Su objetivo declarado es el de hacer frente a China, que se moderniza aceleradamente, pero también confrontar a Rusia y a Corea del Norte. En realidad, es un proyecto intervencionista al servicio de los Estados Unidos, que no renuncia a perder su posición hegemónica
Ricardo Arenales
Bajo la enseña común de que la expansión de la influencia y liderazgo global de China amenaza sus intereses geoestratégicos, los gobernantes de Estados Unidos, Reino Unido y Australia, anunciaron un temerario paso adelante en su recién constituida alianza militar, consistente en que dotarán a Australia de una flotilla de submarinos de propulsión nuclear, iniciativa que de inmediato fue rechazada por China, al considerar que tiene el potencial de convertir esa región del mundo en un nuevo foco de guerra.
En la base naval de Point Loma, en San Diego, California, el pasado 13 de marzo se reunieron, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el del Reino Unido Rishi Sunak y el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, y acordaron dotar a la Marina australiana de naves de propulsión nuclear, que entregarán gradualmente.
Aparte del ejército estadounidense, solamente la Marina británica tiene acceso a esta tecnología considerada como la más avanzada en todo el mundo. Los nuevos submarinos con los que contará Australia podrán operar más lejos y más rápido y darán a la Marina australiana la capacidad de realizar ataques de largo alcance contra enemigos potenciales.
Expansión nuclear
Según el acuerdo, integrantes de la armada australiana serán enviados próximamente a bases navales estadounidenses y británicas donde aprenderán a utilizar los submarinos de propulsión nuclear.
Los líderes de los tres países revelaron este lunes su plan de adquisición y desarrollo de estos navíos en el marco del pacto de seguridad Aukus (Acrónimo en inglés de Australia, Reino Unido y Estados Unidos), visto como un contrapeso a la creciente influencia de China en el Indo-Pacífico. En virtud del acuerdo, Australia comprará a Estados Unidos hasta tres submarinos de propulsión de la clase Virginia durante la década de 2030 y tendrá la opción de adquirir dos más si fuera necesario, lo que elevaría la cifra total a cinco.
China reaccionó de inmediato, diciendo que la dotación de tales naves a Australia y la alianza militar misma amenazan con dañar la paz regional e intensifican la carrera armamentista. Los tres países, dijo China, mantienen una “mentalidad obsoleta de la Guerra Fría”. La presencia de este arsenal, agregó Pekín, torpedea los esfuerzos para alcanzar acuerdos para la no proliferación de armas nucleares.
Dañan la paz
“El programa de submarinos nucleares del Aukus derrocha mentalidad de Guerra Fría y solo servirá para alimentar una carrera armamentística, socavar el sistema de no proliferación nuclear internacional y dañar la paz y la estabilidad regional”, dijo el portavoz de Exteriores chino, Wang Wenbin, en rueda de prensa.
Por su parte, la Misión China en la ONU criticó que “la ironía del Aukus es que dos países nucleares que dicen mantener los máximos estándares nucleares están transfiriendo toneladas de uranio enriquecido de nivel armamentístico a un país sin armas nucleares, claramente violando el TNP (Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares)”.
Ante la contundencia de las declaraciones chinas, el presidente de los Estados Unidos defendió el acuerdo y dijo que tiene como objetivo reforzar la paz en la región. Los submarinos tendrán “propulsión nuclear” y no armas nucleares, puntualizó Biden.
Proyecto intervencionista
Por su parte, el premier británico Rishi Sunak, indicó que en los 18 meses transcurridos desde que se creó la alianza Aukus, los desafíos para mantener la estabilidad en el mundo han aumentado. “La invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia, la creciente asertividad de China, el comportamiento desestabilizador de Irán y Corea del Norte, todos amenazan con crear un mundo definido por el peligro, el desorden y la división», precisó el mandatario británico.
Aukus es un pacto estratégico creado en septiembre de 2021 para “defender los intereses compartidos” de las tres potencias anglosajonas en el Indo-Pacífico. Prevé expandir su alianza en otros terrenos de defensa, desde los misiles hipersónicos a la inteligencia artificial.
Su objetivo declarado es el de hacer frente a China, que se moderniza aceleradamente, pero también confrontar a Rusia y a Corea del Norte. En realidad, es un proyecto intervencionista al servicio de los Estados Unidos, que no renuncia a perder su posición hegemónica en esta parte del planeta y en el mundo entero.
En este momento, hay una escalada militarista y de guerra de las potencias occidentales, y Estados Unidos, que lidera este proceso, hace un juego de guerra a tres bandas, utilizando una expresión de los jugadores de billar: arma la guerra en Ucrania, amenaza a China con el pretexto de defender a Taiwán, y traslada arsenales nucleares al Indo Pacífico, una estratégica región que le permite a Washington meter sus narices en esta parte del mundo.