La brecha socio – económica entre el país urbano y rural no disminuye comparando los dos últimos censos de 2005 y 2018. Se mantiene la tendencia de migración del campo a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida
Iván Posada P.
Con no pocas inquietudes sobre la metodología empleada para el Censo de Población y Vivienda, el DANE, Departamento Administrativo Nacional de Estadística, publicó los resultados consolidados. En población, somos 48’258.494 habitantes, de los cuales el 51,5 por ciento corresponde a población femenina y 48,8 por ciento a masculina, y la tasa de crecimiento es de 0,91 por ciento anual. Por ciudades Bogotá tiene la mayor población (7,2 millones de habitantes); Medellín (2,4 millones); Cali (1.8 millones) y Barranquilla 1,2 millones.
El empadronamiento de 2018 confirma la tendencia a la urbanización del país con respecto a 2005: el 77,1 por ciento de los habitantes (37’200.000), viven en cabeceras municipales; el 15,8 por ciento (7’600.000) habita en zonas rurales y tan solo un 7 por ciento vive en centros poblados rurales. Esta migración hacia los centros urbanos se explica por la búsqueda de mejores oportunidades laborales y de educación. (Ver tabla 1).
Lo anterior debe llamar la atención de las autoridades respectivas para diseñar una política pública en materia laboral que disminuya la informalidad y genere puestos de trabajo estable en los centros urbanos.
Contradicción campo – ciudad
Se corrobora una vez más la brecha entre el país urbano y rural en cuanto a vivienda, servicios públicos, acceso a salud, educación, vías de comunicación, ingresos, nivel de pobreza, etc.
Precisamente el acuerdo final entre el gobierno y el movimiento insurgente de las FARC-EP contiene todo un capítulo de compromisos para superar las grandes diferencias económico – sociales acumuladas a lo largo de décadas: Reforma Rural Integral que propicie la transformación estructural del campo (tierras, construcción de la red de vías terciarias, infraestructura para vivienda, salud, educación, etc.).
Tendencias demográficas
Una de las principales es la disminución de la población joven (menores de 15 años) y el aumento de la población mayor de 65 años, señal que la población colombiana se envejece cada vez más rápido. Para hacerse a una idea de este fenómeno, por cada 100 personas menores de 15 años hay 40 adultos mayores de 65. En cifras globales, la población mayor de 65 años representa el 9,1 por ciento del total nacional, unas 4’300.000 personas. Este hallazgo es una alerta para que Planeación Nacional diseñe las respectivas políticas públicas para mejorar la calidad de vida de esta franja de población en aumento. (Ver tabla 2).
Las nuevas familias
Las familias numerosas con 5 o más miembros han disminuido en forma importante: en 2005 representaban el 33 por ciento del total, en 2018 son el 17 por ciento, una reducción del 50 por ciento.
El papel de las mujeres
Los resultados de igual forma muestran que el nivel académico de las mujeres además de que ha aumentado con respecto a 2005, supera al de los hombres. En la medida que el nivel educativo de las mujeres aumenta, ellas aplazan el momento para engendrar hijos, una de las causas, no la única, de la reducción del número de hijos en las familias convencionales: de 3,9 en 2005 a 3,1 en 2018. Así mismo las cifras revelan un crecimiento importante de los hogares unipersonales.
Los cambios socio – económicos, culturales, laborales, que se han producido desde el censo de 2005 al actual, deben llamar la atención de gobierno central para disponer los recursos económicos, logísticos y de todo orden para hacer frente a las transformaciones que tienen lugar entre censo y censo.