Al despertar Macri, la hiperinflación ya estaba allí

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Mauricio Macri, presidente de Argentina.

José Ramón Llanos

Y al despertar Mauricio Macri y los argentinos después de las primarias del 11 de agosto del presente año, las posibilidades de la hiperinflación ya estaban instaladas en la realidad y en el imaginario de la prensa especializada. El periodista Claudio Scaletta, afirma que el dólar a 60 pesos argentinos conduce a una disparada de los precios y al sendero de la hiperinflación. El hecho es que, tanto productores como el comercio, ya registran alzas entre el 7 y el 25 por ciento.

Como afirma Alberto Fernández, frente al hecho que Mauricio Macri pretende inculpar a la oposición de la debacle económica: “En realidad, este es un problema que se inicia en marzo de 2018. En esos momentos, Cristina estaba cuidando a su nieta, yo estaba dando clases en la facultad y Axel estaba con su Clio dando vueltas por la plaza. No teníamos nada que ver y la crisis les explotó. Y ahora la crisis sigue profundizándose y no es por nuestra culpa, es porque el Gobierno no le encuentra la vuelta”.

Por ahora el impacto del aumento de los precios se manifiesta en artículos como los aceites de mesa, pastas alimenticias, arroz; bebidas, medicamentos, vestidos, artículos para la higiene y aseo personal, cuyo incremento oscila entre el 9 y el 25 por ciento.

El desastre económico

Mauricio Macri inauguró su mandato devaluando el peso, la relación cambiaria la varió de un dólar 10 pesos a un dólar 16 pesos, esta devaluación la bautizó “exitosa salida del cepo”. Posteriormente, aplazó la crisis hasta el año 2017, endeudando al país externamente. Pero llegado el año pasado, cuando le cortaron el crédito extranjero y con el FMI, actuando nuevamente en Argentina, se inició el sendero que conduciría a la crisis que ahora acorrala la economía del país. Después de las primarias el dólar se disparó a 57 pesos. La bolsa cayó un 38 por ciento; el riesgo país es casi 2000 puntos; la devaluación desde que asumió Macri es del 500 por ciento.

La situación es de una gran inestabilidad macroeconómica, de los 57.000 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional, FMI, le prestó al país, la crisis ya le escamoteó el 90 por ciento; el Gobierno intentó parar este desangre aumentando las tasas de interés hasta el 70 por ciento, pero todo fue inútil. Incluso en Wall Street los papeles argentinos tuvieron un lunes calamitoso; lo cual también constituye un mentís a Macri quien decía que los mercados internacionales validaban su política económica.

La impagable deuda externa

Para que no queden dudas de la gravedad de la situación del país ríoplatense, las calificadoras de riesgo redujeron la calificación de la deuda, incluso la calificadora Fitch disminuyó de “B” a “CCC”, lo cual significa que es un país que tiene alta posibilidad de incurrir en impago de su deuda. La historia de como una política económica neoliberal conduce el endeudamiento de un país hasta el desastre, se ilustra con las movidas de Mauricio Macrí desde que llegó al poder: encontró una deuda externa que representaba el 37 por ciento del PIB, Producto Interno Bruto, en 2017, ya lo había elevado hasta el 54,6 por ciento interanual; en el 2018 lo disparó hasta el 82,2 por ciento y ahora lo extremó hasta el 100 por ciento. El analista Alfredo Zaiat, considera que la perspectiva es que de seguir cometiendo los mismos errores que hasta ahora ha cometido Macri, esta deuda se puede desbordar hasta el 115 por ciento del PIB argentino.

Las calamidades y errores del FMI

La historia de las orientaciones del FMI para tratar de superar las crisis económicas nos enseñan que la aplicación de estas siempre lesionan los ingresos y el relativo bienestar de los trabajadores y pensionados de un país o continente. Recuérdese, por ejemplo, lo acontecido con los habitantes de Europa, a raíz de la crisis iniciada en el año 2008. En el caso de Argentina los estudios, diagnósticos y orientaciones estaban tan errados que el último informe sobre la economía del país “prevé que la deuda del Gobierno federal comience a disminuir a partir del 2019 y caiga alrededor del 60% del PIB en el mediano plazo. Incluso Cristina Lagarde conceptuó “que la deuda disminuirá al rededor del 70% del PIB en 2019”

Como los técnicos fondomenetaristas creían que sus orientaciones estaban acertadas, suponían que iba a haber estabilidad cambiaria y por tanto remataban así el último de sus informes: “que la deuda disminuirá gradualmente hasta llegar al 60% del PIB para el 2024”. Afortunadamente para los argentinos la influencia del Fondo Monetario Internacional en el Gobierno argentino, terminará con las elecciones del mes de octubre.