El camino es la unidad para la movilización y la lucha electoral

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Movilización del movimiento indígena. Foto Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC.

La movilización indígena que reclama el cumplimiento de lo pactado por el Estado colombiano en anteriores movilizaciones y en el acuerdo de paz con las FARC-EP, ha colocado nuevamente a los sectores sociales y democráticos del país a la ofensiva. El paro de Fecode, las marchas contra la desnaturalización de la JEP, la preparación del paro nacional, la oposición al Plan Nacional de Desarrollo presentado por el gobierno, son síntomas de un nuevo momento político.

En el marco de esa situación, el estreno de la figura de la réplica a la alocución presidencial sobre las objeciones gubernamentales a la Ley estatutaria de la JEP, por parte de todos los partidos de oposición en cabeza de la representante Juanita Goebertus, marca una acción política positiva, que debe ser estimulada en el seno de los sectores alternativos. Pero tal vez lo más positivo de esta primera intervención colectiva y unitaria, sin desmedro de los argumentos allí presentados, fue el llamado a la movilización ciudadana a respaldar el acuerdo de paz con las FARC-EP.

La acción parlamentaria unitaria que se ha desarrollado en la última etapa es un aporte importante a este escenario. Los debates frente al PND, las audiencias conjuntas sobre distintos temas de interés popular, la defensa del acuerdo de paz, han hecho que la bancada de oposición multiplique su capacidad política.

Por eso cobra importancia el esfuerzo unitario que se presentó al país con la “Convergencia por la Defensa de la Vida, la Paz y el Territorio”, que vincula a MAIS, Colombia Humana, Fuerza Ciudadana y a la UP, que tiene como propósito darle continuidad a la propuesta política presentada en primera vuelta presidencial de las elecciones pasadas, acompañar la movilización social y abrir el camino para construir acuerdos con otras expresiones políticas alternativas, así como con sectores sociales que pretenden participar en las elecciones locales del próximo mes de octubre.

Este acuerdo debe ser desarrollado política y programáticamente en el contexto de cada territorio, buscando su ampliación, de manera que logremos que los sectores alternativos alcancen la mayor representación política, a favor de una política de la vida, la paz y el territorio.  Debemos trabajar por garantizar candidaturas a alcaldías y gobernaciones lo mas unitarias posibles, utilizando mecanismos como las consultas, encuestas o acuerdos políticos. De igual manera debemos construir listas unitarias a edilatos, consejos y asambleas utilizando las listas de coaliciones que legalmente tienen el camino expedito para su presentación. Este acuerdo debe permitir superar las talanqueras legales que se generan por la negación arbitraria de la personería jurídica a la Colombia Humana y permitir que sectores sociales presenten sus liderazgos al escrutinio electoral.

Este acuerdo debe ser una herramienta que permita confrontar de manera mas eficiente a las mafias locales que quieren seguir exprimiendo las arcas territoriales.

Pero sobre todo este acuerdo debe potenciar la movilización, la acción de calle, la preparación del paro y el fortalecimiento de las organizaciones sociales y comunitarias.

La unidad en la movilización y la lucha electoral es el camino que debemos abrir en las presentes circunstancias políticas.