
El abogado, analista político y dirigente histórico del Partido Comunista fue un revolucionario que convirtió la lucha por el socialismo en el objetivo máximo de su vida
José Ramón Llanos
Recién cumplidos noventa y nueve años ha muerto Álvaro Vásquez del Real, uno de los intelectuales orgánicos del Partido Comunista Colombiano que tiene un gran reconocimiento en el ámbito revolucionario nacional y continental. Consideramos necesario incluir en este texto algunos apartes de un artículo escrito en el 2018, en el cual se hizo un perfil del camarada:
“En un mundo de ególatras, encontramos un hombre de inteligencia excepcional, profunda y sólida asimilación de una filosofía y teoría económica compleja: el marxismo, que con una sencillez extrema, sin poses, comparte con quienes leen o escuchan sus sabias y ponderadas enseñanzas. Ese intelectual y revolucionario acaba de cumplir noventa y siete años, es comunista y se llama Álvaro Vásquez del Real.
Álvaro Vásquez de formación académica jurídica, en los años cincuenta en el Tolima, época de violencia conservadora, asesoraba los sindicatos regionales, particularmente los afiliados a la Federación de Trabajadores del Tolima”.
El trabajo en el Tolima, lo enfrentó a una situación que en esa época no se presentaba en la región Caribe, en donde había nacido: la sistemática y cruenta violencia contra los campesinos. Pero allí identificó a unos ciudadanos que defendían a los perseguidos y despojados de sus tierras, los comunistas. Decidió aliarse con ellos e ingresó al Partido Comunista Colombiano. Así potenció su accionar para defender a los tolimenses de la policía chulavita y del Ejército.
Claridad en sus objetivos
Durante su actividad partidaria en el Tolima, ante la represión contra campesinos y sindicalistas asumió el compromiso de dedicar toda su inteligencia y su capacidad de trabajo a potenciar la acción política de sus compañeros revolucionarios, para lo cual era imprescindible formar un Partido Comunista de masas, combativo y capaz de forjar una clase obrera clara ideológicamente y muy unida. Más adelante esto lo expresará así: “luchar para formar un Partido Comunista poderoso, independiente en su política, en su organización, intransigente con todos los que atentan contra su integridad de clase y su estructura revolucionaria y al mismo tiempo ágil y elástico en sus formas de trabajo y organización”.
En el regional del Tolima ocupa inicialmente la secretaría de organización y finalmente la secretaría general. En 1953 en plena clandestinidad fue encargado de organizar la primera Escuela Nacional en el Tequendama. Posteriormente dirigió en la ilegalidad el trabajo partidario en Barranquilla.
Dados los resultados de su trabajo político y su responsabilidad en las tareas a su cargo en 1956 fue elegido miembro del Comité Central y a partir de 1958 pasó al Ejecutivo Central, donde permaneció hasta el año 2016. En el Octavo Congreso se destacó por sus aportes al contenido de la llamada Declaración Programática, pieza fundamental para la construcción del primer Programa leninista aprobado en el X Congreso del PCC en 1966. Igual importancia tienen sus aportes en la revisión y complementación de ese programa llevado a cabo en el XI Congreso organizado en 1971.
Álvaro Vásquez entendió que para elevar el nivel de conciencia del asalariado y ganar la batalla de ideas es fundamental la prensa, por eso desde sus años de militancia en el Tolima fundó el primer periódico llamado El Comunero. Después cofundó periódicos y revistas clandestinos o legales, participó en la fundación y orientación de las revistas y periódicos del PCC, entre otros Documentos Políticos 1956, inicialmente clandestino, VOZ de la Democracia, Temas, Taller, Margen Izquierda, Izquierda, Estudios Marxistas.
En sentido cabal, Álvaro Vásquez es un intelectual bolchevique que supo valorar la importancia de la prensa comunista para lograr el objetivo de elevar el nivel de conciencia de las masas y potenciar su acción revolucionaria. Intelectuales como Álvaro han contribuido no sólo a la consolidación del marxismo-leninismo como instrumento de lucha, sino también a neutralizar la labor manipuladora de la prensa burguesa.
El pedagogo leninista
En los años sesenta y setenta, en medio de la densa niebla ideológica –política producida por algunos intelectuales europeos supuestamente revolucionarios, que abismados y asombrados no supieron asimilar y valorar la inesperada Revolución de Cuba y dogmatizaron: el poder nace del fusil. Además analizaron mecánicamente el proceso guerrillero cubano y crearon un caos. Entonces varios movimientos de jóvenes, algunos no tan jóvenes, crearon grupos y movimientos apellidados guerrilleros, cambiaron a Lenin por Regis Debray y otras hierbas de la misma especie y todo fue caos y confusión.
Afortunadamente, en medio de esa niebla ideológica, apareció un ideólogo, sin aspavientos, pedagógicamente convirtió el caos en claridad política apoyado en las teorías, producto de la acción revolucionaria de Lenin. Álvaro Vásquez del Real explicó con sencillez qué era eso de la situación revolucionaria, de las vías de la revolución, la lucha de clases, el valor de la unidad, en muchos artículos y de diferentes maneras.
Fue un proceso difícil, a los argumentos leninistas de Álvaro muchas veces los más recalcitrantes guerrilleros, amparados, en manifiestos y boletines difundidos por la prensa burguesa, respondían con consignas vacías y epítetos grandilocuentes. Pero al final los más consecuentes y auténticos revolucionarios, en la práctica asimilaron las razones argumentadas en la prensa y revistas comunistas y terminaron aceptando que en la lucha contra la burguesía y por el socialismo se deben utilizar todas las formas de lucha y una de ellas es la política y por tanto hay que utilizarla, incluso la opción electoral allí donde esta es posible. Cualquier resquicio relativamente democrático debe ser utilizado por los revolucionarios. Esa batalla ideológica fue una de las conquistas de los comunistas colombianos y a ella contribuyó el pedagogo revolucionario, Álvaro Vásquez.
Por todas sus acciones, hoy y siempre los revolucionarios nacionales, comunistas o no, los luchadores progresistas, los sindicalistas, las mujeres, tan creativas en sus tácticas movilizadoras, y los jóvenes dirán: Álvaro Vásquez, gracias, mil veces gracias.
Álvaro en cada una de las conquistas parciales y el día de la victoria final, estarás presente en nuestra memoria. Los revolucionarios como tú se perennizan en el corazón y en la memoria de sus pueblos.
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