Ricardo Arenales
El año de 1967 en Estados Unidos estuvo marcado por una oleada de movimientos pacifistas, por el amor, contra la guerra en Vietnam y por un significativo auge de la lucha de los negros contra la discriminación racial y por la igualdad de derechos civiles y del movimiento de liberación femenina.
Fue en ese contexto que la popular cantante Aretha Franklin grava la canción Respect, que se incluyó en el álbum I never loved a man, del sello Atlantic, con el que escaló la lista de éxitos musicales y llega a ser la número uno en ventas y sintonía, y se convirtió, de paso, en ícono de las luchas feministas y por la igualdad y los derechos civiles de los negros.
Respect era una canción que habia compuesto Otis Redding, que habla de un hombre trabajador, que llega a la casa y en un tono un tanto machista, le reclama respeto a su mujer. Aretha le hace unas leves modificaciones y el hombre es reemplazado por la mujer, que pide respeto por sus derechos. Además le imprime un vigoroso tono vocal, que logra finalmente que la canción se convierta en himno feminista y de lucha contra la discriminación racial.
Símbolo de los derechos civiles
A partir de ese momento, Aretha Franklin es considerada la ‘reina del soul’, pero también un ícono de las luchas feministas de las mujeres norteamericanas. El sentido de reclamo feminista que no tenía la versión original, hace que la canción también sea acogida por el movimiento por los derechos civiles de la primera potencia del mundo.
Desde los 18 años de edad, y hasta ese momento, Aretha había estado grabando con pequeñas disqueras, donde pudo mostrar sus aptitudes vocales. Pero fue, el sello Atlantic quien mejor direccionó su triunfo como cantante. En 1960 la revista Rolling Stone la catalogó en el primer lugar entre los 100 cantantes más grandes de todos los tiempos.
En la mañana del pasado jueves 16 de agosto, tras ocho años de padecimientos de un cáncer, Aretha sucumbió en Detroit ante la enfermedad, a la edad de 76 años. Había nacido en Memphis, el 25 de marzo de 1942. Fue una de las máximas exponentes de la música góspel, e influyó de manera decisiva en la música contemporánea.
La música es inmortal
En su carrera musical grabó más de 50 discos y logró 18 premios Grammy. En el funeral del líder por los derechos de los negros, Martin Luther King, cantó la canción Precious Lord, take my hand. Fue estrella invitada a la ceremonia de investidura de los presidentes Bill Clinton y Barack Obama. Recibió la medalla Presidencial de la Libertad de manos de George W. Bush, y en 1979 se le otorgó una estrella en el Paseo de la Fama, de Hollywood.
Quienes siguieron su carrera musical destacan el hecho de que los escenarios siempre parecían pequeños ante la voz y el talento de una mujer que redefinió la historia musical en los Estados Unidos y le imprimió a sus letras un sentido espiritual y social, que influyó en millones de personas. Las grandes estrellas de la canción le prodigaron una admiración especial.
Con ocasión de su muerte, el también icónico Elton John dijo: “el mundo la echará de menos, pero siempre se regocijará en su extraordinario legado. La reina del soul ha muerto. Larga vida a la reina”. Por su parte Paul McCartney, quien se hiciera famoso con el grupo Los Beatles, expresó: “tomemos todos un momento para dar las gracias por la hermosa vida de Aretha Franklin, la reina de nuestras almas, que nos inspiró a todos durante muchos, muchos años”. También el veterano cantante y artista John Legend, dijo: “los grandes artistas nunca mueren. La música es inmortal”.