Crecen las protestas sindicales y populares. Las movilizaciones pueden radicalizarse si la presidenta de facto insiste en continuar en el cargo
Ricardo Arenales
Venciendo los cordones policiales, que imponen una militarización sin precedentes y en medio de rumores de que sectores de ultraderecha intentarían un nuevo golpe militar, para imponer una junta de gobierno cívico-castrense, esta semana crecieron las protestas de sectores indígenas, obreros y sociales de Bolivia, demandando la salida de la presidenta de facto, Jeanine Áñez, y exigiendo que se cumpla el calendario electoral y no se aplacen las elecciones generales.
La Central Obrera Boliviana, COB, y el Pacto de Unidad, una coalición de fuerzas democráticas y de izquierda, convocaron a la movilización, que comenzó el 3 de agosto pasado y ya copa al menos 300 puntos de bloqueos de calles y carreteras en pueblos y ciudades, y se trasforman gradualmente en un paro nacional de actividades contra la dictadura.
La COB y el Pacto de Unidad agrupan a todas las organizaciones sociales indígenas, que en ese país tienen una extraordinaria capacidad de movilización social y de hecho se han sumado otros sectores de la sociedad, personalidades y dirigentes, entre ellos el Movimiento al Socialismo, MAS, que lidera el expresidente Evo Morales.
Se extiende la lucha social
El pasado 11 de agosto se realizó una multitudinaria marcha en la ciudad de El Alto encabezada por la Federación de Juntas vecinales, organización que exigió la renuncia de Áñez y advirtió que las protestas pueden radicalizarse si la presidenta de facto decide continuar en el cargo. El expresidente Evo Morales sostiene por su parte que si la presidenta renuncia, no habría garantía de elecciones a corto plazo y podría creerse un ambiente favorable a los sectores golpistas.
La Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia, también realizó una protesta masiva el miércoles de la semana pasada en El Alto y anunció que profundizará las movilizaciones en el resto del país. Estas movilizaciones crecen en la misma proporción que los apoyos y respaldo al MAS y a su candidato presidencial Luis Arce.
Eduardo Quispe, uno de los líderes de la federación de trabajadores mineros, y que se viene perfilando como un nuevo factor de poder en Bolivia, reiteró que Áñez debe renunciar, porque no supo responder de manera adecuada a la pandemia del coronavirus y además porque incumplió su palabra y se postuló como candidata a la presidencia en los próximos comicios, algo que había prometido no haría.
Armas norteamericanas
El pasado 6 de agosto se filtró la información de que la presidenta de facto emitió un decreto ejecutivo con el cual autoriza a las Fuerzas Armadas y a la policía a reprimir a los manifestantes que realizan bloqueos en el marco del paro indefinido. Esto motivó la reacción del expresidente Evo Morales, quien afirmó que “se gesta un nuevo golpe de Estado, cuyo plan está a cargo de los generales Iván Ortiz Bravo y Sergio Orellana. Se intenta instaurar un gobierno de civiles y militares. Con ese fin llegaron dos aviones con armas desde Estados Unidos y desplazaron francotiradores a El Alto y Chapare”, precisó el exmandatario.
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