Desde Berlín
Queridos compañeras y compañeros. Mi nombre es Alexandra Jaspers. En la Universidad Humboldt de Berlín estoy estudiando periodismo y ciencia de los medios de comunicación con un enfoque en el periodismo. Desde mi infancia también he estado involucrada en varios grupos revolucionarios por la causa de la clase obrera. En este momento estoy investigando para mi tesis de maestría sobre «La prensa comunista en el siglo XXI». Debido a la crisis de coronavirus, no hay actividad universitaria en este momento. Esto me da tiempo para ocuparme intensamente de mi trabajo. He elegido este tema porque creo que incluso en la era de Internet es sumamente importante que todos los sectores de la población (incluidos los que no están conectados a la red) puedan informarse sobre la lucha revolucionaria. Pero esta no es la única razón. Mi padre, que murió hace dos años, también era periodista y también un comunista apasionado. También veo mi trabajo como una reminiscencia de mi padre, que me enseñó desde muy temprano a distinguir el bien del mal. Por cierto, el foco principal de mi trabajo es la prensa comunista de América Central y del Sur. En este momento estoy recopilando una selección de diferentes ejemplos sobre este tema. Por lo tanto, me gustaría preguntarle si podría enviarme una copia de su periódico VOZ por correo a Berlín. Por cierto, ya que el diseño y el papel de la publicación también está en juego, los archivos PDF no me ayudan. ¡En nuestra universidad, por desgracia, sólo se permiten los originales para una tesis de maestría! Estaría muy feliz si pudiera ayudarme (incluso en estos tiempos difíciles) con los preparativos de mi tesis. Atentamente Alexandra Jaspers, vía email.
VOZ: Querida Alexandra. Con mucho gusto, después que pase la crisis derivada del Covid 19 en el mundo entero, el semanario VOZ hará todo lo posible por enviarte materiales impresos de nuestro periódico y así poder ayudarte en la tesis sobre periodismo comunista en América Latina que estás adelantando.
Al Alba
Cuando apenas padecía un día de esta cuarentena, en un inevitable arrebato de nostalgia “cineclubística” publiqué acá en Facebook, una de las canciones que más me recordaba mi época de orgulloso integrante del movimiento cineclubista, esa época en la que paseaba mis ganas de cine y trago barato por la ciudad de las murallas, presentando películas en la universidad de Cartagena y la Alianza Francesa, junto a aquellos amigos que comenzaban a ser familia. La canción era “Las cuatro y las diez” de Luis Eduardo Aute. Esa primera estrofa “Fue en ese cine, ¿te acuerdas? en una mañana al este de Edén. James Dean tiraba piedras a una casa blanca, entonces te besé” no dejaba de dispararme flashbacks de aquel tiempo en el que mi felicidad brincaba de mis manos a las manos de mis amigos. Aute, Silvio, Fito, Godard, Subiela, Hitchcock y muchos más, sin tener idea de nuestra existencia, le pertenecían a un grupo de “vales”, que, en esa suerte de microcosmos caribe, intentaba pasarla bien en medio de las carencias económicas y unas inagotables ganas de trascender. Para ser más exacto, el mundo nos pertenecía, o por lo menos ese pedacito de mundo al que veíamos infinito. Hoy cuando este “maldito baile de muertos” se lleva Luis Eduardo Aute, la canción que no deja de golpear mi cabeza es “Al alba”, ese himno contra la ignominia franquista; un canto de despedida que quedará para siempre inmortalizado, como un hermoso homenaje a los fusilados el 27 de septiembre del 75, últimas ejecuciones del franquismo. En este momento, cuando medio mundo “teme a la madrugada” ante la incertidumbre de lo que viene, no dejo de pensar en Cartagena y en esas manos donde bailó mi felicidad. Atentamente Gabriel Ramón Pérez.