¿Cómo aprovechar la crisis para cambiar el mundo? Los pensadores marxistas Atilio Borón y Slavoj Zizek han animado un interesante debate sobre las perspectivas de la humanidad tras la crisis del coronavirus y las posibilidades de la revolución. La clave: la lucha de los pueblos
Roberto Amorebieta
@amorebieta7
¿Qué ocurrirá después de la pandemia del coronavirus? ¿Qué enseñanzas nos está dejando como civilización la experiencia del confinamiento? ¿Cómo se verá transformada la sociedad? ¿En qué consistirá la crisis económica que se avecina y cómo podremos superarla? Todas estas son preguntas que las personas alrededor del mundo nos estamos haciendo en este momento y que formarán parte del debate que tendremos cara a cara cuando hayamos salido de la crisis y hayamos recuperado el espacio público.
Entre tanto, los pensadores más influyentes de la actualidad están abordando, a su manera, estas mismas reflexiones y protagonizan casi en tiempo real un agitado debate que ha tenido como escenario principal, cómo no, el ciberespacio. De este modo, cada tanto aparece publicado en internet un nuevo artículo que enriquece la polémica y agita la controversia. Hay que decir también que este debate se ha venido decantando con el paso de los días y que las cuestiones que se discutían hace dos meses no tienen nada que ver con lo que se discute hoy.
Crisis de salud global
Así, cuando se desató la pandemia, uno de los primeros pensadores en tomar la iniciativa fue el italiano Giorgio Agamben, quien sostuvo que la alarma por el virus no era más que la última estrategia del poder para someter a los ciudadanos a través del miedo. Su talante anarquista le jugó, evidentemente, una mala pasada. Pronto fue claro que -aunque es cierto que las autoridades de la globalización neoliberal no son dignas de confianza- en este caso sí estábamos ante una amenaza real y debíamos acatar las instrucciones de la OMS.
Hoy nadie pone en duda -a excepción de algunos teóricos de la conspiración que se hacen muy atractivos en estos aburridos días de encierro- que estamos efectivamente ante una crisis de salud pública global con enormes implicaciones en la economía, la sociedad y la ideología. Por ello la discusión sobre el sentido de la crisis se ha desplazado a temas como la forma en que está cambiando la mentalidad de la gente o lo que nos espera como sociedad cuando superemos la pandemia y pongamos fin al aislamiento social.
Todo por hacer
En estas mismas páginas https://semanariovoz.com/despues-del-covid-19/ se advirtió que ante las visiones cándidas y las apocalípticas del futuro debían contraponerse el pensamiento crítico y la perspectiva materialista. Es decir, el mundo del futuro no será un amoroso abrazo de reconciliación eterna (un “océano de mermelada sagrada”, un paraíso terrenal) ni tampoco una inevitable catástrofe apocalíptica. Será lo que los pueblos hagan de él. Todo pinta muy mal, pero por eso mismo todo lo podremos hacer. Parafraseando a Marx, si todo sigue como parece que seguirá, lo único que nos quedará por perder serán nuestras cadenas. Por ello debemos ser pesimistas en la razón y optimistas en la voluntad.
Dicho esto, al interior de la perspectiva crítica se ha abierto otro debate entre el filósofo esloveno Slavoj Zizek y el sociólogo argentino Atilio Borón, ambos representantes del pensamiento marxista de vanguardia. Ello ha dado origen a un intenso intercambio de argumentos en el seno de la propia izquierda e incluso a que muchos decidan tomar partido por uno u otro pensador. Recientemente, un joven dirigente del Partido Comunista, por ejemplo, convirtió este debate en una especie de partido de fútbol que, según él, uno de los dos iba ganando por goleada.
Nueva ideología
Es comprensible y deseable que asumamos los debates con apasionamiento pero se hace necesario hacer unas precisiones para que comprendamos qué están discutiendo estos dos pensadores y cómo podemos aprender de sus reflexiones.
¿Qué dice Slavoj Zizek? Para el pensador esloveno, es cierto que la crisis del coronavirus ha resultado inicialmente en un reforzamiento de las estructuras de poder gracias al confinamiento voluntario de millones de personas, pero que a largo plazo puede desembocar en una nueva manera de pensar, en una nueva ideología basada en la iniciativa del pueblo y la primacía de la ciencia. El golpe mortal sería entonces contra el capitalismo como modo de producción y como cuerpo ideológico, al que podría sucederle un “nuevo comunismo”, que no es otra cosa que la consciencia de que esto no puede seguir así y se necesita un cambio radical.
Hemos dejado atrás aquello llamado “normalidad”. No volveremos a ella. Es más, se avecinan retos más difíciles derivados de la crisis ambiental, económica o alimentaria. Ello indudablemente cambiará nuestros hábitos y nuestra forma de vida. Por ello, para evitar que en el futuro nuestras libertades sigan siendo arrebatadas (como sucede en este preciso momento) tendremos que hacer una transformación radical del mundo.
El “nuevo comunismo” que Zizek propone es un nuevo orden mundial basado en un enfoque colectivo y de coordinación, intensa cooperación entre los gobiernos reconociendo que dependemos unos de otros y una vigorosa movilización de la ciudadanía en el ámbito local. Para él, la única opción viable dentro de un egoísmo racional es garantizar que todos estemos bien para que el individuo también lo esté.
Adiós al modelo neoliberal
¿Qué dice Atilio Borón? El influyente pensador latinoamericano afirma que lo que ha terminado no es el capitalismo como modo de producción sino su expresión neoliberal, es decir, este capitalismo salvaje y desregulado que se ha impuesto en el mundo en los últimos 40 años. Para él, el capitalismo continuará con otro rostro demostrando su enorme capacidad de adaptación. Así, Borón se distancia de Zizek porque no considera que la crisis desemboque en una nueva consciencia y que ante las dos opciones que nos presenta el esloveno, socialismo o barbarie, lo más probable será una vía intermedia, con retrocesos y avances y, en cualquier caso, una continuación de la lucha.
Hay que aclarar que Atilio Borón critica en Zizek cierta pretensión de profeta, es decir, asume que el esloveno está diciendo lo que va a suceder. En eso se equivoca el argentino porque ambos, a su modo, están llamando a la acción y están diciendo que el futuro dependerá de lo que hagamos, no de un desenlace inevitable. La diferencia entre las dos reflexiones, por tanto, está en el nivel de su argumentación. Mientras Zizek habla de lo ideológico, Borón habla de lo táctico. Mientras Zizek nos habla sobre cómo debemos pensar el mundo del futuro, Borón nos está hablando de las luchas inmediatas que se avecinan para construirlo.
La clave
Por ello, las propuestas de los dos pensadores marxistas no son contradictorias, son complementarias. Es cierto que, como dice Borón, no debemos esperar a que nada suceda por sí mismo y que debemos seguir luchando para construir un mundo más justo. Pero también es cierto que, como dice Zizek, cuando luchemos por un mundo diferente tengamos claro que lo que nos estamos jugando no es ya la construcción del socialismo porque nos parece la mejor apuesta, sino que construiremos el socialismo porque es la única opción ante la posibilidad de que la humanidad se extinga.
La clave estará entonces, con Lenin, en ser flexibles en la táctica e inflexibles en la estrategia.
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