en el Ejecutivo brasileño, pero que no ha impedido que estos Acuerdos caminen sórdidamente. Son acuerdos peligrosos y obscenos.

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