Argentina: Un acuerdo exitoso para negociar la deuda

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Martín Guzmán, ministro de Economía

“Es un acuerdo clave que da lugar a la sustentabilidad y desarrollo de nuestro país sin postergar al pueblo”

José Ramón Llanos

Uno de los más difíciles y graves problemas que heredó el presidente argentino Alberto Fernández de la pésima política cambiaria desarrollada por Mauricio Macri fue la deuda externa del país. Los observadores internacionales destacaron que la política de Macri más que favorecer al estado argentino estaba dirigida a favorecer a los bonistas y a algún sector del capital especulador extranjero y argentino.

El problema tenía una arista difícil de superar: el inminente pago de la deuda, que sumado a la presión de algunos capitalistas argentinos dueños de los medios de comunicación utilizaban ese problema para tratar de desestabilizar al Gobierno. Afortunadamente, Fernández nombró como ministro de Economía a Martín Guzmán un profesional que, por sus conocimientos de economía, su disciplina, y el exitoso desempeño en cargos anteriores cuenta con un gran reconocimiento internacional, especialmente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El apoyo del FMI

Kristalina Georgieva afortunadamente se puso la camiseta del país austral e hizo una buena mediación en las negociaciones con los bonistas y otros acreedores de Argentina. Hace cuatro meses cuando empezaron las negociaciones los analistas daban por descontado que Argentina necesariamente caería en un default, o incumplimiento en el pago de su deuda. Lo cual se hubiera convertido en un obstáculo difícil de superar para encontrar financiación externa y en el caso de encontrarla hubiera tenido que pagar unos intereses exageradamente altos. Al final, Argentina logró que los acreedores internacionales aceptaron recibir 30.000 millones de dólares menos por el canje de bonos.

El gobierno argentino, el FMI y los grandes fondos de inversión tenían motivaciones encontradas para tratar de superar el agobiante problema financiero que dejó el gobierno de Mauricio Macri. Estas contradicciones fueron agravadas porque en el país funcionó un lobby en favor de los acreedores, entre otros algunos legisladores macristas y hasta medios de comunicación como el periódico Clarín, que tienen intereses en todo ese tejemaneje de la deuda argentina.

El gobierno aparecía como el jugador más débil debido a la fragilidad financiera recibida del gobierno anterior y a los antecedentes negativos por el historial de default del país. Si a esos elementos problemáticos sumamos el impacto del coronavirus entendemos por qué, incluso algunos sectores del gobierno, eran escépticos sobre la posibilidad de la negociación. El FMI tiene su pecadillo en la cuestión porque sin muchas garantías entregó a Mauricio Macri 57.000 millones de dólares los cuales fueron negociados en la gestión de Christine Lagarde. Esto llevaba al FMI a estimular un acuerdo con los acreedores privados de Argentina, para poder iniciar el arreglo de la deuda que tiene el país con este organismo.

Otro elemento positivo para Argentina es que los fondos acreedores de BlackRock cuyo dueño es Larry Fink vinculado con la administración Trump, tienen interés en resolver este problema rápidamente para disminuir las perdidas y para que no incida negativamente en el proceso electoral. Por tanto, en esta negociación no se portaron como los buitres.

La reestructuración de la deuda

El ministro de Economía Martín Guzmán planteó el principal eje de la negociación en la sustentabilidad de la deuda. Con lo cual logró un acuerdo que tiene ese principio como fundamento.

El FMI aceptó ese principio y dejó a un lado la exigencia de que Argentina se comprometiera a hacer algunos cambios en el modelo económico y en el funcionamiento del gobierno. BlackRock entendió que tenía que hacer algunas concesiones. Un ejemplo, por un bono de 100 dólares de valor nominal tuvieron que aceptar recibir otro con valor de apenas 54 dólares. Sin lugar a dudas eso significa un alivio de la deuda argentina. En síntesis, los bonistas recibirán casi 30.000 millones de dólares menos.

Además de que, en lugar de pagar 30.250 millones de dólares en los próximos cinco años, solo tendrá que pagar 4.500 millones de dólares. La tasa de interés se reduce de 7 a 3,07 por ciento. Según la fecha de vencimiento los nuevos bonos son de dos tipos: los que vencen en 2029, se comienzan a pagar en el 2025; los que vencen en 2038, su pago comienza en 2027.

Ahora el gobierno tendrá que afrontar la renegociación de la deuda con el FMI, cuyo pago está estipulado para los dos próximos años. En síntesis, tendrá que pagar la mayor parte del total de la deuda de 47.000 millones de dólares entre los años 21 y 23. Esos plazos deben hacer parte de la negociación. Dado el rol jugado por Kristalina Georgieva en este acuerdo es fácil suponer que será muy comprensiva al tratar de reprogramar el pago de la deuda argentina. Un indicador de esa actitud es el contenido del mensaje que le mandó al gobierno de Fernández: “felicitaciones al presidente Alberto Fernández, al ministro Martín Guzmán y al principal grupo acreedor de Argentina por llegar a un acuerdo con la deuda del país”. El acuerdo tiene otro punto positivo, empieza a ordenar las desastrosas finanzas públicas que le dejó Macri a Alberto Fernández.

Los mercados aprueban el Acuerdo

El comportamiento del mercado tan pronto se conoció el Acuerdo es un indicador de que la negociación fue exitosa. El índice Merval marcó un alza de 6,6 por ciento; los títulos de largo plazo, por ejemplo, al año 2037 se incrementaron 4,6 por ciento y los de corto plazo aumentaron el 4 por ciento, e incluso el riesgo país bajó el 6,6 por ciento y en general las acciones argentinas tanto en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires como en New York tuvieron alzas. Los bancos también vieron los aumentos. Por ejemplo, el Banco Macro cerró el día con un aumento del 10,5 por ciento y en el Grupo Galicia el incremento fue de 12,5 por ciento. Igual comportamiento tuvieron en la Bolsa las empresas de energía, las del transporte y la de gas.

Satisfacción del sindicalismo

Los acuerdos financieros logrados por los gobiernos de los países en vías de desarrollo afectan negativamente a los asalariados de medianos y bajos ingresos, por esa razón los sectores sindicales critican a los gobiernos ante los acuerdos propiciados por el FMI. En este caso, el primer espaldarazo lo recibió Alberto Fernández del movimiento sindical. La Central General de Trabajadores (CGT) se pronunció sobre el acuerdo en un boletín en el cuál afirma: “es un acuerdo clave que da lugar a la sustentabilidad y desarrollo de nuestro país sin postergar al pueblo”.

Algunos bancos también expresaron su satisfacción por el contenido del Acuerdo, según el periódico Página 12, Sergio Palazzo secretario General de la Bancaria declaró: “es muy importante que el gobierno de Alberto Fernández haya podido resolver el problema de la deuda externa que dejó el gobierno de Macri. Y lo ha hecho desde un lugar de negociación con dignidad”.

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