Calentamiento urbi et orbi

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Miles de personas sufren en todo el mundo los efectos del aumento de la temperatura y de la crisis ecológica global.

Las cumbres sobre cambio climático han sido torneos de oratoria, en los que cada gobierno proclama ambiciosos objetivos, y bajo cuerda boicotea cualquier compromiso

Ricardo Arenales

Las oleadas de calor que por estos días han azotado a la mayoría de países del hemisferio norte, desde Grecia hasta California, pasado por España y Portugal, con  temperaturas promedio de 40 grados centígrados, han provocado nuevas exhortaciones de la comunidad científica internacional para que tome correctivos sobre los efectos, ya casi inatajables del llamado calentamiento global, y más que eso, de la crisis ecológica generalizada, que va más allá del brutal aumento de la temperatura.

En Portugal, el pasado 4 de agosto las principales ciudades del país registraron temperaturas récord de 46 grados centígrados. En la ciudad de Córdoba, en España, la temperatura ascendió a 44 grados, mientras en Holanda comenzó a derretirse el asfalto en importantes vías, y en Francia las autoridades tuvieron que cerrar un reactor nuclear, mientras disponían mecanismos extraordinarios para enfriarlo.

Países como Argentina, Uruguay y Bulgaria, registraron las más altas temperaturas de todos los tiempos, de acuerdo al reporte de las agencias internacionales de noticias. En Estados Unidos, donde el año pasado el presidente Trump retiró a su país de los acuerdos de París sobre cambio climático, pues en su opinión este no es más que un ‘cuento chino’, al menos ocho personas murieron, entre ellas dos bomberos, y 17 más estaban desaparecidas el pasado fin de semana, a causa de devastadores incendios en California.

El planeta se derrite

En la zona, al menos 38.000 personas recibieron orden de evacuación por parte de las autoridades. La misma fuente indicó que actualmente hay 89 grandes incendios forestales en 14 estados de los Estados Unidos.

Esta cadena de desastres coincide con la aparición de un informe de la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica y la Secretaría Estado­uni­dense de Meteorología, que confirman que la emisión de gases de efecto invernadero alcanzó un nuevo récord en 2017, y sus consecuencias son las tormentas, las sequías, las altas temperaturas y el deshielo de la superficie glaciar en el Ártico.

El informe, divulgado el 3 de agosto, y en el que trabajaron 450 científicos del mundo, advierte que el calentamiento de la tierra se acelera por efectos de la combustión de combustibles fósiles. El informe pone de manifiesto el empeoramiento del clima en el mundo en el año que transcurre. Precisa además que los tres gases de efecto invernadero más peligrosos en la atmósfera: el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, alcanzaron un nuevo récor de 405 partes por millón.

Estrategias de mitigación

Otro estudio reciente, liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que recopila datos de 412 ciudades en 20 países, concluye que la mortalidad por las olas de calor aumentará drásticamente en los próximos años. En España, este tipo de fallecimientos aumentará en un 292 por ciento, en relación al período 1971-2010. En ciudades como Sídney y Melbourne, el aumento de la temperatura podría duplicarse.

Semejante destino de la humanidad podrían revertirse, señala este informe, en las regiones donde se apliquen estrategias de mitigación para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y al mismo tiempo se apliquen correctivos para mejorar la atención sanitaria, reducir la pobreza, promover la siembra de árboles y la adecuación de viviendas a las altas temperaturas.

Pero esto en realidad no es más que un buen propósito, por cuanto en la práctica el fenómeno del calentamiento global se agrava por la gestión de gobernantes que desprecian el bien común y excluyen el tema ambiental de sus agendas. Las cumbres sobre cambio climático han sido torneos de oratoria, en los que cada gobierno proclama ambiciosos objetivos, y bajo cuerda boicotea cualquier compromiso, lo que pone en evidencia la incapacidad del modelo global de economía de mercado para enfrentar y resolver la crisis ecológica.

Millones de víctimas

El aumento a escala global de los promedios de temperatura, con pérdida de vidas humanas, no es el único efecto del cambio climático. Ahora las sequías son más largas; los ciclones y tormentas tropicales más fuertes y más frecuentes; avanza el deshielo del casquete polar ártico; se registran aumentos de la temperatura en Siberia y en los países escandinavos.

Estos efectos sumados, arruinan la economía y la vida de millones de seres humanos; arrasan las cosechas, destruyen la infraestructura, aumentan la frontera de la tierra desértica, incrementan las enfermedades, la escasez de agua, los desplazamientos y ponen al mundo al borde de nuevos conflictos bélicos por la sobrevivencia.