Cartas

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La volvemos a tumbar

Es increíble cómo la gente común y corriente sigue defendiendo el pedazo de bronce que llamaban estatua sin entender la gran ofensa que era para todos los indígenas la imagen del genocida Sebastián de Belalcázar. Confieso que yo desconocía la historia detrás de ese nombre. Ahora que conozco la verdadera historia, estoy del lado de nuestros pueblos indígenas; y si la vuelven a poner ¡La volvemos a tumbar! Atentamente Fabián Royero, vía Facebook.

El morro de Tulcán

Cuando hablamos de historia ¿De cuál historia hablamos? El morro de Tulcán es un lugar sagrado cuya propia topografía es en sí misma una obra monumental. El morro no es una colina natural, es una construcción humana realizada hace por lo menos 800 años, ¿una obra de arte? El acto del derribo de la estatua, ejecutado por el pueblo Piurek (Misak), con la compañía de los pueblos Nasa y Pijao, tras un juicio histórico a Belalcázar por crímenes de genocidio, esclavitud y despojo, es tan profundo que no solo quiebra la narrativa establecida de la historia, también pone en juego nuestros criterios estéticos y nuestra visión común del patrimonio. Ayer no se derrumbó un monumento, sería más preciso decir que se restauró un monumento más antiguo. Atentamente Iván Ochoa, vía Facebook.

Una masacre

La revelación por parte de Temblores ONG de un video de la noche del 9 de septiembre donde queda en evidencia como la Policía Nacional tiró a matar a los manifestantes es indignante. Fue un asesinato, una masacre, pues voluntariamente accionan las armas y su propósito es darle al que sea para provocar muerte. En otros países dispersan a la población con las lacrimógenas, balas de goma, chorros de agua, aturdidoras, etc., pero aquí tiran a matar. Ya ningún lugar es seguro afuera. O te atracan las ratas o te mata la Policía. ¿Dónde iremos a parar como país? Atentamente Joséx Xam, vía Facebook.

Desde México

Reciba un atento y solidario saludo extensivo a los y las colaboradoras de VOZ, La verdad del pueblo. En México celebramos el 36 aniversario del diario La Jornada, un rotativo que se ha identificado y pronunciado a favor del sindicalismo independiente, las luchas heroicas de las mujeres, los campesinos, trabajadores de la educación, desempleados y de quienes aspiran a que se haga realidad, poco a poco, la Cuarta Transformación de México. Hace unas horas observé el video donde el presidente colombiano Iván Duque recibe con elogios al enviado de Donald Trump, el señor Pompeo. Solamente faltó que le diera un beso. Evocó la identidad de Estados Unidos y Colombia en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Duque piensa que todo el mundo se come el cuento, tanto en Colombia, como en Estados Unidos, que él y su mentor, Álvaro Uribe Vélez, han luchado contra el narcotráfico. Lo que sabemos y está documentado es que Uribe y Duque han sido beneficiados por los carteles de la droga y por supuesto también ellos, como jefes del poder ejecutivo, sirven a los altos intereses financieros del narco y al proyecto imperialista de Donald Trump. Da vergüenza escuchar las mentiras de Duque y su servilismo ante Pompeo. Atentamente Fernando Acosta Riveros, vía email.