
Desde hace muchos años, Estados Unidos viene dirigiendo diversos planes de agresión política, económica, financiera, diplomática y militar contra Venezuela, hasta ahora todos fracasados
Alberto Acevedo
Como en la época de los vaqueros caza recompensas del Lejano Oeste norteamericano, la administración de Donald Trump ha ofrecido 15 millones de dólares por la cabeza del presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, y posteriormente ha dispuesto el más grande despliegue naval sobre el Pacífico caribeño y las costas de Venezuela, tras el manido argumento de enfrentar la lucha contra el narcotráfico.
El aspecto más criminal y oprobioso de la medida, que ejecuta el Pentágono norteamericano, es que se da en momentos en que el mundo entero, y Venezuela con una dosis de mayor heroísmo, por las precarias condiciones del cerco económico que se le impone, trata de emplear todos sus recursos y atención a la lucha por contener la pandemia del coronavirus.
La administración norteamericana ha tomado el pretexto del incremento descomunal del narcotráfico, que atribuye a una supuesta comercialización desde territorio venezolano, para tender un cerco naval sin precedentes al país latinoamericano, y en realidad ponerse en disposición de una intervención militar.
Cifras irrelevantes
Trump asegura que el mayor volumen de comercialización de cocaína que ingresa a los consumidores norteamericanos, proviene de Venezuela. Nada más mentiroso. En el último informe, de 2019, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Venezuela ni siquiera figura en el resumen ejecutivo de los países con tráfico de droga. Los niveles de tráfico que se presentan en el país suramericano no son relevantes, para tenerlos en cuenta siquiera para una estadística. Además, porque el gobierno Bolivariano de ese país, se destaca entre los que con mayor ahínco persiguen ese delito.
En cambio, en el registro de la agencia de la ONU sí se anota que el primer lugar en el mundo, por el tráfico y consumo de estupefacientes, lo ocupa Estados Unidos y, en el otro extremo de la cadena, el país que siembra y fabrica drogas, es Colombia. La economía norteamericana, en buena medida se sostiene con el negocio de la droga. Pero lejos están los informes de inteligencia militar de calificar a Estados Unidos como un narcoestado. O a Colombia que es el mayor productor en el mundo, y además el más corrupto. No. El narcoestado es Venezuela.
Lo que en realidad está en marcha, y así lo reconocen las fuerzas democráticas y progresistas del continente, no es un operativo contra el tráfico de drogas, sino una conspiración para atacar militarmente a Venezuela y destruir el proceso bolivariano en ese país.
Fuego en la frontera
El 23 de febrero de 2018 el entonces jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, almirante Kurt Tidd, suscribió el documento titulado “Plan maestro para derrocar a la dictadura venezolana”, que en su momento VOZ denunció y comentó. Allí se proponía “intensificar la denuncia contra el régimen de Maduro (..) calificándolo de criminal, ilegítimo, ladrón de la riqueza del pueblo venezolano y saqueador del tesoro nacional”.
El documento plantea: “Continuar el fuego en la frontera con Colombia, multiplicar el tráfico de combustible y otros bienes, el movimiento de paramilitares, incursiones armadas y tráfico de drogas, provocando incidentes armados con las Fuerzas de Seguridad de la frontera (…) reclutar paramilitares mayormente de los campos de refugiados en Cúcuta, La Guajira y Norte de Santander”.
En una confesión realizada ante un grupo de estudiantes de la Universidad de Texas, el 15 de abril de 2019, el hoy Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo dijo: “Yo era el director de la CIA. Mentimos, engañamos, robamos. Es como si tuviéramos cursos de entrenamiento completos”. William Barr, el actual Fiscal General de la Nación, también tomó cursos de entrenamiento para engañar, mentir y robar, cuando se desempeñó como funcionario de la CIA, entre1973 y 1977.
El problema no es la democracia
Y son precisamente, el Secretario de Estado y el Fiscal General quienes anuncia adelantarán el proceso de juzgamiento por narcotráfico al presidente venezolano, mientras el Comando Sur despliega naves de guerra sobre las costas del país suramericano.
La realidad es que, desde hace muchos años, Estados Unidos viene dirigiendo diversos planes de agresión política, económica, financiera, diplomática y militar contra Venezuela, hasta ahora todos fracasados. A la Casa Blanca no le interesa el nivel de comercialización de drogas ilícitas que pueda darse desde territorio venezolano. Ni siquiera el nivel de democracia en la patria de Bolívar. Va es detrás de los inmensos recursos minero energéticos de ese país.
“El asunto no era Chávez, ni hoy es Maduro, ni mucho menos la democracia, el objetivo es eliminar la Revolución Bolivariana que llevó a los venezolanos a lograr la independencia y soberanía de Venezuela, recuperar las riquezas de su país y construir un modelo político, económico y social incluyente para su pueblo y no, que Estados Unidos y las elites corruptas venezolanas, los exploten y el pueblo vuelva a la miseria y pobreza de la época de los gobiernos, que surgieron del vergonzoso pacto de Punto Fijo y no plegarse al modelo neoliberal, que con esta crisis de salud, muestra no solo su desnaturalización humana, sino también su absoluto fracaso”, escribe el analista Tony López.
Ley del embudo
Dentro del juego a distintas bandas para buscar acorralar al gobierno chavista, Washington ha diseñado también la posibilidad de un ‘gobierno de transición’, bajo la fórmula de integrar un Consejo de Estado en el que no participan ni Maduro ni Guaidó. El organismo de gobierno provisional estaría diseñado por las fuerzas de Guaidó y ante unas futuras elecciones, éste participaría y Maduro no. Y pretenden que las fuerzas bolivarianas acepten semejante coctel. ¡Ingenuos!
El gobierno de Maduro ha rechazado todos los planes que impliquen intervención de potencias extranjeras. Ha recordado que estaba en marcha un diálogo con sectores de la oposición, al que la administración norteamericana se ha encargado de boicotear.
Maduro ha enviado una carta personal a los jefes de Estado y de gobierno del mundo, denunciando el plan de agresión norteamericana que se ha puesto en marcha. Al mismo tiempo anunció el despliegue de un operativo militar denominado Escudo Bolivariano 2020, que implica “la movilización de piezas de artillería para estar preparado para el combate por la paz, el alto al fuego y un acuerdo humanitario”. “Estados Unidos conduce a un peligroso momento en el continente”, advirtió Maduro, y dejó claro que los planes imperiales de nuevo serán derrotados.
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