Amparo Jiménez: La primera periodista asesinada en el Cesar

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Ilustración de Amparo Leonor Jiménez Pallares

El 11 de agosto se cumple un nuevo aniversario del asesinato de Amparo Leonor Jiménez Pallares, destacada periodista del noticiero Quedamos Atentos y Pendientes, QAP, y de En Vivo

Martina Pérez (Calle)

El 14 de febrero de 1996, Amparo Leonor Jiménez Pallares fue enviada por el noticiero QAP al municipio de Pelaya, Cesar, con la misión de cubrir el despojo de tierras de 170 familias campesinas ocupantes de la Hacienda Bella Cruz, propiedad de la familia Marulanda.

Durante este cubrimiento el equipo de trabajo con el que se movilizaba fue detenido por la Policía local, quien les recomendó abstenerse de entrar a cubrir esta noticia, alegando que ellos no tenían ningún tipo de permiso para estar en esa zona.

El colectivo Proyecto Impunidad: crímenes contra periodistas relata que “en la carretera de regreso de Pelaya a la capital del Cesar, los paramilitares le cerraron el paso. Ella y su camarógrafo fueron despojados de su agenda de trabajo, las grabaciones y la cámara”, perdiendo así el material recolectado.

Una periodista íntegra

Jiménez no guardó silencio y salió pocos días después en el canal Telecaribe contando los hechos y haciendo la respectiva denuncia. A partir de este incidente, Amparo denunció diferentes amenazas, sin embargo, estas intimidaciones no lograron aplacar su espíritu, pues siguió ejerciendo su labor, llegando a cada lugar a cubrir las noticias.

La Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, afirma que Jiménez fue a cubrir una masacre en la Serranía del Perijá, entre la frontera colombiana y venezolana, en donde se responsabilizó a la guardia por la masacre a campesinos de la zona. En el momento, un capitán del Ejército le pidió que no enviara la información a las instalaciones del noticiero en Bogotá, pero ella no accedió y envió la noticia, desafiando al oficial.

Activista por la paz

Amparo en 1997 se vinculó a la Red Nacional de Iniciativas por la Paz, Redepaz, y fue nombrada coordinadora de la oficina de reinserción de Presidencia de la República para el Cesar y La Guajira. En esta coordinación promovió el voto por la paz en los municipios más afectados por el conflicto armado, iniciativa que buscaba la movilización de los colombianos con el ánimo de construir fuerzas que exigieran soluciones pacíficas a la guerra y el respeto por los derechos humanos. La iniciativa proponía que los actores armados hicieran un cese de enfrentamientos con el fin de sentarse y construir un acuerdo.

Amparo fue una mujer que llevó sus convicciones siempre por delante, pues no sólo luchaba desde su labor como periodista, sino como miembro activo de la sociedad civil acompañando las movilizaciones que se gestaban a favor a la paz. Incluso se cuenta que el 20 de julio de 1998, en una de las manifestaciones en Valledupar, Amparo le vendó los ojos a un afiche de Simón Bolívar que llevaban los manifestantes como acto simbólico por el terror que generaba la guerra.

El asesinato

Luego de dos años de amenazas, el 11 de agosto de 1998, su vida fue segada. Varios medios de comunicación lamentaron el asesinato de la periodista que le apostaba a la paz y que, desde su trabajo, logró incidir en la misma.

Tras conocer el asesinato de la periodista, circularon dos teorías sobre lo ocurrido, la primera plantea que la causa de la muerte se adjudica a la denuncia en el caso del despojo a los campesinos de la hacienda Bella Cruz, vinculando como autores del crimen a los paramilitares que estuvieron a cargo de ese desplazamiento. La segunda, responsabiliza al Ejército por la noticia que había enviado a Bogotá, en donde estaban implicados militares y la guardia fronteriza.

El posible culpable

Lo cierto es que a Amparo la mataron de una forma violenta, pues según relatan los medios, recibió aproximadamente cuatro disparos en la cara, mientras arribaba a su casa. El cuerpo de la periodista quedó tendido en el interior del vehículo.

La vida de Amparo terminó, dejando huérfano a Gustavo Cuello Jiménez y un enorme vacío en sus familiares y colegas. Esta noticia conmocionó a toda la comunidad de periodistas que tenían una opinión crítica y estaban dispuestos a contar la verdad. Sus colegas la recuerdan como una persona íntegra, comprometida, responsable, alegre, osada y audaz.

Con un retrato hablado publicado en un diario del territorio las autoridades iniciaron la búsqueda del presunto asesino de la periodista. 12 días después es arrestado Libardo Humberto Prada Bayona. El sujeto en cuestión niega ser quien causó la muerte de Amparo, pero la Fiscalía lo presenta como un sicario contratado por un grupo armado al margen de la ley, sin especificar si se trataba de guerrilleros o paramilitares.

Buscando las pistas

Aunque la Sociedad Interamericana de Prensa afirma que una mujer denunció una conversación que habría tenido el acusado días antes con un jefe paramilitar, quien había encargado matar a la periodista por una información que le había dado a la cadena televisiva Telecaribe.

Lo anterior deja entrever que la causa de su asesinato posiblemente fue la denuncia que realizó sobre el despojo de campesinos en Pelaya. En su momento, la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, y el Ejército de Liberación Nacional, ELN, negaron haber tenido algún tipo de responsabilidad en la muerte de la periodista.

La captura de Prada abrió muchas dudas, pues el condenado debía estar preso al momento del crimen según el periodista Jorge González: “El mismo día en que Libardo Humberto Prado Bayona, de 26 años, fue capturado en Valledupar, como responsable material de la muerte de la periodista Amparo Leonor Jiménez de Pallares, la Policía confirmó que ese sujeto debía estar recluido en la cárcel judicial de Santa Marta purgando una pena de 20 años y ocho meses”. Libardo había sido capturado en 1994, condenado por homicidio y asesinato.

INPEC culpable

La muerte de Amparo generó muchas dudas, si bien la justicia actuó rápidamente en la captura del autor material, era inquietante que estuviera en libertad quien debería estar en una cárcel cumpliendo condena, razón por la cual familiares de Amparo interpusieron una denuncia ante el Consejo de Estado, responsabilizando al Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, INPEC, por haber dejado en libertad a Libardo. Con esto se pretendió buscar que reconocieran y asumieran parte de la responsabilidad en el asesinato.

En 2012 el Consejo de Estado les dio la razón a los familiares de Amparo, obligando al INPEC a tener que indemnizar a los familiares y a pedir disculpas por haber dejado en libertad al culpable del crimen, evento de disculpas que se llevó a cabo en Valledupar.

Una profesión peligrosa

Para el periodismo, el asesinato de Amparo fue un mensaje muy claro. Con miedo, los medios de comunicación no volverían a ser lo mismo. Es sabido que en los medios masivos se han censurado noticias a partir de acciones violentas.

El silenciamiento a periodistas de medios de comunicación local ha sido una práctica utilizada históricamente por actores armados para generar control a partir del silenciamiento de la información.

Al día siguiente del crimen, la FLIP recibió una carta firmada por periodistas y organizaciones de prensa de Valledupar, en la que resaltan las cualidades profesionales y humanas de la periodista Jiménez, pero también hacen hincapié en la falta de garantías para ejercer la profesión.

En el 2015 la FLIP le hizo un breve homenaje, para darle visibilización a un hecho que marcó la historia del periodismo, pues su caso es recordado como el primer asesinato a una periodista en el departamento del Cesar.