En la actual coyuntura preelectoral, que aún se encuentra en un momento frío, donde se piensan las estrategias y se van cuajando alianzas, el semanario VOZ presenta una serie de entrevistas a los distintos candidatos alternativos que hoy aspiran a llegar al Palacio de Liévano
Redacción Bogotá
El año 2019 será el epicentro de un nuevo pulso entre el sector demócrata y la derecha del país. No solo será la agenda del gobierno de Iván Duque con su Plan Nacional de Desarrollo donde se plantea la política económica de los próximos cuatro años, sino que, en esencia, el año será electoral.
Bogotá, la principal ciudad del país en materia económica, política, social, cultural y ambiental, no será ajena a esta disputa. La desastrosa administración del burgomaestre Enrique Peñalosa, a pesar de una fuerte ofensiva política y comunicativa para mejorar su imagen pública que está por el piso, no ha logrado repuntar su favorabilidad en las encuestas ni ha conseguido una percepción positiva hacia su gestión. La ciudadanía percibe un mal gobierno.
Mientras la derecha baraja sus cartas, destacando los nombres del continuista Carlos Fernando Galán o del uribista Samuel Hoyos, las fuerzas democráticas presentan distintos nombres como el del exgobernador y exsenador Antonio Navarro, la exsenadora Claudia López, el concejal Hollman Morris, y el exsecretario de Integración Social, Jorge Rojas.
VOZ buscó a Jorge Rojas, un hombre con altas responsabilidades en la pasada campaña por la presidencia de Gustavo Petro y quien ha anunciado su intención de competir por el Palacio Liévano, por donde había pasado como Secretario de Integración Social, espacio donde impulsó una de las propuestas más agresivas en materia de política social que hubiese conocido el país.
Rojas es periodista, defensor de derechos humanos, animalista, dirigente de la Colombia Humana y ahora precandidato a la Alcaldía de Bogotá.
–¿Cuál es el balance que se puede hacer del alcalde Enrique Peñalosa?
–Con Peñalosa retrocedimos en derechos sociales en Bogotá. Se revierte una tendencia de pensar la sociedad y el territorio alrededor del respeto por el agua, los humedales, los ríos y los cerros; revertimos una visión de adaptar la ciudad en su conjunto al cambio climático; se revierte una perspectiva de inclusión a partir de un ordenamiento que combate la segregación social.
En el 2011 la pobreza multidimensional era del 11.1%. En el 2015 entregamos la alcaldía, con un 4.7%. Significa que 500.000 personas salieron de la pobreza multidimensional en Bogotá, porque hubo jardines, colegios, subsidios de transporte para las poblaciones más vulnerables, etc.; porque hubo más calidad de vida para la gente. No hay otra ciudad en América Latina que pueda demostrar un salto de esa magnitud en derechos sociales. Apenas llega Peñalosa se revierte la tendencia, pasamos del 4.7% al 5.6% en el 2016. No sabemos las cifras del 2017.
–Enrique Peñalosa ganó en el 2015, con un marketing que lo mostraba como un gerente de transporte y movilidad. ¿Peñalosa es o no gerente?
–Nos está es engañado. Todo el discurso de movilidad de la Alcaldía Peñalosa, gira alrededor de Transmilenio. No tiene ni idea qué es un sistema multimodal. Un sistema multimodal es aquel que incluya un metro de verdad es decir subterráneo y pesado, que tenga los tranvías como referente de transporte ecológico y de energías limpias, que potencie los cinco cables que necesita la ciudad, que afortunadamente uno de ellos dejamos licitado y listo para construcción, y el otro que se desechó apenas comenzó la actual administración; ese sistema no se está desarrollando en Bogotá, porque la fórmula ha sido el contaminante sistema de buses rojos en la ciudad.
Bogotá Humana
–La propuesta programática de la Bogotá Humana permitió un salto cualitativo y cuantitativo de la ciudad en la tarea de erradicar la pobreza. ¿Cómo caracteriza esa experiencia?
–Bogotá Humana significó un gobierno de ruptura frente al modelo de ciudad de la institucionalidad. Abrió un camino de gobierno para la izquierda. Lucho Garzón pactó con los cacaos económicos lo que iba hacer y Samuel Moreno sucumbió en la corrupción. Gustavo Petro da un salto progresista, desde el conjunto de la izquierda, en el gobierno de la principal ciudad del país. Permitió repensarse la ciudad en su ordenamiento territorial, en la inclusión social a partir de los derechos, en la identidad de la ciudad. Esa experiencia, con sus aciertos y errores, esa capacidad para trazar una ruta de derechos de la gente, ordenar el territorio alrededor del agua y plantear aportes como política pública para mitigar el cambio climático, nos permitió un gobierno democrático, progresista y de izquierda para la ciudad.
–¿Cuáles fueron los errores que usted considera se cometieron desde la Bogotá Humana?
–Uno de los temas que más movieron el programa de gobierno era la participación de la sociedad local. En esa medida, los procesos de participación no fueron los que solicitó Petro como alcalde y que nosotros quisimos poner en marcha. También la posición de defensa que nos tocó asumir desde la administración. Recordarán los lectores de VOZ que nos quisieron tumbar desde el primer día, lo cual desgastó al movimiento social. Nuestra propuesta era fortalecerlo en función del proceso de transformación de la ciudad, lo cual no fue posible por el permanente hostigamiento hacia la administración. Hay una explicación, pero no hay una justificación.
Volver a ganar
–¿Cuál es la ciudad que propone Jorge Rojas con esta precandidatura?
–La nueva ciudad que queremos construir, debe ser un proyecto de inclusión. Es verdad, nosotros hicimos un esfuerzo con los estratos 1, 2 y 3. Pero también existen estratos 4, 5 y 6, de una clase media que finalmente tiene necesidades sociales. Bogotá necesita una identidad, un pacto democrático, de territorio, por el buen vivir.
Con Enrique Peñalosa retrocedimos, dejándonos un reto importante para los sectores alternativos: Rescatar a Bogotá con una propuesta de ciudad donde el ser humano sea el eje de la política pública y no el cemento.
–¿Cómo leer este proceso pre-electoral?
–Bogotá necesita tener consultas primarias, siguiendo la experiencia de la pasada contienda electoral. Pretender imponer una candidatura sin consultarle a la gente, es un grave error. Pretender ser un candidato, como una aventura individual, no nos va a garantizar la victoria que necesitamos en este 2019. Por eso cuando yo asumí la decisión de ser precandidato, dije que quiero aspirar a la consulta. Porque es el primer paso de responsabilidad política.
Por supuesto, que la consulta la queremos ganar, porque tenemos la experiencia y la capacidad para dirigir la ciudad. De ganarla, espero unidad y compromiso con los acuerdos. De perderla, me verán trabajando sin descanso. Yo llamo a Claudia López, a Antonio Navarro, a Hollman Morris, y demás propuestas de las fuerzas democráticas, que vengan a este pacto por la ciudad.
–Un mensaje para lectores y lectoras de VOZ.
–Lo que pasa es que VOZ me produce cierta nostalgia. En mi juventud fui reportero y corresponsal de este periódico. Lo reinvidico hoy, como una constancia histórica de un ejercicio de la política y el periodismo en función de la transformación democrática del país. El semanario VOZ debe ser epicentro de esa necesaria renovación de la sociedad. Es un testimonio de mucha valentía, porque ser periodista, corresponsal y vendedor de VOZ, fue una acción heroica en los territorios donde se impuso el anticomunismo y la guerra. Así que yo tengo un mensaje de solidaridad y reconocimiento, a la nueva directora, al Consejo de Redacción, y sobre todo, a los fieles lectores del periódico.