El Bárbaro del Ritmo

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Benny More, cantautor cubano.

Del campo cubano a la ciudad, dejó huella en la historia musical latinoamericana

Carolina Tejada Sánchez
@carolltejada 

Benny Moré, un campesino, como él mismo lo resalta en su música, nació en el barrio Pueblo Nuevo de Santa Isabel de Las Lajas, una pequeña población ubicada a pocos kilómetros de Cienfuegos. De allí salió el Bárbaro del Ritmo o el Sonero Mayor como también se le denominó durante su trayectoria musical.

Genio de la música popular cubana, Bartolomé Maximiliano, antes de sus 16 años y sin saber nada de música, aprende a tocar la guitarra con la ayuda de unos colegas. Su tiempo lo comparte entre el corte de caña y su guitarra, así inició sus primeros grupos musicales. En 1935 conforma el primer grupo con algunos trovadores de su localidad con los cuales se inicia en las serenatas.

La perseverancia de un artista innato

En 1936 se traslada a La Habana, allí soñó con el éxito como cantor. Los primeros años y en medio de las dificultades económicas de su tiempo, trabaja como vendedor de frutas y hiervas medicinales en el mercado de la ciudad.  A inicios de los años cuarenta participa en un concurso en la emisora CMQ, denominado “La Corte Suprema del Arte”, del cual fue retirado sin terminar su interpretación. En una segunda temporada del concurso, gana el primer puesto.

El talento de este guajiro, cantador de la canción popular cubana, tenor de la música bailable, quien recorrió las calles de La Habana cantando a capela en bares y esquinas para turistas y transeúntes, logró, paso a paso, conquistar las principales radios y escenarios de la capital, talento que se extendió al continente latino. En una entrevista que concediera en 1951 a la revista Bohemia, relataba su travesía: “Yo había venido a conquistar a La Habana y no me daba por vencido. Había que verme. Yo tenía fe en mi voz, en mis canciones. Me eché una guitarra bajo el brazo y me lancé a la calle a cantarles a los turistas y no me avergüenzo, Carlos Gardel hizo lo mismo que yo. La pasaba muy mal, es la verdad, pero nada superaba la emoción de estar en la gran ciudad, para un guajiro pensar en La Habana era lo más grande de la vida”.

Junto a cantantes como Dámaso Pérez Prado, compuso varios temas que aún suenan sin pasar de su tiempo, Locas por el mambo, Viejo cañengo, El suave, Que cinturita, María Cristina, Pachito eché, entre otros.

Después de un tiempo en México regresó a La Habana para trabajar con la orquesta de Bebo Valdés, un trabajo que sería exclusivo de la emisora local, RHC Cadena Azul. La radio habanera reconocería su voz por siempre.

El reconocimiento a un grande

El pasado mes de noviembre de 2018 y luego de más de 70 años, al tenor cubano le darían paso a la historia musical más influyente del continente latino. El Instituto Latino de Música, ILM, lo integró a las 10 personalidades más influyentes de la música latinoamericana en la centuria de 1921-2021. A la familia del “Bárbaro del Ritmo” se le entregó el premio en la capital de Cuba. Este reconocimiento se da en el marco del aniversario del Instituto Latino de Música, el cual ha otorgado premios a figuras como Pedro Infante y a Javier Solís, conocido como el Rey del bolero ranchero.

Cuentan quienes estuvieron más cerca de Benny Moré, que en sus ratos libres alimentaba gallinas y cerdos en una casa que adecuó para mantener vivas sus pasiones y tradiciones. Su primo Enrique Benítez Mora, El Conde Negro, lo recuerda por su gran sueño con el que llegó a La Habana, y porque le decía: “Yo me quedo en La Habana, o me hago tierra o me salvo”.