El presidente López Obrador aseguró que su país no aceptará ningún tipo de injerencia extranjera en sus asuntos internos. “No aceptamos ningún tipo de intervención. Somos un país libre y soberano… Democracia sí, militarismo no”
Alberto Acevedo
Coincidiendo con el balance de su primer año de gestión al frente del gobierno de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador, denunció y logró frenar de momento, demenciales amenazas de su par norteamericano Donald Trump, contra la soberanía mexicana.
El mandatario norteamericano, en una entrevista concedida a un medio de prensa, el 26 de noviembre pasado, dijo que tenía la intención de incluir a los carteles mexicanos de la droga en su lista de organizaciones terroristas. De acuerdo a enmiendas constitucionales de ese país, tal categoría le permitiría intervenir militarmente donde se encuentre la amenaza, en este caso, en suelo mexicano.
La respuesta de las autoridades mexicanas no se hizo esperar. El presidente López Obrador aseguró que su país no aceptará ningún tipo de injerencia extranjera en sus asuntos internos. “No aceptamos ningún tipo de intervención. Somos un país libre y soberano… democracia sí, militarismo no”, dijo en una alocución ante la nación, el primero de diciembre, con ocasión del primer aniversario de su mandato.
Operación encubierta
“Agradecemos al presidente Donald Trump por su solidaridad expresada en la crisis de violencia en Culiacán y tras los lamentables y dolorosos hechos en los que perdieron la vida tres mujeres y seis niños de familias méxico-estadounidenses Lebrón y Langford”, pero “no aceptamos ningún tipo de intervención”, puntualizó el mandatario.
Recordó que entre 2009 y 2011, una agencia antidrogas de los Estados Unidos, sin conocimiento del gobierno mexicano, entregó a los carteles mexicanos de la droga más de 2.000 armas, en una operación encubierta para supuestamente rastrear el flujo ilícito de armamento. El rastreo jamás se hizo, las armas se perdieron, y además de violar la soberanía nacional de México, se logró establecer que parte de ese armamento se utilizó contra la población civil.
El día anterior al pronunciamiento de López Obrador, su ministro de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, advirtió que designar a los carteles de la droga como organizaciones terroristas, tal como lo pretende el presidente Trump, debilitaría la relación entre las dos naciones. “México no vería con buenos ojos esto, y que una designación de esta naturaleza provocaría que se debilite la cooperación entre ambos países que, por cierto, es la cooperación más intensa y compleja en materia de seguridad en todo el mundo”, puntualizó el titular de Exteriores mexicano.
Trump recula
Varios días después de los pronunciamientos oficiales mexicanos, el pasado 6 de diciembre, el mandatario norteamericano declaró que no insistirá en su idea. “Por pedido de López Obrador, temporalmente no incluiré a los carteles mexicanos en la lista de organizaciones terroristas”. Dijo que tenía todo preparado para ello. “Sin embargo a petición de un hombre que me gusta y a quien respeto y que ha trabajado tan bien con nosotros, retrasaremos temporalmente esta designación, comentaremos nuestros esfuerzos conjuntos para tratar de manera decisiva con estas organizaciones violentas y en constante crecimiento”, precisó Trump.
La expresión ‘temporalmente’, sin embargo, preocupa a analistas del país azteca y de América Latina. Pues los intereses imperialistas de Estados Unidos vuelven a poner énfasis en el territorio mexicano. La propuesta de Trump sugiere una invasión a ese país, cuando Estados Unidos es el principal impulsor, comerciante y consumidor de drogas en el mundo. Además, como lo demuestran con cifras las autoridades mexicanas, el vecino del norte es el principal suministrador de armas a los carteles del narcotráfico.
Experiencias recientes como el golpe de estado en Bolivia, o el cerco financiero, bancario y comercial a Cuba y Venezuela, o el apoyo al gobierno neofascista de Bolsonaro en Brasil, que le permite controlar la Amazonia, hacen parte de un plan global de dominio, dictado por Washington.
Detrás de la propuesta de Trump hacia México se oculta el malestar que le causa que el gobierno de López Obrador ha dado importantes giros en materia de política exterior, en apoyo a Evo Morales, al presidente de Argentina Alberto Fernández y una estrategia de amistad hacia las naciones latinoamericanas, cuestión que dificulta los planes expansionistas e injerencistas de Estados Unidos en su tradicional ‘patio trasero’.