Un británico nacido en Nagasaki

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El Premio Nobel de Litetatura. Nació en la “resurrecta Nagasaki”, pero a los cinco años fue llevado por sus padres a Inglaterra

José Luis Díaz-Granados
Especial para VOZ

El 9 de agosto de 1945, el presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, ordenó lanzar una bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Nagasaki. En el ataque murieron 140 mil personas, de las cuales 75 mil fallecieron al instante. Tres días antes había borrado del mapa a Hiroshima, con un feroz ataque nuclear en el cual perecieron en una milésima de segundo 200 mil personas, en su mayoría civiles, niños, mujeres y ancianos. El mediocre gobernante norteamericano acababa de llevar a cabo el mayor genocidio de la historia de la humanidad cuando ya Japón estaba derrotada desde meses atrás.

Nueve años y tres meses después, nacería en la resurrecta Nagasaki un niño que se llamó Kazuo Ishiguro, quien, a los cinco años fue llevado por sus padres a Inglaterra. Cuando se convirtió en escritor dos décadas después, expresó: “Si van a crecer sin traumas, todos los niños tienen que ser engañados”.

Ishiguro no ha olvidado jamás sus raíces niponas y hasta que cumplió los 30 años se nacionalizó como ciudadano británico. En su infancia estudió piano. Más adelante cursó estudios de literatura en las universidades de Kent y East Anglia, y sólo cuando publicó su tercera novela, Los restos del día, en 1989, por la cual recibió el Premio Booker, volvió a la ciudad que lo vio nacer.

Recuerdo de un Japón amable

En una entrevista que concedió luego de ese viaje, Ishiguro declaró que él tenía el recuerdo de un Japón amable que sólo existía en su imaginación. Y agregó: “Me encuentro muy distante de Japón. Sé que siempre ha existido un conflicto con China y el Sudeste Asiático en lo referente a la historia de la Segunda Guerra Mundial, pues los japoneses han decidido olvidar que fueron agresores y todo el horror que el ejército imperial hizo en esos países en aquellos años”.

El joven Ishiguro escribió inicialmente cuentos y guiones para seriados de televisión. Después se dedicó exclusivamente a escribir novelas, en su mayoría sobre temas japoneses de la postguerra, el nazismo y episodios anteriores a la guerra mundial, con recuerdos puntuales y personajes con problemas de angustia recurrente.

Su novela más famosa, Los restos del día, trata sobre la vida de un hombre que ha sido mayordomo de una mansión que perteneció a Lord Darlington, ya fallecido. Ocurre una serie de peripecias narrativas en las que el personaje-narrador descubre que su antiguo patrón se había dejado seducir por el fascismo y había trabajado por una alianza entre Inglaterra y Alemania. El mayordomo tiene entonces conflictos de conciencia por haber trabajado para un hombre despreciable e indigno.

Esta obra ha sido traducida a más de veinte idiomas y llevada al cine con bastante éxito, pues fue nominada en ocho modalidades a los premios Oscar. La película, dirigida por James Ivory, tiene como protagonistas a Anthony Hopkins, Emma Thompson, Christopher Reeve y Hugh Grant.

Ocho novelas en total, junto con breves colecciones de cuentos y relatos, constituyen la obra literaria del nuevo Premio Nobel. No se conocen poemas de su autoría ni ensayos críticos. Sus novelas más célebres, además de Los restos del día, son: Nunca me abandones y El gigante enterrado.