El destacado intelectual cubano fue el primer ministro de Educación que tuvo la Revolución, en 1959, fundó el Ministerio de Cultura, impulsó las primeras reformas en el sistema y dirigió la campaña por la erradicación del analfabetismo
A la edad de 87 años, el pasado 26 de noviembre, falleció en La Habana el destacado intelectual cubano, abogado y educador marxista, Armando Hart Dávalos. Había nacido en la capital cubana en 1930 y fue compañero de Fidel Castro en no pocas de las epopeyas que desembocaron en el triunfo de la revolución, el primero de enero de 1959.
Por su exquisita formación cultural, en el proceso mismo de consolidación de la revolución, fue nombrado como primer ministro de Educación, en 1959, cargo que desempeñó hasta 1965. Durante ese período lideró la campaña de alfabetización, una de las tareas centrales de la revolución, lo que permitió que el 22 de diciembre de 1961, la dirección del estado declarara a Cuba como el primer territorio de América libre de analfabetismo.
Durante su gestión lideró además la reforma universitaria, creó el sistema nacional de becas, las facultades obrero campesinas y promovió la enseñanza de la historia en todo el país, pues para él el estudio de la historia es indispensable en la formación de la conciencia nacional.
Semilla de la sociedad
Ambrosio Fornet, uno de sus compañeros en los procesos de reforma, asegura: “Creo que Hart ni siquiera esperó a tomar posesión del cargo para empezar a reunirse con la gente. Viejos y jóvenes. Militantes y no militantes. No preguntó si a uno le gustaban los Matamoros o los Beatles, si apreciaba más la pintura realista que la abstracta, si prefería la fresa al chocolate; solo preguntó si uno estaba dispuesto a trabajar”.
Cuando asumió el ministerio, tenía 28 años. No se detuvo a pensar si tenía experiencia o no. Simplemente se rodeó de la gente más capaz de la isla. El 30 de noviembre de 1976, el parlamento cubano anunció la creación del Ministerio de Cultura. El organismo legislativo designó, para ocupar el cargo, a Hart, quien lo desempeñó por varios años. En esta ocasión contribuyó a la creación del Consejo Superior de Universidades y consiguió que 69 cuarteles del antiguo ejército de la dictadura de Batista, fueran convertidos en escuelas. Además impulsó la Ley de Reforma Integral de la Enseñanza.
En varias ocasiones, Hart se refirió al papel del maestro como sujeto revolucionario, de su importancia como aglutinador y referente de transformaciones culturales. Las ideas de Hart tienen una proyección latinoamericana. La cultura está en todo, es la semilla de la sociedad, a través de ella se expresan sentimientos y tradiciones, se escuchan las voces de la historia y del presente, acostumbraba decir. Su legado cultural es valiosa herramienta en estos tiempos de confrontación ideológica con las fuerzas de la reacción internacional.