Aldeas rurales, propuesta para proteger a las lideresas

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Ilustración Paz & Reconciliación.

En una reunión con la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, la senadora Aída Avella, preocupada por los sistemáticos asesinatos a líderes y lideresas sociales, propuso una idea sugestiva para proteger la integridad de las mujeres que defienden la vida en los territorios y son perseguidas y asesinadas

Renata Cabrales
@RenataRelata

Llama la atención el titular de un medio extranjero: Un “ashram” les devuelve la esperanza a las viudas indias. Como es de saber, la mayoría de viudas de ese país se ven obligadas a mudarse a Vrindavan, lugar donde durante cientos de años han mendigado para sobrevivir, pues, sin importar la casta, estas mujeres son culpabilizadas de la muerte del esposo y consideradas una maldición, y por tal motivo, pierden valor social ante los ojos de sus propios familiares, quienes incluso, las golpean y las condenan a diferentes tipos de tortura, como la inanición, por ejemplo. Sin embargo, últimamente, su vida ha mejorado gracias a un refugio que les ha construido el gobierno.

El refugio es conocido como el ashram Krishna Kutir, un recinto administrado por el gobierno, gracias a la presión de organizaciones de derechos humanos, y que tiene aproximadamente mil camas, una piscina recién construida, así como comida y medicinas sin costo alguno, todo para mejorar la calidad de vida de estas mujeres históricamente vilipendiadas por una sociedad hostil, machista y prejuiciosa.

Lideresas olvidadas

En Colombia, el primer trimestre de 2019 los ataques contra las defensoras aumentaron en un 97% con respecto al periodo previo.

El informe de Oxfam Internacional, 2019, “Defensoras de derechos agrarios, territoriales y medioambientales en Colombia: arriesgando la vida por la paz”, da cuenta de las violencias que sufren las mujeres que entran a la vida pública para defender la paz:

“Uno de los más perversos riesgos a los que se enfrentan estas mujeres es la violencia sexual. Este tipo de violencia, que ha sido empleada en Colombia como arma de guerra, es utilizada para demostrar poder y humillar. En el caso de las defensoras, se convierte en una forma de castigo por el trabajo que hacen, un modo de silenciar sus denuncias y generar miedo”.

Así mismo, según el informe: “Todo este guión es más oscuro cuando la mujer en mención es negra o indígena. Cuando revisamos el último informe de Oxfam y Somos Defensores observamos que los asesinatos de las defensoras de derechos humanos en Colombia son más crueles. Desde 2016 hasta septiembre de este año 55 mujeres líderes fueron asesinadas en Colombia. Casi la mitad de ellas, 20 en total, fueron asesinadas en el último año…En el primer trimestre de 2019 los ataques contra las defensoras han aumentado en un 97% con respecto al periodo previo”.

Según esta información, nos queda la sensación de que al igual que las mujeres viudas de la India, las mujeres que defienden la vida en los territorios del país, han sido abandonadas  a su suerte por los gobiernos de turno, y a su vez, la sociedad también las rechaza en cierto sentido, al ser estigmatizadas por el hecho de ser defensoras de derechos humanos, lo que está mal visto por una sociedad que discrimina a todo lo que huele a izquierda y  por no estar de acuerdo con las políticas nefastas del establecimiento.

Aída Avella con la vicepresidenta

En una reunión con la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, en compañía de mujeres del movimiento social como Patricia Ariza y Magnolia Agudelo, el pasado 15 de enero, la senadora Aída Avella, manifestó con preocupación: “Las mujeres estamos muy comprometidas con la defensa de la paz. Este año han matado a dos lideresas sociales por día. Hay casos emblemáticos como los de Gloria Ocampo en el Putumayo y Virginia SiIva Páez en el Cauca, las dos el mismo día, el 7 de enero de este año. Asimismo, está el caso de Mireya Hernández en Algeciras, Huila, el 9 de enero”.

Advierte la senadora que, como miembros de la UP que presenciamos su genocidio, “nos preocupa que estos hechos se repitan con las lideresas y los líderes sociales… Muchas lideresas están siendo amenazas y esto es algo sistemático, aunque el Estado lo niegue. A la mujer del Putumayo la fueron buscando con una lista en mano, lo que recuerda también el caso de la UP. Tienen listas de líderes y lideresas en casi todos los departamentos”.

“Lo de la UP se realizó desde una oficina del ministro de Defensa y desde ahí se elaboraban las listas. Ahora mismo, estamos seguras de que hay gente del Estado dentro de las milicias participando en este genocidio”, sostiene la senadora y a propósito del escándalo de las chuzadas, advierte que su línea de teléfono está intervenida.

A todo  lo anterior, la vicepresidenta responde que su línea de teléfono, posiblemente, se encuentre intervenida y que no tiene nada que temer, “pues no tiene nada oscuro, no tiene amantes y no roba dinero y que también es vulnerable por el cargo que ejerce”, todo esto tal vez desconociendo que nada tiene que ver su situación con la de las y los líderes sociales, pero sobre todo, con los miembros de partidos de izquierda que han sido históricamente perseguidos, por el hecho de no estar de acuerdo con las políticas antipopulares de la elite gobernante.

En este orden de ideas, la senadora Avella insiste en que este país se devolvió a la guerra y que no se debe romper el diálogo con el ELN, pero que además, es necesario el diálogo con otros grupos armados ilegales como el Clan del Golfo, por ejemplo, pues “lo que hemos vivido no lo pueden seguir padeciendo las próximas generaciones”.

Una propuesta, una ilusión

Después de una larga discusión entre la senadora de la UP y la vicepresidenta sobre cómo operan los grupos ilegales y las diferentes causas de sus actos de violencia, como el caso del Cauca, que es en este momento la zona más golpeada por el recrudecimiento del conflicto armado, la senadora Aída Avella le sugirió a su contertulia trabajar juntas en una estrategia de protección para las mujeres lideresas, y llegaron a la conclusión de que se pueden elaborar varias ideas, y una de ellas es la creación de las ya mencionadas aldeas rurales, algo muy parecido a lo que el gobierno de la India ha hecho para proteger y mejorar la calidad de vida de las viudas. En este caso, se construirían ciudadelas en diferentes territorios de zonas rurales con el fin de que las mujeres amenazadas puedan vivir tranquilas y llevar a cabo, al lado de sus familias, diferentes proyectos productivos.