Camilo regresa

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Camilo Torres, acuarela del maestro Calarcá.

Este nuevo libro del padre Javier Giraldo, como un registro onírico, logra rescatar la validez del pensamiento de Camilo Torres Restrepo, que para este mes se cumplen 54 años de su muerte

Carlos Medina Gallego
@CarlosMedinaG1

Camilo “regresa” es un interesante trabajo de imaginación sobre una de las figuras más emblemáticas de la historia de la segunda mitad del siglo XX: El sacerdote revolucionario Camilo Torres Restrepo, muerto en combate el 15 de febrero de 1966, cinco meses después de haber ingresado a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional -ELN-. Resulta interesante, porque está escrito como una reflexión sociológica y política de la relación entre el pasado próximo y el presente real, en una contrastación imaginada de las ideas y discursos de Camilo con los distintos imaginarios colectivos del presente, colocando a prueba, sobre una realidad palpable, la vigencia de su mirada política y social del país.

Su autor es un ser humano de profundas convicciones humanistas, sólidos principios éticos y morales que se ha parado con rectitud frente a las ofensivas que el establecimiento ha descargado sobre su acción pastoral y su compromiso social: el padre Javier Giraldo.

Estos registros oníricos, como los llama el padre Javier, no resultan ser otra cosa que un llamado, desde lo ético y humano, para pensar en voz alta y de manera colectiva, la validez del pensamiento de Camilo, en particular, de su imaginario de reivindicaciones, elemental en una sociedad necesitada de transformaciones urgentes, en el marco de un mundo cuyo modelo de desarrollo económico se construye en contravía de la condición humana.

El autor llena una necesidad que hemos tenido todos en algún momento: preguntarnos si regresara Camilo, cuál sería su lectura del actual momento histórico; qué pensaría de los cambios operados en el mundo en las últimas cinco décadas, comenzando por la crisis del socialismo real; cómo releería la actual situación de la izquierda democrática colombiana en el contexto de la postguerra fría; qué nuevo diálogo establecería con la Iglesia, empresarios, fuerzas armadas, guerrilla…, qué mensaje traería para las mujeres, jóvenes, indígenas, desplazados y víctimas de la violencia; qué recriminaciones o consejos haría a estudiantes, campesinos, sindicalistas, organizaciones sociales y de Derechos Humanos; qué demandaría de la comunidad internacional…, cuál sería el programa de un Nuevo Frente Unido para responder a los retos del mundo de hoy…

Más allá de todas las estigmatizaciones que se puedan construir sobre lo necesario o no de las revoluciones, este relato nos ubica frente a la vigencia del contenido de la lucha amorosa de Camilo, cuya revolución no consiste en otra cosa que en la pretensión de garantizar al ser humano las condiciones requeridas para vivir con dignidad: es una lucha por el derecho a la vida, a la soberanía alimentaria de la nación, hecha alimento en la boca de los humildes y desposeídos; es una lucha de los desarrapados por el derecho al abrigo y la vivienda; de los enfermos por el derecho a la salud, atención y medicamentos; de los analfabetas postmodernos por el derecho a la educación, ciencia, cultura y arte; de los desocupados por el derecho al trabajo bien remunerado y estable; del ser humano por sus derechos, de la sociedad por la democracia, de la nación por sus recursos y su soberanía. Y nada de esto justifica que un solo ser humano sea asesinado, perseguido, encarcelado, toda esa revolución debía darse de manera natural, como resultado del amor eficaz del ser humano por sí mismo, por la vida…

Camilo “regresa” es una invitación a salir a caminar de la mano de niños y mujeres, de ancianos y jóvenes, de trabajadores, obreros, empleados, campesinos, mineros… de las comunidades negras e indígenas, de los pobres y marginados, de las víctimas y desplazados, de las clases populares… en la búsqueda del tiempo perdido que nos arrebata la violencia, el cual debía haberse llenado de amor eficaz, de la felicidad del pueblo en un país libre y soberano, preñado con los sueños de Camilo y la gente.