Avelino Rosas: Proscrito en Colombia, libertador en Cuba

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Avelino Rosas

La primera acción para borrar cualquier recuerdo suyo fue el robo y la desaparición de su cadáver en Ipiales, cerca del sitio donde dio su última batalla

Leonidas Arango*

Durante la guerra de los Mil Días, hace ciento veinte años fue asesinado por sicarios oficiales el general rebelde Avelino Rosas Córdoba, de 48 años y nacido en la población de Dolores, Cauca. De inmediato comenzó una cruzada para borrar la memoria de un hombre que combatió como liberal radical en cinco guerras civiles en Colombia, fue exiliado en Venezuela, Curazao, Costa Rica y Ecuador y obtuvo la gloria en el Ejército Libertador de Cuba.

La primera acción para borrar todo recuerdo de Avelino Rosas fue el robo y la desaparición de su cadáver en Ipiales, cerca del sitio donde dio su última batalla. Siguió el incumplimiento de una Ley de Honores expedida por el Congreso de 1935 y firmada por el presidente Alfonso López Pumarejo, que consideraba que «el General Avelino Rosas sirvió con lealtad y sacrificio a la causa de sus convicciones, y contribuyó a la libertad de los pueblos de América». La ley destinaba cinco mil pesos para erigir en su honor un mausoleo en Popayán.

Invitación a Cuba

El monumento jamás se construyó y de la plata nada se sabe. Sin embargo, algo dejaron los gobiernos liberales: la Asamblea del Cauca rebautizó como Rosas al pueblo natal del general y se expidió una ley que otorgaba una recompensa monetaria a todos los veteranos de guerras civiles. La viuda y las hijas de Rosas hicieron en 1938 todo el trámite legal para cobrarla, pero pasaron diecisiete años y la única peticionaria sobreviviente recibió una cínica negación del gobierno de turno.

Cuando estaba derrotado y exiliado en 1895, Rosas recibió en Curazao una carta del prócer cubano Antonio Maceo que lo invitaba a unirse a la causa de la Independencia: «Usted y algunos amigos colombianos desean venir a Cuba a ayudarnos con su contingente personal. Bienvenidos sean todos los patriotas valerosos y dignos.» Rosas cumplió tres años de intensa actividad militar en Cuba y después de la guerra regresó a Colombia ostentando el grado de General de División del Ejército Libertador y el apodo de León del Cauca, para incorporarse al ejército liberal en los Mil Días en el año 1900.

En año y medio de combates en los Llanos y el Tolima no logró implantar un verdadero sistema de guerrillas entre las montoneras liberales. Víctima de la envidia de sus copartidarios –que ya se sabían derrotados– y de los gobiernistas que juraban matarlo tan pronto dieran con él, pasó a Ecuador para emprender su última campaña bajo el patrocinio del presidente Eloy Alfaro, que también apoyó a Benjamín Herrera y a los liberales que acudieron a buscar su ayuda.

Patriota e internacionalista

En tierras de Nariño fue derrotado, herido y capturado por fuerzas del general conservador Gustavo Guerrero que lo asesinaron a sangre fría en Puerres el 20 de septiembre de 1901 y vejaron su cuerpo en Ipiales.

Los enemigos de Avelino Rosas no han podido borrar en Colombia los rastros del general Avelino Rosas, un militar con las contradicciones de la época y un patriota e internacionalista de siempre.

Los cubanos sí conocen al verdadero Avelino Rosas. El escritor y diplomático Juan Antonio Hernández Machado recoge el sentimiento de sus compatriotas:

«Cuando Cuba lo necesitó, Rosas dijo presente y lo menos que se puede hacer para honrar su memoria y la de tantos latinoamericanos que adoptaron la causa cubana como suya cuando aún no éramos libres, es poder compartir ahora lo poco que tenemos con quienes también lo necesitan. ¡Gracias, General, por su ejemplo y dedicación a la causa cubana! Tratamos de ser fieles a su legado.»

Avelino Rosas sigue vivo.

* Periodista, autor de Avelino Rosas, vivo o muerto (inédito).