
El pasado 12 de mayo se conmemoró el Día Internacional de la Enfermería. En momentos de pandemia, es justo reconocer esta labor realizada desde tiempos antiguos, principalmente por mujeres
Renata Cabrales
@RenataRelata
“Mi vocación como enfermera y luchadora por la vida, me surgió cuando era muy niña, en la vereda, cuando veía a la gente morir sin recibir servicios de salud, quizás por la distancia o porque el Sumapaz no ha sido nunca prioridad para el Estado colombiano. Ese era mi sueño, ayudar curando heridas, salvando gente: mi mayor sueño era ayudar”. Así comienza su relato, Rosa Dueñas, una mujer que, aunque no ejerce la enfermería en ninguna institución en especial, ha dedicado su vida al cuidado de quienes lo necesitan, como forma de solidaridad.
No podemos negar que la historia de la enfermería es la historia de los cuidados, de las relaciones sociales e interpersonales. La enfermería antes de ser denominada una profesión, se llevó a cabo como ejercicio de cuidado, el conocimiento de las personas que realizaban estos cuidados era intuitivo, pues no se exigía una preparación específica ni se esperaba una retribución económica por su práctica. Esta era una actividad esencial en cualquier forma de sociedad y la realizaban en su mayoría, las mujeres. La enfermería nace de la solidaridad y el amor por la humanidad.
Brujas y sanadoras
En tiempos pasados las mujeres fueron sanadoras autónomas y sus cuidados fueron muchas veces la única atención médica al alcance de los pobres y de las propias mujeres, siempre han sido sanadoras. Fueron las primeras médicas y anatomistas de la historia occidental. Practicaban abortos y ejercían como enfermeras. Las mujeres fueron las primeras farmacólogas, ya que realizaban cultivos de hierbas medicinales y los secretos del uso de estas hierbas los transmitían de forma generacional. Lo más importante, las mujeres fueron parteras y ejercían esta labor humanitaria de pueblo en pueblo, debido a las condiciones de pobreza de las pacientes. Debido a esta labor eran consideradas mujeres sabias, pero las autoridades religiosas las catalogaban como brujas. La medicina constituye así, un legado ancestral de las mujeres.
Es de saber que durante la Edad Media los abortos los realizaban las sanadoras, mujeres expertas en la práctica de la curandería, esas que eran llamadas brujas”. Por estas y otras razones fueron perseguidas durante la Edad Media, por miembros de la Inquisición.
Qué diferencia hay entre una perseguida curandera humanista de la Edad Media y otra, no menos estigmatizada enfermera revolucionaria, que bajo las ondas de la bandera de la solidaridad eligió la enfermería porque:
“La vida me puso allí para revolucionar, para aportar, para luchar contra un sistema que no brinda garantías, que se roba la vida, que recorta presupuesto, que impone una ley 100, que recorta la salud y reprime a los que servimos, pero también a quienes deben beneficiarse: a los más pobres. Es por ello, que las enfermeras, luchadoras, nos hemos permitido abrir un espacio en la lucha sindical, en defensa del no cierre de los hospitales públicos, por una mejor salud para el pueblo, por una mayor cobertura a los más desfavorecidos que, en últimas, son quienes tienen que vivir el paseo de la muerte”, afirma Rosa Dueñas.
Año Internacional de la Enfermera y la Matrona
Hablando de labores históricas de cuidado, tal vez no es casual que el día de la enfermera, día de la partera y día de la madre se celebren el mismo mes de mayo.
El pasado 12 de mayo se conmemoró el Día de la Enfermería en el mundo; una celebración en medio de una terrible pandemia mundial. Y lo que sí parece una cruel casualidad es que en este 2020 se planeara celebrar el bicentenario del nacimiento de Florence Nightingale, precursora de la enfermería moderna y por tal razón, el pasado mes de mayo, la 72ª asamblea de la Organización Mundial de la Salud acordó por unanimidad que este año sería el Año Internacional de la Enfermera y la Matrona.
Muy merecido este reconocimiento en Colombia para enfermeras como Rosa Dueñas, que han entregado su vida a la causa humanista y revolucionaria, en un país cuyos gobiernos no reconocen su misión en la sociedad y les han negado históricamente sus derechos laborales:
“Es por ello, que las enfermeras, luchadoras, nos hemos permitido abrir un espacio en la lucha sindical, en defensa del no cierre de los hospitales públicos; por una mejor salud para el pueblo, por una mayor cobertura para los menos favorecidos, que en últimas, son quienes tienen que vivir el llamado paseo de la muerte, debido a la exclusión inhumana de los hospitales, cuando no tienen con qué garantizar el pago de una EPS…Y aunque nuestras luchas han sido incesantes, a la vez, han sido batallas infructuosas. Un ejemplo de esto es el cierre del Hospital San Juan de Dios, que por 500 años fue un baluarte para el pueblo, estudiantes y trabajadores, y hoy cierra las puertas con su historia, su estructura y su humanidad. En este momento la única orden es demolerlo”.
La primera enfermera de la historia
Florence Nightingale fue la primera enfermera en el mundo. La enfermería surgió en la Guerra de Crimea, gracias a las propuestas de sanidad para los enfermos realizadas por Florence Nightingale. La vocación humanista de la mujer la condujo a crear propuestas de sanidad, para los enfermos y la sociedad en general, lo que la hizo popular en la Guerra de Crimea.
En 1860 fundó la una escuela para enfermeras The Nightingale School, que actualmente se encuentra en funcionamiento en el estado de Taverham del Reino Unido.
Sin duda alguna, la labor de enfermería ha sido reconocida y merecedora de la admiración del mundo entero en estos momentos de crisis, debido a la pandemia del coronavirus.
Enfermeras y enfermeros han estado en la línea del frente para combatir el virus y salvar la vida de las miles de personas que han resultado contagiadas por la enfermedad. Todo esto, pese a los riesgos que corren para su propia salud; a pesar de la escasez de implementos de protección y sin importar que la sociedad histérica un día los aplauda y al otro los violente por estar supuestamente infectados.
En el caso colombiano, da vergüenza que el gobierno neoliberal y egoísta de Duque les haya negado sus derechos laborales, mientras de forma descarada el presidente sale en su programa de televisión, el mismo en el que ha invertido el dinero de la paz para “mejorar su imagen”, a decir de forma cínica que los héroes y las heroínas (como si el personal sanitario estuviera combatiendo en una guerra) merece muchos aplausos y la bendición del “Divino Niño”.
A este respecto, resalta la enfermera entrevistada, que otrora luchó por el rescate del histórico Hospital San Juan de Dios: “Vemos ahora, en plena pandemia covid-19, que los recursos se han ido para la guerra y el personal sanitario debe luchársela para atender esta crisis de salud y económica sin garantías, sin dotación, con horarios extensos, malos tratos, sin elementos de bioseguridad, y esto para el Estado no es importante… La pandemia sacó a la luz toda la mezquindad del capitalismo y, sin embargo, sin garantías exponemos nuestra salud por el compromiso de salvar vidas y cumplir nuestro juramento ético”.
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