Gerardo Esteban Vargas*
El pasado 2 de abril se definieron las elecciones presidenciales de Ecuador en las cuales, como se sabe, resultó ganador el candidato Lenín Moreno Garcés, de tendencia política socialista, que se prevé continúe con la línea integracionista de América Latina y con el proceso humanista de apoyar y fortalecer la población menos favorecida en la distribución de la riqueza de la nación.
Mientras en Estados Unidos el magnate multimillonario y actual presidente de esa nación, Donald Trump ha dado retroceso en varias políticas de la pasada administración de Obama, entre ellas las medioambientales, el pasado 6 de abril ordenó el bombardeo de una base aérea Siria con 60 misiles crucero. Dentro de su gabinete, la mayoría son empresarios, quienes abogan por que ese modelo de enriquecimiento individualista no afecte el medio ambiente. Ello, con el claro afán de invertir en los países subdesarrollados para extraer recursos y materias primas a bajo costo, procesarlos y luego vender tecnología y bienes de capital a muy altos precios a los mismos países. Ello con la complicidad de gobernantes corruptos prestos a servir al amo del norte.
ALBA, una visión desde el sur
Por ello, los países latinoamericanos, le siguen apostando a la integración y el desarrollo de la región. Como lo explica un conocedor del tema, el profesor Eugenio Espinoza Martínez, en los documentos del ALBA-TCP1 enfatiza en que la integración es una condición para el desarrollo sustentable y sostenible. Esta integración ha sido concebida como alternativa al neoliberalismo y como unidad en las acciones de cooperación e integración basada en la complementación, las ventajas comparativas, la solidaridad, la ayuda y beneficios mutuos para la satisfacción de las necesidades de nuestros pueblos.
Una de las debilidades de los actuales procesos de integración regional como el de la Unión Europea que empieza a desmembrarse, es que no logra superar su actual crisis, salvo sacrificando las economías de sus países miembros y deteriorando las condiciones de vida y de trabajo de los sectores mayoritarios de sus poblaciones, ni tampoco logra superar el déficit democrático con su ciudadanía; ni distanciarse de los EUA, ni pugnar por un mundo multipolar; ni proteger los logros sociales alcanzados en años anteriores. Otros procesos de integración regional tampoco han logrado acceder al desarrollo ni para sus economías ni para sus poblaciones excluidas de los beneficios del crecimiento. Lo anterior llama a la necesidad de búsqueda de alternativas frente a la crisis económica, las amenazas al medio ambiente, las desigualdades sociales y el predominio de las grandes potencias con sus políticas de guerra.
Alternativas a futuro
Existen propuestas de diversos movimientos sociales que luchan porque un mundo mejor sea posible y una realidad. Es un momento histórico luego de la desaparición del socialismo en los países este-europeos con sus logros, errores e insuficiencias. Hoy día colisionan varias visiones del mundo: una que intenta preservar los intereses de los privilegiados cuyas economías se nutren de los conflictos, el comercio de armas, las guerras, las desigualdades, el desempleo, la pobreza y el deterioro ambiental- es la variante neoliberal del capitalismo; y otra que procura el retorno al Estado de Bienestar de la posguerra de la segunda mitad del siglo XX- es el neokeynesianismo en su variante latinoamericana en el cepalismo/neodesarrollismo; y una visión emergente que busca alternativas al orden actual prevaleciente, que beneficie a los excluidos de siempre procurando el equilibrio entre crecimiento económico y mejoras sociales, que preserve la naturaleza y el medio ambiente y procure la independencia y soberanía, la cooperación, la solidaridad, la integración, un mundo pluripolar y la paz.
* Economista Investigador del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales (CEIS).
1 Espinoza Martínez, Eugenio. El ALBA-TCP: integración bolivariana en Nuestra América. http://www.eumed.net/libros-gratis/2016/1548/#indice (Consultado el 4 de abril de 2017).
