Brexit: Callejón sin salida

0
6069
Británicos contra el brexit.

Theresa May ha sido la única gobernante de la Gran Bretaña, al menos en el último medio siglo, que ha sufrido más de diez derrotas parlamentarias en el lapso de pocas semanas

Alberto Acevedo

En medio de la mayor crisis política del último medio siglo en la Gran Bretaña, la primera ministra Theresa May, solicitó a la Unión Europea y al parlamento de su país, el pasado miércoles 20 de marzo, una prórroga, al menos hasta el 23 de mayo próximo, para abandonar la Unión Europea, en desarrollo del denominado brexit, pero en unas condiciones decentes para su gobierno y su pueblo.

Con el pedido, la situación del brexit se sitúa en una especie de limbo político, en tanto en su país crecen los pedidos para que la gobernante renuncie a su cargo y permita que nuevas formaciones políticas, con ideas frescas, intenten una solución al brexit, envuelto en un atolladero.

El pasado mes de enero, May sometió a votación en la Cámara de los Comunes una propuesta para que se le autorice una versión modificada de la salida del brexit, para presentarla al Consejo Europeo. La propuesta fue rechazada por 230 votos en contra. El pasado 13 de febrero, de nuevo la primera ministra acudió al parlamento con una propuesta similar; esta vez consiguió que 35 legisladores la apoyaran, y los 149 restantes, que participaban en la sesión, rechazaron su pedido.

Que se vaya

En ningún país del mundo, en que se discuta un plan estratégico de largo alcance, se ha visto semejante humillación para un gobernante. Theresa May ha sido la única gobernante de la Gran Bretaña, al menos en el último medio siglo, que ha sufrido más de diez derrotas parlamentarias en el lapso de pocas semanas.

En ese escenario, toma fuerza la idea de que May presente renuncia a su cargo, pues cada día es más evidente su falta de gobernabilidad. No tiene un parlamento que apoye sus planes de gobierno. Y aunque hay sectores que quisieran presentar una nueva moción de censura, de acuerdo a la constitución de ese país, no se puede presentar sino un año después de que un intento de esta naturaleza haya fracasado, como sucedió hace algunas semanas.

El gobernante partido conservador es consciente del desgaste de su líder. Pero no promueven ni la censura ni la destitución, y menos la convocatoria anticipada de elecciones, primero, porque no tienen dentro su partido a un líder capaz de asumir el gobierno, y el reto del manejo del brexit. Y segundo, porque, de acuerdo a las encuestas, de celebrarse elecciones en estos momentos, el seguro vencedor sería Jeremy Corbyn, el hombre que tiene el más definido perfil de izquierda en la política británica.

Fraccionamientos

Y los conservadores, los empresarios y algunos centros de poder, temen más a un socialista que a la desprestigiada primera ministra. La situación es insostenible y el partido de los tories comienza a fracturarse. Una fracción parlamentaria de los conservadores dice que va a defender de manera autónoma la idea de salirse de la Unión Europea, incluso sin un acuerdo que la reglamente. Para ello buscan un líder, que podría ser Boris Johnson.

La semana pasada, tres parlamentarios del partido de gobierno y ocho laboristas, integraron una fracción anti-brexit y por la permanencia en la Unión Europea. Rompieron con sus partidos e integraron el Grupo Independiente, que cuenta con las simpatías del expremier Tony Blair y pretende consolidar una posición de centro dentro de la actual polémica.

El problema, en este pulso de posiciones, es que un brexit sin acuerdo, como el que se ve venir, es rechazado por la mayoría de los gremios, los sindicatos y los partidos, pues piensan que salirse de la Unión Europea sin un mínimo de garantías, provocaría el inmediato desplome de la libra esterlina, y por consiguiente un caos generalizado en el comercio, en las importaciones y exportaciones. No obstante, seis partidos de oposición están de acuerdo con ese brexit sin acuerdos.

Un hipotético acuerdo con la Unión Europea para alcanzar un retiro de la unión en mejores condiciones, implicaría no solo posponer la fecha de salida, prevista para el 29 de marzo, sino que Londres se desmonte de las llamadas “líneas rojas” de la negociación, como son su rechazo a cualquier forma de unión aduanera, a tratados de libre comercio o de libre tránsito.

Decisiones cruciales

Una opción diferente es que el parlamento acoja la fórmula de Corbyn, que propone una salida intermedia: Gran Bretaña saldría de la UE, del Parlamento Europeo, pero mantendría la unión aduanera, el mercado común y la membresía a algunos organismos como la Corte de Derechos Humanos.

Otras opciones, que se abren paso en la medida en que se ahonda la crisis, son la convocatoria a elecciones generales, o la convocatoria a un nuevo referendo, en el que el pueblo decida con su voto si ratifica la salida de la UE, o por el contrario da marcha atrás y opta por la permanencia en el grupo.

Esta última salida puede revertir el proyecto separatista. De hecho, el 75 por ciento de los británicos piensa hoy que el brexit no es la salida adecuada y prefiere la permanencia en la confederación. Theresa May entre tanto oficializó su pedido al Consejo Europeo para que extienda el plazo de salida, y esta se produzca en “forma ordenada”. Pero al cierre de esta edición, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk mantenía su posición de que “no hay nada que negociar”.

Theresa May, primera ministra británica.