José Ramón Llanos
La participación en el Festival Internacional de Caricatura en Calarcá, del caricaturista mexicano Arturo Kemchs, nos dio la oportunidad de entrevistarlo, no solo para indagar sobre su formación, sus maestros y sus temáticas más frecuentes, sino también su valoración de la caricatura mexicana en la actualidad. Kemchs es un caricaturista, que por la calidad de su obra y la forma como aborda sus temas, goza de renombre internacional. Ha colaborado en más de 200 periódicos y revistas nacionales e internacionales. y ha obtenido 15 premios en los eventos en que ha participado, entre otros: seis veces ha recibido el Premio Nacional de Periodismo en México.
–¿Cuál de sus maestros influyó más en la selección de temáticas de tipo social?
–México es una gran escuela de la caricatura, es un país con mucha tradición en este sentido, desde la época post-revolucionaria y en la misma revolución existieron grandes grabadores y grandes caricaturistas y esto hace que se vaya adquiriendo escuela de todos estos grandes maestros de diferentes épocas, pero yo creo que a mí me llevó a estar en esta profesión fue el Maestro Rius. Él es un caricaturista que en mi país ha hecho el parteaguas de la caricatura. Hasta nuestros días Eduardo del Río, que es su nombre, sigue siendo una persona que ha hecho escuela para toda mi generación, influyó en mí, pero casi todos los caricaturistas que tenemos más de treinta años hemos sido influenciados por él.
–¿Cuáles fueron los principales aportes de este caricaturista, que usted considera maestro?
–Yo creo que la conciencia social, es un caricaturista que ha despertado la conciencia en la población entera. Él tenía dos revistas los Supermachos y los Agachados, tiene más de cien libros, todos didácticos y nos fueron formando, incluso antes de que yo fuera caricaturista, desde la preparatoria, lo leía, los profesores nos pedían que leyéramos Marx para principiantes, Lenin para principiantes, la joven Alemania, ¿Qué tal la URSS? China Comunista, todos estos libros, con caricaturas de él nos fueron educando, fueron libros que contribuyeron a la formación de mi conciencia social.
–¿Influyó el muralismo en el trabajo de Rius?
–Yo creo que a Eduardo ya no le tocó esta época, de repente llega este joven, en esa época era joven, en los años cincuenta y cuatro y empieza a hacer monitos, una caricatura elemental, que parece elemental, pero que no lo es, viene a romper la tradición de los grandes muralistas, la obra de los grandes maestros del perfeccionamiento, con un muñequito más sencillo y repito eso es lo que empieza a hacer escuela en todos nosotros. En muchos de nosotros, pensando que haciendo ese tipo de monitos, resulta fácil. El tiempo nos demostrará que no era cierto. Pero el inicio nos lo permitió él con esa ligereza, con esos trazos muy elementales de la caricatura.
–Si hiciéramos una especie de cronología de los distintos temas que ha desarrollado en su obra, ¿cómo sería?
–Al inicio de mi carrera hice un librito que se llamaba El México atracado, al principio de los años ochenta, al principio de mi carrera, estaba todavía en la preparatoria. Después hice dos más criticando la televisión, los medios de comunicación, algo muy elemental. Hoy día tengo cincuenta libros, ni yo mismo me creo eso. Ni yo mismo tenía esa intención, lo hice después de casi cuarenta años. La temática ha sido muy variada, desde el medio ambiente, la droga, el tabaquismo, la historia del condón, el sida. Hoy día tengo tres libros sobre Donald Trump, en fin creo que mi temática ha sido muy diversa, y me ha funcionado porque eso me hace tener diferentes públicos.
–¿Es cierto que tiene usted una fundación filantrópica?
–Tengo una fundación con jóvenes con síndrome de Down, yo los enseño a pintar. Ya les hice dos libros, el primero se llama Mis primeros pasos en el arte y el otro La mujer Down, una integración a la sociedad. Son temas muy específicos, para un público específico. Pero todo esto de diversificar la temática de mi obra, me ha permitido tener varios caminos por donde andar.
–¿Cree usted que los caricaturistas con compromiso social, pueden contribuir a elevar la conciencia social de nuestro pueblo?
–Desde mis inicios en los años ochenta, mi intención ha sido esa. La intención por lo menos la ha sido. Yo no sé hasta donde pueda un caricaturista presumir que haya logrado un cambio social. Lo que sí puedo decirte es que una gotita, que todos los días estamos elaborando, todos los días que hacemos algo en nuestro espacio, tenemos una ventanita en el periódico que nos permite decir cosas. Después de cuarenta años de estar diciendo algo, posiblemente, algo se haya quedado en el camino.
–Cómo ve el caricaturismo mexicano hacia el futuro?
–De hecho tomé dos o tres días de descanso para venir aquí a estar con ustedes, pero estoy armando el que va a ser el primer museo de la caricatura dentro del metro. Me ha permitido estar dentro de una investigación muy mediata, llevo ya en el recuento tres mil ciento sesenta caricaturistas en toda la historia del país, esto habla de que el país sea muy tradicionalista en cuanto a la caricatura. Mi intención es presentar una lista enorme para que la gente vea. En los seis meses que tengo de estar armando el museo ya salieron más caricaturistas. O sea que la producción de caricatura es extraordinaria, muy pujante, tenemos muchísimos caricaturistas, en seis meses ya perdí el control de los nuevos caricaturistas, seguramente en otros seis meses habrá otro tanto. Los medios de comunicación masivos han permitido que los muchachos que se inician en esto de la caricatura, los medios de comunicación ahora les están dando una oportunidad. En mi época había dos caricaturistas en cada periódico y tenías que esperar que se muriera alguno de ellos para poder entrar.
–¿Como ordenaría Kemchs los cinco primeros países con caricaturistas de calidad en América Latina?
–Podría ser, por supuesto México, Brasil, Argentina, Cuba, Colombia. Colombia ha tenido trascendencia en la expresión gráfica, en esas caricaturas personales, Colombia tiene el primer lugar en ese aspecto, porque es un país que ha producido muchos caricaturistas que dibujan rostros. Aunque todos tenemos la obligación de hacerlo, pero aquí Colombia tiene el primer lugar en ese aspecto. Para mí uno de los que aportan en esta tendencia, es Calarcá. Calarcá es un pilar de la caricatura colombiana y un maestro de la caricatura personal y tiene muchos seguidores, esto ha hecho que haya un auge en la realización de caricaturas personales, los colombianos son muy buenos para eso.
–¿Usted cree que la caricatura de México sí está recogiendo el problema de la inseguridad y la violencia del narcotráfico?
–Sí, es una constante. Todos los caricaturistas debemos estar publicando a diario unas treinta a cuarenta caricaturas en los diferentes medios. Es un tema que es permanente, tristemente permanente
–¿Cómo califica los intentos de Trump para construir el famoso muro que separaría los Estados Unidos de México?
–Yo creo que es un pensamiento muy genérico, es una barbaridad, es una barbarie esto que está sucediendo, prueba de ello es que los caricaturistas procuramos hacer varias exposiciones y libros en contra de ello.