Anzorc realizó su asamblea nacional

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Agencia Prensa Rural

Juan José, es un caserío caribe, caluroso y polvoriento, enclavado en el sur del departamento de Córdoba, a unas cinco horas de carretera maltrecha que lo separan de su capital, Montería. Corregimiento del municipio de Puerto Libertador, da la bienvenida con una valla de la Asociacion Campesina del Sur de Cordobá, Ascsucor.

Las paredes están adornadas con murales que reivindican la lucha por la paz, una gigante cancha de fútbol, y una pretendida avenida llena de negocios, dan la impresión de que no es un pueblo pequeño. Desde allí se divisan muy cerca, aun verdes e imponentes, las montañas del Nudo de Paramillo. Está bordeado por el caudaloso y amarillento río San Jorge, responsable de la intensa humedad que se respira en el ambiente, lo que no amilana a cientos de chiquillos que juegan al costado de la escuela, que con sus gritos de alegría, refrescan las calurosas mañanas.

Sus gentes llevan en el rostro el recuerdo de jornadas violentas y de esperanza. Juan José, fue un enclave de luchas agrarias desde los años 70, castigada por la violencia terrateniente, porque allí siempre hubo resistencia. También ha sido testigo de los acuerdos de paz, donde surgieron programas orientados por el Estado para superar la pobreza, que hasta el momento se caracterizan por ser solo ilusiones. Sin embargo, gracias a la lucha de su gente, hay puesto de salud y escuela. La política de sustitución acordada en La Habana, ha impactado económicamente a los habitantes de este pueblo, de campesinos e indígenas zenúes, que le han apostado sin vacilación a la erradicación voluntaria, aun, a cambio de nada.

La asamblea

Allí, donde se entrelazan la violencia y la esperanza, sesionó la asamblea ordinaria de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina, Anzorc, cuya organización anfitriona fue la Ascsucor, quienes garantizaron todas las condiciones para su realización del 21 al 25 de noviembre. 42 procesos organizativos de la Anzorc y más de 100 personas entre delegados e invitados, participaron de las jornadas.

Hubo un espacio de talleres alrededor de los temas centrales de la agenda del movimiento campesino colombiano, el conflicto con Parques Nacionales, frente a la presencia de comunidades en zonas protegidas, los desarrollos del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos, PNIS, la declaratoria de zonas de reserva campesina en solicitud, como la inclusión y enfoque diferencial de género en la política de la organización, fueron los temas abordados por los equipos técnicos de la Anzorc, dando así herramientas para los debates y las definiciones de la asociación.

Las campesinas y campesinos reunidos en su asamblea, concluyeron que la implementación de los acuerdos de paz garantizan avanzar en los temas relevantes de su plataforma de lucha, por eso comprometieron sus esfuerzos para defender la paz como un logro histórico para el campesinado colombiano. Reafirmaron que solo la movilización social, campesina y rural, pacífica y amplia, será la herramienta en esta etapa para alcanzar esos objetivos.

La deliberación

Por cerca de tres días de discusión, se reflejó la madurez del movimiento campesino, su capacidad autocritica y su potencia transformadora. Escucharon atentamente los informes de la junta directiva que entregaba su responsabilidad en esta etapa. Todas las organizaciones reconocieron al unísono la gestión del equipo, ya que posicionó a la Anzorc en el escenario político nacional, en los diferentes foros de debate frente a la cuestión agraria, en el relacionamiento con diversos sectores sociales y políticos, en el país y el exterior, haciendo de ella la plataforma más sólida del campesinado en el último periodo.

Posteriormente, establecieron retos y desafíos para construir la ruta en este nuevo momento, donde se ciernen amenazas a los acuerdos de paz y en consecuencia a todo el componente de reformas en la ruralidad del país. Profundizaron en la preocupación que generan las declaraciones del nuevo gobierno y sus decisiones que favorecen la gran propiedad.

Consideraron que el conflicto contra las comunidades asentadas hace décadas en el denominado PNN, Picachos y Tinigua, abre una etapa de incertidumbre para el campesinado que históricamente se vio obligado por la violencia a abrir la frontera agrícola, la agresiva y brutal acción del Estado contra estas comunidades, no puede ser el escenario para resolver estas divergencias. Los constantes incumplimientos en el programa de sustitución, golpean a cientos de campesinos, que han sido avocados a los cultivos de uso ilícito.

Mientras las comunidades han cumplido sus compromisos, donde en algunas regiones han superado el 90% de erradicación voluntaria, están parados los pagos acordados y no arrancan los programas de sustitución, incluso han amenazado con excluir familias que han cumplido sus responsabilidades, generando así un clima de escepticismo para ellas. A estas preocupaciones se le suma la tenebrosa acción de exterminio contra líderes y lideresas sociales, de la cual las organizaciones de la Anzorc han sido víctimas.

La asamblea ratificó su compromiso con las luchas del movimiento social y su responsabilidad con seguir avanzando en el robustecimiento de las Zonas de Reserva Campesina existentes y la constitución de las solicitadas en todo el país, como figura primordial para construir un ordenamiento territorial incluyente, que resuelva la deuda histórica con el campesinado colombiano.

La nueva dirección

De esta manera definieron su nueva dirección, manteniendo un fuerte componente de mujeres, que empodera a la mujer rural en sus espacios organizativos. Anzorc ha promovido la lucha de inclusión de género, garantizando la participación de lideresas en sus espacios de decisión. En la junta de seis miembros y un fiscal, tres campesinas de diferentes regiones del país fueron elegidas: María Doris Rivera, Elda Yaneth Martínez y María Dormelina Romero. Además de Andrés Gil, Arnobis Zapata y Edisson Villalobos, junto al veterano dirigente agrario del Valle del Cauca, Cristóbal Guamanga, completan el nuevo equipo de dirección de la Asociación.

Andrés Gil, reconocido dirigente campesino del Magdalena Medio y de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, ACVC, fue designado como presidente y Arnobis Zapata, joven dirigente agrario e incansable luchador por los derechos humanos en el departamento de Córdoba, nacido en Juan José, vicepresidente. Esta tierra lejana y olvidada, vuelve a soñar y tener esperanza, sus hijos campesinos siguen construyendo futuro.